En una investigación reciente en el Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires, se llegó a algunas conclusiones:
- El 30% de las mujeres alguna vez tuvieron problemas para alcanzar un orgasmo.
- El 12% de las mujeres nunca experimentaron un orgasmo, ni solas ni en pareja.
- El 90% de las causas de la anorgasmia son emocionales y no físicas.
Ahora, dentro de el 12% de mujeres que nunca experimentaron un orgasmo está salpicado por este 90% de causas emocionales: ansiedad, miedo, inseguridades y desconocimiento del placer.
De hecho, descartando patologías muy específicas o accidentes, entre otras cosas, todas las mujeres podemos sentir placer y tener orgasmos.
El problema está -literalmente- en la vara altísima que ponemos, en la expectativa de lo que debería ser un orgasmo y en no permitir la experiencia placentera y de liberación del control que es, efectivamente, el orgasmo.
Por eso, a veces las mujeres creen no haber llegado al orgasmo: porque no es el que vieron en la porno, el que las amigas le dijeron que tenían que sentir.
O, aun peor, porque no logran cumplir la expectativa de sus parejas que -dentro de las mismas creencias irracionales- limitan el goce únicamente a la penetración, por ejemplo.
Y aún cuando hay (sobre) información respecto al orgasmo, se siguen reproduciendo algunos mitos que alejan a las mujeres del verdadero disfrute y las encasillan no en el placer, sino en el deber. Veamos algunos:
Mito 1: el orgasmo es por penetración
Pareciera que la única manera de alcanzar el orgasmo es por penetración. Casi como un mantra, las mujeres en mi consultorio de sexología repiten: "Puedo llegar al orgasmo si yo me toco, pero si mi pareja me penetra no siento nada".
El orgasmo se alcanza por estimulación del único órgano en todo el cuerpo humano que está diseñado exclusivamente para el placer. Lo tenemos las mujeres en nuestra vulva y tiene más de 10.000 terminaciones nerviosas.
Esperar a que sólo por penetración se llegue al orgasmo es un camino directo a la insatisfacción y en muchos casos, a la baja de deseo sexual.
Por eso la recomendación es siempre el autoconocimiento: si sabés lo que te gusta, tenés más posibilidades de repetirlo.
Mito 2: el orgasmo es siempre el mismo
Ni agarrada de las sábanas, ni con los ojos cerrados, ni con los pies hacia atrás: el orgasmo es una experiencia subjetiva, individual e irrepetible.
No siempre se siente de la misma manera, ni con la misma intensidad, ni se llega siempre con el mismo tipo de estímulo.
Recuerdo a mi primer paciente que consultó por anorgasmia, esperando sentir lo que le dijo su mejor amiga: "Una catarata de placer"… Y claro que eso no ocurría: es imposible sentir lo que le pasa a otra persona y, mucho menos, cuando no nos damos permiso para sentir, simplemente.
El orgasmo puede ser más intenso, más lento, más o menos explosivo o ni siquiera ser bien percibido: la experiencia del orgasmo depende de múltiples factores, e inclusive la misma mujer en el mismo día puede tener orgasmos con sensaciones y experiencias completamente diferentes.
Mito 3: ¿Acabaste?
Una pregunta habitual en las parejas hétero, es que el varón pregunte: ¿Acabaste?
Las mujeres no tenemos, como el varón, un producto del orgasmo, equivalente a la eyaculación. Y aun cuando el orgasmo es muy placentero, la reducción de todo el proceso de goce hacia un final, hacia una meta, limita las posibilidades de disfrute, centrando toda la mirada en esta experiencia "final".
E inclusive habrá encuentros sin orgasmo, sin que eso signifique que la mujer esté fallada o que no la haya pasado bien. Por el contrario, la clave es siempre que la mente esté en "modo erótico", para lograr disfrutar del contacto, del encuentro, de las miradas y del maravilloso juego de seducción.
Si sentís que no estás logrando llegar al orgasmo, o no te conocés suficiente, o aun intentando lograr un orgasmo te frustrás porque no lo podés alcanzar, te recomiendo una consulta sexológica con mi equipo.
Atendemos a personas de todo el país y el mundo de manera virtual, para que accedas a un tratamiento con alta tasa de éxito sin frustraciones.
Fuente: Lic. Mariana Kersz, Psicóloga y Sexóloga (MN 59610) / IG: lic.marianakersz
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