Las parejas, casi sin saberlo, van desarrollando mecanismos de control de las emociones para llevar adelante los proyectos que van surgiendo. En las mejores situaciones, ir para adelante y apoyarse mutuamente es el comportamiento más exitoso y satisfactorio, aun cuando los resultados no sean los esperados.
Si hay acuerdo, decisión y optimismo, las metas se enfrentan dándole valor a la experiencia en sí misma más allá de si lo conseguido fue lo deseado.
"Sin embargo, muchas veces, las creencias negativas se imponen y el panorama se vuelve confuso, incierto, negando las opciones más promisorias y subestimando lo que el otro nos dice. Reconocer estas creencias, escuchar y compartir con la pareja lo que nos pasa, son los primeros avances para salir de la cerrazón. Los pensamientos negativos se imponen como verdades cortando o postergando los deseos a la espera de un momento ideal que, como tal, nunca llegara", asegura el doctor Walter Ghedín, psiquiatra y sexólogo
Qué alternativas existen
Frente a creencias que boicotean los proyectos de crecimiento las parejas tienen por lo menos tres alternativas: enfrentarlas, negarlas como si nada ocurriera o quedarse en el conflicto.
-Enfrentar las creencias negativas:
"Todo proyecto de pareja transita entre el miedo y las ganas de seguir adelante. Pasar de la soltería a vivir juntos, compartir un mismo lugar, tener hijos, enfrentar las responsabilidades de la vida vincular, defender los espacios propios, etc., son algunos ejemplos que dan lugar a avances y retrocesos emocionales", explica el especialista.
"Sin embargo, no es lo mismo evaluar o tener en cuenta los problemas a encarar que quedar presos de ellos. Las parejas acuerdan por afinidad de criterios, pero también pueden acordar por negociar las desigualdades. No siempre se está de acuerdo con todo, pero si es posible que de los puntos de vista opuestos se rescate algo en común", continúa explicando Ghedín.
"Acercarse a la paridad de criterios ayuda a que no se creen desigualdades que puedan frenar los proyectos o provocar conflictos (reproches, cuestionamientos, aceptar de mala gana, etc.). Resaltar el acuerdo vincular por sobre las responsabilidades individuales evita los reproches futuros, a los cuales hay que responder: “lo decidimos y afrontamos lo que venga, juntos.”, concluye.
-Negar las creencias negativas
"Reconocer las creencias negativas no tiene como finalidad dejarlas de lado, por el contrario, es saber qué están, para ayudarnos a evaluar los riesgos, pero de ninguna manera deben frenar los propósitos de crecimiento", explica el psiquiatra.
"Los pensamientos negativos conviven con los positivos para ubicarnos en una realidad posible donde nada es tan oscuro ni tan color de rosas. Si las corremos de lugar reemplazándola por un ideal estaremos negando una parte de la realidad que solo nos mostrará lo que queramos ver", dice Ghedín.
"Está muy bien aventurarse y ser audaces, pero también que hay que tener en cuenta las capacidades que tiene el vínculo para encarar cualquier decisión. Crecer como pareja implica tomarse el tiempo para pensar si las metas propuestas cumplen con los deseos propios o se hacen por pura ansiedad o para conformar a los demás"
Generar conflictos
La mayoría de las discusiones de pareja surgen por cuestiones irrelevantes, pero su onda expansiva es mucho más poderosa que la chispa que la encendió. Los problemas a medio resolver, o las cosas no dichas, aprovechan ese momento para salir con toda su fuerza.
Estas son algunas las frases que disparan conflictos:
• Pensamiento rígido: “yo pienso de esta manera y es la verdad”.
• Pensamiento rebuscado: “me parece que me quiso decir tal cosa”
• Pensamiento moralizante: “esto es bueno y aquello es malo”.
• Pensamiento desconfiado: “lo que dije lo van a usar en mi contra”.
• Pensamiento depresivo: “ya no me importa nada”.
• Pensamiento de perjuicio: “soy una carga”.
• Pensamiento arrogante: “yo puedo con todo”.
• Pensamiento temeroso: “no voy a poder”.
• Pensamiento negativo “A mí nada me sale bien”.
• Pensamiento sensible: “las cosas me afectan demasiado”
¿Qué hacer?
• Estar atentos para que el conflicto no se convierta en un modelo relación.
• Abrir siempre la comunicación para que no se acumulen malestares no dichos.
• Esperar y comunicar. Hay cosas que se dicen “en caliente” que provocan mucho dolor.
• Las parejas tienen que desarrollar estrategias para enfrentar los problemas que surjan. Evaluar siempre varias alternativas y acordar cómo encararlas.
• No esperar que el amor resuelva todo. Esta idea romántica impide que parezcan conductas efectivas, es decir, lo que ambos puedan hacer para encarar lo que suceda. El amor estará implícito en las estrategias de afrontamiento y no como un ideal.
• Las creencias negativas se imponen como una verdad. Aprender a flexibilizarlas.
• Antes de reaccionar, escuchar. Muchas de estas reacciones son defensivas, es decir: “se actúa porque ya se sabe lo que va a suceder”.
• Cada vinculo debe respetar la autonomía y los espacios individuales. La manipulación, la dominación, influir en el otro coartando su desarrollo son formas de violencia.
• Aprender a hacer acuerdos aun cuando existan puntos de vista diferentes.
• Recuperar siempre el deseo entre tanta influencia y presiones externas.
Asesoró: Doctor Walter Ghedín, psiquiatra y sexólogo