La importancia de repensar aquellas cosas que hacemos de forma automática (y animarse a cambiar) - Revista Para Ti
 

La importancia de repensar aquellas cosas que hacemos de forma automática (y animarse a cambiar)

Es importante cuestionar las acciones automáticas que realizamos a diario, especialmente en el ámbito laboral. Nuestro cerebro, en su afán de ahorrar energía, tiende a aferrarse a lo conocido, lo que puede dificultar el cambio. La Terapia Transformacional Rápida nosa puede ayudar de la mano de la experta Paula Echeverria.
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Existen cientos, miles de acciones que realizamos a diario sin preguntarnos cómo y por qué. Y eso es lógico, teniendo en cuenta que para adaptarnos y funcionar en la sociedad es necesario poder desenvolverse de manera elástica en el ámbito laboral, familiar, deportivo, etc.

En todos los aspectos de la vida, un gran porcentaje de las cosas que hacemos a diario son automáticas, no porque seamos máquinas, sino porque hemos aprendido que esa es la mejor manera para poder desenvolvernos.

Sin embargo, existen momentos de nuestra vida, y en especial en lo relativo a lo laboral, donde sentimos la necesidad de cambiar, donde hay una fricción que se repite y nos lleva a la necesidad de repensar, de no seguir haciendo sólo por el argumento de que esa es la manera en que lo venimos haciendo.

Esas repeticiones automáticas no son caprichosas, por algo están. El cerebro siempre está buscando ahorrar energía. Es el órgano que más energía consume, y para no agotarse se agarra de lo que ya conoce.

Yendo por partes

Si la manera de cambiar es rever, cuestionar algunos de los procesos, los caminos que elegimos para avanzar, lo cierto es que no se puede cuestionar o rever todo. En ese caso, lógico, no se podría avanzar.

Así como para aprender debemos asociar cosas nuevas con las ya conocidas, a la hora de cambiar también se debe pensar que algunos procesos deben mantenerse estables para así, repensar otros. En ese sentido, se deben elegir las batallas. Todas juntas, al mismo tiempo, es igual a nada.

La otra clave es animarse y aprender del error. Si bien es algo que duele cuando se produce, hay que darle la bienvenida al error. Porque lo cierto es que uno comienza por cuestionarse las cosas, intenta hacerlas diferentes y es probable que al principio no funcione.

Entonces uno recorre ese camino, ve qué pasó y prueba por otro lado, de otra manera. Esperar que todo funcione en un primer intento resultaría infantil. Por ello, el proceso es: hacer, recapitular, descansar, observar, y volver a arrancar.

Mirar hacia dentro, con ayuda

Esa búsqueda de cambio, incluso con las claves de cómo hacerlo, no resulta sencilla, claro está. Y muchas veces se requiere de una mano, una palabra, un consejo, un acompañamiento para poder hacerlo. En esa línea, la Terapia Transformacional Rápida (RTT, por sus siglas en inglés), creada por la británica Marisa Peer, brinda varias herramientas útiles.

Una sesión puede ayudar a desmantelar una forma de hacer, desandar un camino lógico que se formó en la mente de cada uno, seguramente porque en algún momento fue útil, pero que probablemente ya de lógico tenga poco en la etapa de adultez. O, si tiene lógica, probablemente no sea la más adecuada para uno.

Entre las muchas cosas que se pueden rever, a partir de esas sesiones, aparece la posibilidad de cambiar hábitos alimenticios, de modificar la manera en que interactuamos con gente, la posible aversión al riesgo o la manera en que nos relacionamos con el dinero, tanto sea para generarlo como para gastarlo.

La Terapia Transformacional Rápida es un método que combina, en una misma sesión, los principios más eficaces de la hipnoterapia con la psicoterapia, la programación neurolingüística, la terapia cognitivo conductual y la neurociencia.

La hipnosis, uno de sus ejes centrales, se utiliza para poder adentrarse en el subconsciente y obtener la información necesaria para entender lo que realmente está sucediendo de raíz, sin rodeos.

Encontrar y cambiar

Así como nos referimos a la necesidad de rever cómo hacemos las cosas, lo que debemos analizar es, principalmente, las creencias que tenemos. Las creencias arraigadas son las responsables de los pensamientos, sentimientos y comportamientos. Observar esas viejas creencias permite comprender qué se está reteniendo y afectando de forma negativa.

En una sesión, por tanto, la persona se convierte en un detective que mira una y otra vez esa cámara de video, como si fuera un policial donde se analizan varias veces las cámaras de seguridad, poniendo zoom en un punto específico.

Este trabajo nos permite reinterpretar la propia historia y, combinado con un audio personalizado de reprogramación subconsciente, durante 30 días seguidos pasa a visualizarse y sentirse como esa nueva versión que se buscaba.

Entonces, volviendo al inicio, resulta más sencillo repreguntar por qué hacemos las cosas de determinada manera, ver la opción de probar un camino diferente, posiblemente equivocarnos al principio o buscar otro camino porque la primera alternativa no funcionó.

Como dijimos, también, no se puede cambiar todo al mismo tiempo. Pero sí poner el foco en algunas partes y, luego de mirar hacia dentro, darnos cuenta que aquella manera de hacer que nos parecía la única posible, o que realizábamos en forma automática, era solo una más de las diferentes alternativas posibles. Y no siempre la mejor para nosotros.

Fuente: Paula Echeverria, terapeuta RTT certificada

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