La denuncia de Fabiola Yáñez contra Alberto Fernández por violencia de género, volvió a poner el foco sobre una problemática social que no cede, sino todo lo contrario. "Solo una de cada 10 mujeres que son víctimas de violencia de género, se anima a pedir ayuda", afirma la licenciada Paula Sánchez Ayala, psicóloga clínica, especializada en psicología forense y evaluación psicológica, consultada por Para Ti.
Sobre el caso de la ex primera dama, la especialista afirma que la denuncia de un referente político, social o artístico, genera identificación y empatía, "animando a otras personas a atreverse a denunciar", explica.
"Creo que es importante utilizar los canales adecuados para denunciar situaciones de violencia"
-¿Qué opinás sobre la denuncia de Fabiola Yañez? ¿Creés que ayuda a que otras mujeres se animen a denunciar?
-Como psicóloga forense, que desde hace más de 20 años trabaja en la justicia nacional, creo que es importante utilizar los canales adecuados para denunciar situaciones de violencia. Es, justamente, en la justicia (no en los medios de comunicación o en las redes sociales) en donde deben radicarse las denuncias.
Porque el poder judicial cuenta con los recursos interdisciplinarios para abordar los casos y tiene la potestad de resolver a través de medidas cautelares, de protección de las víctimas, y, en corto o largo plazo, dar respuesta a esas denuncias a través de la recolección de evidencias que le permitirán dictar una sentencia justa, equitativa.
No obstante, claro que ayuda. Siempre que una persona es referente (social, político, religioso, artístico, etc.), por su capacidad de influencia natural sobre la sociedad a la que pertenece, al comunicar experiencias personales (negativas o positivas), mayormente genera identificación, empatía, animando a otras personas a atreverse a hacer, como en este caso, una denuncia.
"Hablar es un paso importante, ya que ponerlo en palabras e involucrar a terceros permite empezar a cortar con el ciclo de la violencia"
-¿Qué hacemos si somos víctimas de violencia de género o conocemos a alguien en esta situación?
-Se trata de una acción de instancia privada. Solo quien es víctima puede radicar una denuncia. Si conocemos a alguien que atraviesa una situación de violencia de género o violencia familiar o cualquier otra expresión de violencia, según la jurisdicción en la que se encuentre, sugerimos hacer uso de la línea 144, en la que las personas reciben asesoramiento y asistencia.
En la línea se orienta a la persona que consulta sobre cómo son los pasos que debe seguir para hacer una denuncia. Como se trata de asistencia y orientación, la llamada a la línea 144 no reemplaza el acto de denunciar, por lo que es importante acercarse a la comisaría o a la OVD (Oficina de Violencia Doméstica) dependiente de la Corte Suprema de Justicia.
La OVD está en la calle Lavalle 1250, CABA y funciona las 24hs, los 365 días del año. En las provincias existen otros lugares donde poder denunciar, como fiscalías temáticas (en turno) y comisarías de la mujer que deben tomar la denuncia.
Es importante saber que también el 911 atiende emergencias; cuando corre peligro la vida de una persona o la propia, hay que llamar al 911 y es importante describir todo lo que sucede para que la intervención sea lo más efectiva y rápida posible.
Hablar es un paso importante, ya que ponerlo en palabras e involucrar a terceros, permite empezar a cortar con el ciclo de la violencia y pedir ayuda, acompañamiento, asesoramiento y protección por fuera de ese círculo letal.
"Solo una de cada 10 mujeres que son víctimas de violencia de género, se anima a pedir ayuda"
-¿Qué se puede hacer para contrarrestar el miedo?
-La manera en que cada persona vivencia, procesa, supera o contrarresta el miedo o el terror, es único e individual. No se puede generalizar, hay que evaluar caso por caso.
Una encuesta reciente arrojó un resultado muy preocupante: solo una de cada 10 mujeres que son víctimas de violencia de género, se anima a pedir ayuda para salir de esa situación.
El miedo es enorme porque abarca una multiplicidad de aspectos en la vida de la persona víctima. El miedo a las represalias, a las consecuencias (si habla o denuncia), a no poder mantener su hogar y a sus hijos (si los tiene); a sentir vergüenza, a la estigmatización, a animarse a pedir ayuda y finalmente, no recibirla; el miedo al juzgamiento (¿por qué no cortaste antes la relación? ¿no estarás exagerando? ¿no le habrás hecho algo para que reaccione así?). Son muchos los temores que puede sentir la víctima.
Los espacios psicoterapéuticos son lugares en los que se puede comenzar a pedir ayuda; espacios como talleres, grupos de autoayuda o psicoeducativos también pueden ser de mucha utilidad. Hablar es importante.
"No existe una guía de tips para detectar personas violentas"
- ¿Cuáles son los rasgos o las señales a las que hay que prestar atención para evitar ser víctima de violencia de género?
-No existe una guía de tips para detectar personas violentas. Pensémoslo así: en general, al comienzo de las relaciones amorosas, las personas son amables, encantadoras, simpáticas, empáticas, divertidas, inteligentes, lindas, ocurrentes, geniales, solidarias, y pueden serlo literalmente. Pero el partenaire siempre aporta su buen grado de idealización (propia del enamoramiento), con el que borra cualquier posible defecto, arruga o mancha que permita dudar de la aptitud de su enamorada/o.
Tiempo después, cuando el enamoramiento va cediendo terreno a la observación realista, van emergiendo defectos que, en principio resultan tolerables o hasta dignos de indiferencia. Esto puede continuar hasta los fines de los tiempos en que "y vivieron por siempre felices y comieron perdices".
Salvo en aquellos casos en los que, a corto, mediano o largo plazo, surge inevitablemente alguien que, por primera vez, nos resulta una novedad, alguien irreconocible. "Se picó" dicen ahora los jóvenes. "Se sacó" dicen los de mi generación, perdió el control, actuó, no pudo anteponer sus valores y sus ideas ante la emergencia de sus emociones (bronca, celos, rabia, inseguridad, enojo, etc.).
La primera vez que una persona muestra su capacidad de destrucción, agresión, denigración, descontrol es la vez que no hay que olvidar, es la vez que hay que tener en cuenta. ¿Puede haber excepciones? Si, claro. Pero si vuelve a repetirse la misma reacción/respuesta/comportamiento puede estar indicando un patrón, lo que indefectiblemente volverá a manifestarse tarde o temprano. Lo más seguro es tomar distancia. No justificar.
La única "incondicional" es el personaje de la canción de Luis Miguel. La incondicionalidad en el amor no existe.
"Vivimos en una sociedad violenta y construimos discursos de odio, de violencia"
- Según un estudio elaborado con información de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de los casi 19 millones de adolescentes en el mundo en una relación, el 24 por ciento ha vivido violencia física y sexual, lo que enciende las alarmas respecto a la violencia contra las mujeres. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
-Vivimos en una sociedad atravesada y manejada o controlada por los dispositivos. Los jóvenes, adolescentes y niños viven con un dispositivo en la mano en el que centralizan absolutamente todo en sus vidas, el estudio, la curiosidad, las relaciones interpersonales, su propia autoestima, entre tantos otros aspectos.
Las relaciones son complejas y los adolescentes experimentan, cada vez más temprano, situaciones para las que no están aun preparados, maduros. Muchos aspectos violentos se ven en las escuelas, en el bullying -por ejemplo- y en las reacciones ante las figuras de autoridad de la escuela (maestros, profesores, directivos son agredidos por niños y adolescentes. Los padres aceptan cada vez menos las notas bajas o las sanciones y encaran al docente para cuestionarlo (no para dialogar y averiguar qué observan en sus hijos).
La violencia está en las calles, en cada arrebato, en cualquier situación nimia de tránsito, en las canchas de fútbol. Vivimos en una sociedad violenta. Nos relacionamos y, entre todos, construimos discursos de odio, de violencia. ¿De qué manera podrían vincularse nuestros hijos si no es incluyendo que la violencia es de todos los días, de todo el mundo, de todas las edades y condiciones?
En este punto creo que hace falta hacer hincapié en la educación. En el diálogo entre padres e hijos, en la construcción de lazos de confianza y contención, principalmente durante la infancia y adolescencia, durante la maduración del psiquismo y su constitución. Hablar es importante. Educar es crucial.
"Mas que 'tratar el tema' con los hijos, lo que hay que hacer es dar el ejemplo"
- ¿Cómo tratar el tema con los chicos cuando hay violencia de género en casa?
-Para quien está inmerso en un círculo de violencia intrafamiliar, es difícil hablar sobre ese tema, justamente. ¿Entonces no hay que hablar de esto? Sí, hay que hablar, pero si decimos una cosa y hacemos otra, generamos confusión, incongruencia. Más que "tratar el tema" con los hijos, hay que dar el ejemplo (que vale más que todo lo que se pueda decir al respecto).
Correrse del lugar de víctima no es fácil, pero tampoco es imposible. Cortar el ciclo de la violencia es posible solo si se sale de ese entorno, buscando ayuda, contención, protección y acompañamiento.
Darles el ejemplo les permite a los hijos ver cómo es posible salirse de situaciones dolorosas, destructivas y riesgosas. No hay fórmulas, todas las situaciones merecen ser abordadas una a una, todas las situaciones y las personas son diferentes, reaccionan diferente, sienten temor de distinta manera y cuenta con diferentes recursos para salir del círculo violento.
"Hablar de la violencia es comenzar a salir del acto para ponerlo en palabras"
- ¿Qué es necesario hacer para salir del círculo vicioso de la violencia de género?
-No hay fórmulas ni soluciones mágicas. Hay posibilidades, instituciones, canales de orientación, asistencia y de denuncia para las víctimas. Esos son recursos externos y hay que usarlos porque están al servicio de la población y, muchas veces, son la única vía posible para salirse de ese circuito.
Los recursos internos, los que cada uno de nosotros desarrollamos y fortalecemos a lo largo de la vida (algunos más y otros menos), puede ser trabajados en espacio de terapia o en grupos de autoayuda. Esto es fundamental para que la violencia no los atrofie y debilite a la víctima cada día más erosionando su autoestima, su autoconfianza, su vida. Hablar de la violencia es comenzar a salir del acto para ponerlo en palabras.
La Lic. Paula Sánchez Ayala es psicóloga clínica, especializada en psicología forense y evaluación psicológica. Egresada de USAL, es docente universitaria, perito de parte en el fuero criminal y correccional. Escribió el Manual de Práctica Forense para Profesionales de la Psicología, de editorial Paidos, junto a Sandra Abudi, Julieta Cortina y Andrea Mele. Se encuentra concluyendo su TFI para la especialización en Análisis del Lugar del Hecho (IUPFA).
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