Tras la conmoción que generó la noticia de joven que falleció el pasado viernes tras una complicación en su cuadro de mononucleosis, la importancia de conocer detalles de esta enfermedad: diagnóstico, síntomas, tratamiento y señales de alarma, con el asesoramiento de un especialista.
Para conocer un poco más de esta enfermedad viral, el doctor Ramiro Heredia, Especialista en Medicina Interna, brinda un detalle pormenorizado de su diagnóstico, cuadro clínico, evolución y cuáles son los cuidados y posibles complicaciones que se pueden presentar.
1- Diagnóstico
El diagnóstico mononucleosis es predominantemente clínico. Uno sospecha que un paciente puede tener una mononucleosis infecciosa cuando tenemos una persona que tiene fiebre, inflamación de la garganta o faringitis, adenopatías (que es la inflamación de los ganglios, principalmente del cuello), cansancio muy marcado. Y, en el examen físico, vemos que muchas veces el bazo está inflamado, en un 50 o 60% de los pacientes.
Esto nos da síndrome símil mononucleosis, hacemos prueba de laboratorio en la cual, en las rutinas generales, encontramos generalmente un aumento de los linfocitos y estos linfocitos son de características atípicas como rasgo principal.
Y dosamos ciertos anticuerpos en búsqueda de distintos virus. Hablamos de mononucleosis infecciosas ante la presencia del virus Epstein-Barr.
Pero un 5% de los pacientes puede tener un cuadro con similares características y que sea causado por otras causas, como el citomegalovirus, el HIV o inclusive, un parásito del toxoplasma Gondii.
2- Cuadro clínico
El cuadro clínico de la mononucleosis infecciosa es bastante característico: fiebre, ganglios inflamados (principalmente cervicales), hallazgos compatibles con una faringitis (con dolor de garganta e inflamación de las mucosas) y aumento de tamaño de las amígdalas, acompañado de un cansancio marcado y en examen físico muchas veces de aumento del tamaño del bazo.
Generalmente, a estos pacientes los vemos con el diagnóstico inicial de una faringitis muchas veces interpretada erróneamente como bacteriana, que no terminan de mejorar o siguen con síntomas pasados los primeros días. Y, a algunos pacientes, se les dan antibióticos para tratar esa esa faringitis pensando que es bacteriana y presentan estos pacientes un rush o erupción cutánea que clásicamente se produce con antibióticos derivados penicilina con amoxicilina. Aunque puede producirse también con otros antibióticos.
3- Evolución
El tiempo de incubación, generalmente de 2 a 4 semanas. Estos síntomas persisten de una o dos semanas. El agrandamiento del vaso -que se constata en el 50 60 por ciento de los pacientes- es más marcado entre la segunda y tercera semana. Muchas veces el cansancio o astenia puede durar varios meses. Está descrito que hasta un 13% de los pacientes tienen cansancio durante seis meses luego de la enfermedad aguda.
4- Cuidados y complicaciones
La recomendación es reposo, fundamentalmente en la etapa febril. Reposo deportivo, incluso después de la etapa febril, probablemente de dos a cuatro semanas. En particular, deportes de contacto o que implican una gran carga física. Por el riesgo teórico de tener una rotura o lesiones del bazo.
Se recomienda tratamiento sintomático, principalmente con antitérmicos y analgésicos, una hidratación adecuada mientras se está con síntomas agudos. En la etapa febril evitar contacto con otras personas, ya que principalmente transmite por saliva, por utensilios o por elementos de higiene compartidos.
Y estar atentos a las complicaciones, que pueden ser la obstrucción de las vías aéreas por la gran inflamación de las amígdalas. Eso puede requerir algún tratamiento específico.
Y otras complicaciones, comunes a otros cuadros virales. Estos pacientes pueden tener -con muy poca frecuencia, por suerte- afecciones del sistema nervioso central como cefalitis, inflamación del músculo cardíaco (como miocarditis), alteración de la función de los riñones, alteración en la función del hígado y alteraciones hematológicas.
Por suerte no son tan frecuentes y cada una de estas implica distintas acciones médicas.
Agradecemos al doctor Ramiro Heredia, MN 117.882, Médico Especialista en Medicina interna del Hospital de Clínicas José de San Martín
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