¿Se puede ser infiel por única vez o la persona que engaña tiende a repetir el engaño múltiples veces?. Esa es la pregunta que se hacen muchas personas cuando descubren que han sido engañadas y se preguntan: ¿Qué pasa si lo perdono y en breve me vuelve a ser infiel?
"En la cabeza del infiel se dirime el clásico conflicto humano: la tentación y la culpa, ganando casi siempre la tentación. La forma de acallar la culpa y convencerse de la consumación del acto infiel es esgrimir un montón de justificaciones, ejemplo: “está será la última vez”, “no hay forma de que mi pareja se entere”, “quizá ella (o él) lo hace y yo no me entero”, “infidelidad es enamorarse, no lo es si solo se tiene sexo”, “todos podemos ser infieles, la monogamia no existe”", asegura el doctor Walter Ghedín, psiquiatra y sexólogo.
Para el que está ducho en estas cuestiones, sortear las razones morales es un ejercicio que sale “de taquito”; siempre estarán las excusas que justifiquen sus llegadas tarde, las ausencias o la reunión inesperada. Y como todo en la vida, la experiencia cuenta: cada nuevo encuentro o relación “tramposa” sumará manchas al tigre.
"Sin embargo, para aquel que se prepara para ser infiel, el “derecho de piso” es inevitable: estará sometido a la duda, al miedo, a un estado de alerta constante, y por supuesto, a la inevitable culpa. Ahora bien, no es lo mismo “picar” y huir que quedarse libando en las mieles de la doble vida", asegura el especialista.
"En el primer caso es una conducta que emerge con la convicción del “toco y me voy”. En cambio, el que se queda, construirá un rol más o menos complejo, en el cual la fábula, los subterfugios, la “cara de póker” o de “perrito sufriente” serán recursos dramáticos para actuaciones memorables", agrega Ghedín.
Las clásicas excusas
Asesoró: Doctor Walter Ghedín, psiquiatra y sexólogo