Ben Affleck firmó un contrato matrimonial en el cual se compromete a tener sexo 4 veces por semana. Es la exigencia que le impuso Jennifer Lopez antes de casarse. Esto nos lleva a preguntarnos, ¿está bueno tener relaciones sexuales con tanta frecuencia? ¿Cuál es la frecuencia ideal? Tendemos a medir y cuantificar todo y en sexualidad no hay excepción -los tamaños de genitales y pechos, la cantidad de sexo por semana y los orgasmos.
El famoso ‘’acabaste’’ como fin anunciado del gran éxtasis. Esta, la gran pregunta que pone en evidencia la potencia del macho que le hizo tener 5 orgasmos y la super mujer multiorgásmica que puede disfrutar tal cualquier corto porno.
¿Cuántos tuviste? La pregunta que sigue… Y seguimos en la cuantificación de la sexualidad y las exigencias de varones para con las mujeres que no tienen deseo, exigencias de mujeres que quieren más frecuencia… parámetros de una normalidad impuesta a la que nos queremos adecuar y no sabemos bien de dónde viene.
Salir del lugar de dador y dadora y poder situarnos en el lugar de quien facilita, propicia, habilita y acompaña el goce.
¿En qué nos basamos para decir cuál es la frecuencia sexual ideal?
Desde la sexología vamos escuchando consultas diversas al respecto y lo que podemos decir es que cada persona tiene sus momentos particulares en los que desea encontrarse consigo misma/o y con otro/a.
También -en el caso de estar en pareja- hay que compatibilizar ese propio deseo personal con el de la otra persona, lo cual muchas veces no coincide y entramos en lo que suele llamarse ‘’discronaxias”, esto es no estar compatibles en los horarios y tiempos en los que la pareja demanda.
¿Es conveniente pedir a la pareja? ¿Hay que dialogarlo? Sino acordamos en los momentos, ¿qué hacemos? Estas preguntas invaden los consultorios sexológicos y a veces también se charlan en cenas o encuentros con amigos, manifestando mucho desconcierto al escuchar que los otros tienen relaciones sexuales todos los días, y ello suele situar a alguna persona en el lugar de ‘’anormal’’. Muchos se callan, no dicen nada o sonríen como asintiendo y luego como dice el dicho popular: ‘’la procesión va por dentro’’.
Es imprescindible poder saber que la sexualidad es multidimensional, es física, emocional, espiritual y la cotidianeidad va configurando ese ser sexual en cada momento de nuestra vida.
Las emociones cumplen un rol fundamental en la sexualidad y si hay problemas personales, si hay discusiones en la pareja, si se está ante mucho estrés, la expresión de la sexualidad en el encuentro sexual o la disposición para el mismo estará resentida por estas situaciones.
Muchas personas creen erróneamente que porque la otra persona es mi pareja tiene el ‘’deber’’ de responder a mis deseos sexuales sólo por el hecho de serlo. El deseo sexual es variable y está influenciado por todo lo que hacemos en nuestra vida, también con el tiempo en el que se está en la relación, con la cotidianeidad.
Se recomienda a las parejas escucharse, conectar con lo que a la otra persona le pasa, con lo que siente y con su deseo sexual también. Muchas veces se va a tener que dejar a un lado el deseo propio del encuentro sexual porque la pareja no está dispuesta o conectada con lo mismo. Y de paso está bueno saber que se puede disfrutar en soledad de un encuentro erótico consigo mismo/a, lo cual también es muy placentero.
Porque si tu pareja te dice no quiero té, no le des té. Consentimiento, clave.
Y el último tip: ¡no te compares! No te sirve ni te suma, viví tu sexualidad como sientas cada día y en acuerdo con quien estés.
Fuente: Lic. Analía Lilian Pereyra es Sexóloga clínica y Educativa
IG: @licenciadaanaliapereyra