El tiempo es un elemento esencial del que está hecha la vida. Podríamos incluso afirmar que, la vida en realidad es tiempo. Aquello a lo que dedicamos nuestro tiempo es en definitiva a lo que asignamos nuestra vida.
Muchas veces, nuestros días se vuelven rutinarios. Nos despertamos, duchamos, desayunamos, vamos al trabajo, volvemos, cenamos y dormimos. Por consiguiente, es muy común terminar el día con una sensación de vacío. No disponemos de tiempo para pensar, y en el momento de dormir, nos abordan todo tipo de pensamientos. Ocasionalmente, podemos sentirnos disconformes con nuestra vida.
Nuestra mente gasta alrededor del 70% de su tiempo reproduciendo memorias y creando escenarios de “momentos perfectos”. Solo en un 30% de nuestro tiempo estamos realmente viviendo el presente. Lo malo no es que invirtamos tan poco tiempo, sino que mucha gente nunca logra vivir en el ahora.
¿De qué depende nuestra percepción del tiempo?
Si lo que estamos haciendo nos produce bienestar o placer, el tiempo nos pasará más rápido que si lo que hacemos nos aburre o cansa.
El tiempo vuela cuando lo estamos pasando bien, cuando nos gusta lo que hacemos, cuando estamos motivados, cuando lo que hacemos es novedoso o cuando estamos ocupados.
¿Por qué unos días pasan volando y otros se hacen eternos?
Si hay algo común a todos los mortales es que el tiempo pasa para todos y a la misma velocidad.
Sin embargo, también es cierto que la manera en la que cada uno percibe este paso del tiempo es totalmente distinta y depende de diversos factores:
- La atención
Si tenemos la atención sobre la actividad que estamos realizando, ya sea una conversación, mirar el horizonte, una tarea laboral, ejercicio, lo que sea, el tiempo va a parecer que se nos pasa más rápido. Si estamos haciendo fila en el banco, esperando unos minutos a que alguien llegue, frenados en el peaje, o en viaje en un colectivo, el tiempo va a parecernos eterno, porque la atención está puesta justo en eso, en el tiempo y no en la acción o tarea que estamos realizando.
- El campo emocional
Si estamos entusiasmados, motivados, contentos, comprometidos, enfocados, el tiempo parecerá que se disipa en segundos. Por el contrario, si estamos ansiosos, con miedo, aburridos, angustiados, el tiempo se hará chicle y estaremos deseando que se pase más rápido.
- Invertir
Donde estemos sintiendo que el tiempo destinado es invertido en algo/alguien que nos interesa, que tenga un fin o propósito para nosotros, el tiempo es rápido. Cuando “mal invertimos” el tiempo en vivencias o situaciones donde no encontramos ningún estímulo que nos interese, el peso de los minutos se hace notar.
- La edad
Cuanto más pequeños somos, la cantidad de estímulos que recibimos a diario son situaciones nuevas, desconocidas, eso nos genera disponer mayor atención. A medida que vamos creciendo, esas situaciones pasan a ser conocidas e incluso a automatizarse. Los niños no tienen pasado ni futuro, por eso gozan del presente.
¿Qué hacer para que nuestro tiempo no se sienta pesado?
- El tiempo es una dimensión fundamental que influye en nuestras percepciones y, en consecuencia, nos permite organizar nuestras acciones.
- Hacer cosas nuevas, cuando el cerebro está en una nueva situación, debe destinar mucho más tiempo que en situaciones familiarizadas.
- Salir del tiempo automático y estar más presente en cada actividad que se realiza, concentrados y con el foco puesto en ella.
- Poner tiempo para la realización de tareas, entre ellas, hacer algo distinto.
- Realizar primero las tareas que sientas donde el tiempo se frena y luego en las que éste fluye.
- Apartarse de la tarea que estas realizando, y escucha una canción que a uno le guste que active alguno de los sentidos.
- Modificar un poco tu rutina y se encontrarán grandes resultados.
- Tener una actitud positiva ante la vida para atraer cosas buenas. Una actitud negativa ante la vida, sin darse cuenta solo se tendrán cosas malas alrededor y se pensará que es porque uno no mereces nada mejor.
- No hacer "el papel de víctima", mirar la vida con positivismo y ver cómo la vida devuelve la sonrisa.
- Recordar, que mañana no es un día más, mañana es un día menos en el reloj de nuestra vida, aprende a disfrutar y saber dónde invertir tu tan preciado tiempo.
¿Qué causa la falta de tiempo?
En muchas ocasiones, la falta de tiempo (real o sentido) provoca situaciones de estrés en el trabajo ya que, dependiendo del volumen de tareas a desempeñar, y sobre todo de la distribución de las mismas entre los compañeros, puede suponer que aparezcan síntomas relacionados con la presión, la fatiga o sensación de agobio ante esa falta de tiempo, estresarse y crear un ambiente poco propicio.
¿Cómo utilizar el tiempo?
1. Invertí tiempo en planificar.
2. Distinguí entre lo importante y lo urgente.
3. Detectá tus malos hábitos.
4. Gestioná tu energía.
5. Planificá descansos cortos.
6. No pongas en tu agenda diaria cantidad de tareas que no te alcance el día para llevarlas a cabo.
7. Concentrate y atendé al presente.
Celina Cocimano es coach ontológico y terapeuta emocional, Ig: @celinacocimano