"La sustancia" es la nueva película que protagoniza Demi Moore y dirigida por Coralie Fargeat, que sigue la historia de Elisabeth Sparkle, una ex estrella pasada de moda y despedida de repente de su programa de fitness en televisión por el jefe de estudio Harvey (interpretado por Dennis Quaid).
Entonces, se ve atraída por una nueva droga misteriosa, "la sustancia", debido a que ve en ella la oportunidad que necesita, ya que con sólo una inyección renace temporalmente como la veinteañera Sue (personificado por Margaret Qualley).
Sin embargo, la única regla es que el tiempo debe dividirse en una semana en un cuerpo y una en el otro. Podría ser un equilibrio perfecto y uno podría pensar que nada podría salir mal, aunque la fascinación por ser joven la lleva a obsesionarse.
"La atracción del ser humano por la belleza ha sido una constante a lo largo de la historia y se refleja en los relatos mitológicos que han perdurado a través de las culturas. Era celebrada en diversas culturas y los mitos y las deidades se utilizaban para expresar y transmitir los ideales estéticos y espirituales de cada sociedad", explicó el psicólogo Sebastián Ibarzábal (MN. 42.413).
Los estándares de belleza a lo largo de los años
"Al explorar los parámetros de la belleza a lo largo de la historia, desde la antigüedad hasta la modernidad, se revela una búsqueda constante por cumplir con estándares estéticos predefinidos. En cada época, se han establecido criterios específicos que han dictado los ideales, influyendo en las aspiraciones y comportamientos de las personas. Sin embargo, es en la contemporaneidad en donde emerge un fenómeno distintivo: la proliferación de intervenciones quirúrgicas y modificaciones corporales destinadas a preservar la juventud y alcanzar los estándares modernos de belleza", determinó el especialista en salud mental.
"El deseo de la juventud eterna es tan antiguo como la humanidad, inclusive ya se practicaban cirugías para intentar alcanzarla mucho siglos antes de Cristo. Sólo hay que buscar en los libros de historia de la medicina y encontraremos infinidad de ejemplos, pasando por Cleopatra hasta nuestros tiempos. De hecho, la misma protagonista de "La Sustancia" nos muestra en esta película un extremo indeseable para hacernos reflexionar. Sin embargo, hace 28 años, ella misma modificaba su cuerpo con cirugías estéticas para poder encarnar su personaje en "Striptease", comentó Edgardo Bisquert (M.N. 90.240), miembro titular y ex presidente de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (SACPER).
A su vez, Ibarzábal detalló que el impulso hacia estas prácticas se podría pensar desde tres miedos universales profundamente arraigados en la psique humana: el de las enfermedades, el de envejecer y el de la muerte.
"El precepto es que estos temores universales pueden influir en las percepciones y decisiones de las personas respecto a su apariencia y su cuerpo, y pueden motivar la búsqueda de intervenciones quirúrgicas y procedimientos estéticos como una forma de mitigar estos miedos y preservar una imagen juvenil y saludable", aseveró el terapeuta.
El miedo de las mujeres argentinas por envejecer
"En algunos casos, quizás exista un esfuerzo desmedido en la lucha por verse joven y atractiva, eso obedece a múltiples causas, pero, en nuestro país especialmente, tiene que ver con cuestiones culturales y sociales. Las mujeres argentinas son reconocidas en todo el mundo por su belleza, por lo cual es lógico que ellas dediquen mucha energía a conservarla y el paso del tiempo es el enemigo a vencer", afirmó Bisquert.
"El miedo a envejecer es una preocupación común en la sociedad contemporánea, alimentado por la cultura obsesionada con la juventud y la belleza. A medida que las personas envejecen, pueden experimentar ansiedad y angustia ante los cambios físicos y el paso del tiempo, lo que puede llevarlas a buscar tratamientos estéticos para revertir o disimular los signos que aparecen, como arrugas, flacidez y pérdida de volumen", razonó Ibarzabal.
Asimismo, el psicólogo explicó que la búsqueda de la belleza eterna también puede relacionarse con la presión externa y el ser aceptado. "En primer lugar, la sociedad contemporánea promueve activamente un estándar idealizado y poco realista a través de los medios de comunicación, la publicidad y las redes sociales. Éste, que a menudo se basa en estándares irreales y retocados digitalmente, ejerce una presión significativa sobre las personas para que se ajusten a ciertos criterios estéticos, lo que puede generar sentimientos de inseguridad y autoexigencia", subrayó.
"Habitualmente, las cirugías plásticas y estéticas acompañan a los cambiantes estándares de belleza y a la evolución de los tratamientos, por lo cual los tipos de cirugías más frecuentes han variado constantemente cada 15 o 20 años, desde los albores de nuestra especialidad. Las intervenciones quirúrgicas por las que más consultan las mujeres en el consultorio son las de contorno corporal, de aumento del volumen mamario y de nariz. En el caso de los hombres, son las de párpados, de ginecomastia y de contorno corporal", determinó Bisquert.
La sociedad y las redes sociales: los responsables
"La búsqueda de la aceptación social y la validación externa también desempeñan un papel importante. Las personas pueden sentir la necesidad de ser percibidas como atractivas y deseables por los demás para percibirse valoradas", detalló el terapeuta.
"En un mundo cada vez más competitivo y centrado en la imagen y la apariencia física, la belleza se ha convertido en un indicador de estatus social y éxito personal, lo que puede llevar a una mayor presión para cumplir con los estándares predominantes", expresó Ibarzabal.
Además, el especialista en salud mental aseguró que la influencia de las redes sociales y la cultura de la comparación constante pueden intensificar aún más la presión por alcanzar la belleza eterna. "Las plataformas están inundadas de fotos retocadas y filtros que promueven una imagen idealizada, lo que puede llevar a una mayor insatisfacción corporal y a una obsesión por la apariencia física. La constante exposición puede generar un sentido de inadecuación y provocar la búsqueda de procedimientos estéticos para alcanzar esos estándares percibidos como socialmente deseables", manifestó.
"Por un lado, pueden proporcionar una sensación de empoderamiento y confianza al mejorar la autoimagen y la autoestima de las personas. Sin embargo, también pueden desencadenar ansiedad, depresión y dismorfia corporal, especialmente, cuando las expectativas no se cumplen o cuando se desarrolla una obsesión por la apariencia física", subrayó el psicólogo.
A su vez, el analista ratificó que las modificaciones corporales pueden afectar la percepción de la identidad y la relación con el propio cuerpo, plantear interrogantes sobre la autenticidad y la aceptación personal.
"Varios estudios psicológicos han demostrado que las personas que se someten a cirugías estéticas pueden experimentar mejoras en su autoestima y bienestar psicológico a corto plazo. Sin embargo, también existe evidencia de que estas mejoras pueden ser temporales y que algunas personas pueden experimentar insatisfacción a largo plazo con los resultados de la cirugía, así como complicaciones psicológicas como las ya mencionadas, ansiedad, depresión o dismorfia corporal", argumentó el terapeuta.
Cómo aumentaron las cirugías estéticas en la Argentina en los últimos años
"En la Argentina, se han realizado más de 400.000 cirugías estéticas durante el año 2023, que representan un 3% del total mundial y la ubican dentro del top ten. A ese número, hay que sumarle los casi 500.000 procedimientos estéticos no invasivos y, si añadimos los procedimientos de cirugía plástica y reparadora, nuestro país se posicionaría más arriba en ese ranking", reflexionó el miembro titular de SACPER.
"Las intervenciones quirúrgicas han aumentado en los últimos 5 años, luego de la pandemia. Ésta fue un disparador debido a la explosión de las reuniones virtuales y al tiempo que la gente pasó frente al espejo", determinó Bisquert.
"A su vez, otro factor determinante es que se han multiplicado los minutos en que las personas permanecen conectadas a sus redes sociales. El incremento no sólo se debe al aumento de la demanda interna, sino también a la externa y al turismo médico", detalló el Presidente Saliente de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora.
"Es muy importante aceptar el paso del tiempo y comprender que el cuerpo envejece, tanto por fuera como por dentro. Por lo cual, es comprensible que deseemos retrasar ese proceso natural, pero no debemos caer en la irracionalidad, ni el paciente ni nosotros", aseveró el cirujano plástico.
Por otro lado, Bisquert explicó cuándo no se debe realizar una intervención quirúrgica. "Lo primero que debe aprender un cirujano plástico es saber decirle que no a un paciente, por ejemplo, cuando su solicitud es irracional, cuando tiene antecedentes patológicos o familiares que significan un riesgo innecesario o cuando tiene una alteración en la percepción de su imagen corporal. Estos criterios son mandamientos que tienen incorporados desde su formación todos los miembros de la SACPER", expresó.
"También, es importante que la inquietud o la intención de realizarse una intervención o un tratamiento sea personal y no ajena. Debe obedecer a un deseo genuino y lógico de modificar algo que cause displacer o que genere malestar. A veces, incluso el destino de una persona la enfrenta a esta necesidad desde muy temprana edad, por ejemplo, en el caso de las malformaciones congénitas, en dónde su corrección cambia para siempre la vida de quien la porta y la de sus padres“ subrayó el experto.
Por último, el especialista reveló que, en su consultorio, suele ver pacientes de diferentes edades, aunque, usualmente, el promedio son los 30 años. "Recibimos desde los 16 hasta los 75, lógicamente con diferentes requerimientos cada una de ellas", aseveró.
"Sin embargo, lo fundamental es que no nos quedemos con la visión del tipo surrealista que nos muestra la película y que merece una mirada filosófica. La cirugía plástica y reparadora ha ayudado a mucha gente en todo el mundo: a quienes sobrevivieron luego de tener el 80% del cuerpo quemado, a los que recobraron su figura luego de una mastectomía, a quienes recuperaron su rostro luego de un accidente o a los que vencieron a un cáncer cutáneo luego de ser operado. Esa felicidad es la mayor satisfacción que hemos sentido cada uno de nosotros en nuestro consultorio y la misma no amerita ningún análisis psicológico", sentenció Bisquert.
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