En estos últimos días en las redes sociales se estuvo hablando sobre si regalar una mamadera a una futura mamá es un regalo "apropiado". Los mandatos sociales sobre la crianza, las opiniones infundadas y la mirada sobre el otro es algo cotidiano en las redes y que generan mucha angustia en la maternidad.
Durante el embarazo, el parto, la alimentación y la educación, se escuchan tantas opiniones como personas criando. Elegir entre la lactancia materna y la lactancia con leche de fórmula es una de las decisiones más importantes que tienen que tomar los padres que esperan a un bebé y que lo acaban de tener.
Los expertos consideran que la leche materna es la mejor opción nutricional para los bebés. Pero la lactancia materna puede no ser posible para todas las mujeres. En muchas de ellas, la decisión de dar el pecho o la mamadera puede basarse en criterios de comodidad, estilo de vida y situaciones médicas específicas.
Para las madres que no pueden amamantar a sus bebés o que deciden no hacerlo, las "leches de fórmula" (también conocidas como "leches infantiles" o "leches maternizadas") son una alternativa saludable. Las leches infantiles proporcionan a los bebés los nutrientes que necesitan para crecer y desarrollarse.
Porque la salud mental de la madre, en el que se incluye su cansancio también, es equilibrio, aspecto relevante en esa simbiosis tan natural y simple entre madre e hijo. Y para que este vínculo se dé, la salud mental es tan importante como su salud física.
Por otro lado, son cada vez más los padres que tienen una participación activa en la crianza de sus hijos, entendiendo esto no solamente por alzarlos o cambiarles el pañal, sino también por su participación en la alimentación durante los primeros días de vida del bebé y por esos primeros 1000 días, tan importantes en el desarrollo físico, cognitivo y emocional de cada niño, formando equipo madre y padre.
De hecho, para muchos padres el poder alimentar a su hijo es una de las actividades que más disfrutan de su rol y coinciden en que el vínculo que se genera en ese momento es único. Es más, quienes combinan la leche materna con leche de fórmula, creen que esa decisión descomprimió la presión de su pareja.
Incluso, es posible complementar la leche materna con las de fórmula, consultando siempre al pediatra. Incluirla no perjudica en nada el proceso orgánico y natural de amamantar. Las mismas están formuladas para prevenir deficiencias nutricionales que podrían ocurrir si el bebé no recibe cantidades suficientes de ciertos nutrientes de la leche materna sola. Esto es especialmente relevante para nutrientes como el hierro y la vitamina D.
En este sentido, resulta clave recordar que la leche de vaca está desaconsejada en menores de 12 meses ya que no aporta los nutrientes necesarios para su edad, tiene exceso de grasas y proteínas, y deficiencia en vitaminas y minerales esenciales para la dieta del bebé.
Por otro lado, es verdad que a algunas mujeres les preocupa que, si no amamantan a sus bebés, no podrán forjar un vínculo emocional con ellos. Pero lo cierto es que una madre que quiera a su hijo siempre creará un vínculo especial con él. Y la alimentación del bebé (sea de un tipo o de otro) es un momento ideal para reforzar el vínculo con él.
La decisión de amamantar o de dar la mamadera a su bebé es algo muy personal. Tener en claro las ventajas y los inconvenientes de cada método le puede ayudar a decidir qué es mejor para cada mamá y para su bebé.
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