Las exigencias personales, sociales, laborales, así como también situaciones nuevas, que impliquen desafíos o provoquen mucha incertidumbre, pueden ser fuente de estrés que nos afecta tanto a nivel físico como emocional.
Pero dicho estado no solo está presente en los adultos, sino también en la vida de los niños, a quienes muchas veces se suele pensar que no “deberían” pasar por situaciones estresantes, pero sin embargo, existen determinados acontecimientos que pueden ser fuente de estrés para ellos como ser: cambios en la situación familiar (mudarse de ciudad y colegio divorcio de los padres, mudarse de ciudad y colegio, fallecimiento de un familiar, llegada de un hermano), situaciones en el ámbito escolar (acoso de los compañeros, exámenes) o bien, convivir en un contexto donde predomine la incertidumbre, preocupación y temor ante una nueva enfermedad, como es el caso de la pandemia de Covid-19 que nos toca transitar.
Es importante tener presente que, el estrés, en niveles adecuados, es una respuesta necesaria de nuestro organismo para adaptarnos a nuevos cambios y situaciones que se nos presentan a lo largo de la vida. Pero el exceso y prolongación del estrés en el tiempo, puede afectar el desarrollo físico, emocional y cognitivo tanto del niño como del adulto.
Niños propensos a padecer estrés
Hoy se puede observar que la sociedad se encuentra cada vez más competitiva y con una tendencia a buscar constantemente la “productividad”, lo que ha generado que muchas de las demandas y exigencias impuestas recaigan también en los niños, haciéndolos más propensos a sufrir los efectos del estrés.
Año tras año, vemos niños cada vez más pequeños con agendas “completas” de actividades extracurriculares, donde muchas veces se encuentran, al finalizar su día, sin haber tenido tiempo para jugar libremente y pasar un momento de disfrute en familia.
En relación a estas actividades, si bien muchas de ellas los chicos suelen hacerlas con entusiasmo, es importante evaluar y regular las expectativas que tenemos los adultos para con los chicos, porque muchas veces la iniciativa proviene del adulto, sin darnos cuenta que luego les sobreexigimos a ellos que cumplan con todas las actividades y deberes de la escuela al mismo tiempo, lo que puede ocasionarles en algunos casos mucho estrés.
Con este contexto de pandemia, es sumamente relevante regular nuestras expectativas y priorizar por sobre todas las cosas la salud mental de los chicos y chicas, ya que la situación actual, también, en mayor o menor medida, ha generado muchos cambios en sus rutinas, provocándoles en algunos casos estrés. Es por ello que tenemos que estar atentos a ciertas “señales” que nos van a permitir poder detectar si nuestro hijo/a está transitando estrés.
Señales de los chicos estresados
El estrés se puede manifestar de muchas formas en cada niño y niña. Algunos de los cambios que manifiestan pueden observarse en su comportamiento, manifestando irritabilidad; alteraciones en el sueño (dormir demasiado o muy poco) o en la alimentación (comer demasiado o muy poco); malhumor; dejar de realizar actividades que solían gustarle y expresar preocupaciones de forma rutinaria.
Asimismo, el estrés puede generar síntomas físicos como dolor de estómago y dolores de cabeza. En eses casos es importante en primer lugar acudir al médico de cabecera para realizar los estudios correspondientes y descartar que no sea nada orgánico. En relación a dichos síntomas físicos y conductuales, es importante tener presente que los niños necesitan de nuestra ayuda y guía para poder comprender cómo se sienten.
Suele suceder que muchos de ellos, y sobre todo en niños más pequeños, aún no conocen el significado de sentirse estresados y por ende probablemente tampoco sepan cómo describirlo, por lo que será sumamente necesario nuestro acompañamiento y contención para poder ayudarlos. Por ello, ante un caso de estrés infantil, tendremos, en primer lugar, que estar atentos a estas señales para ayudarlos lo más pronto y rápido posible.
Qué hacer para evitar que el estrés los afecte
Teniendo en cuenta el contexto de pandemia que hoy nos toca vivir, es importante reducir el impacto del estrés en los niños llevando adelante las siguientes recomendaciones:
- Propiciar espacios de comunicación y diálogo en familia, donde resultará fundamental validar y empatizar con las emociones de los niños así como también con aquellas preocupaciones o pensamientos que tengan.
- Crear y facilitar un ambiente seguro, en donde los niños puedan sentirse libres y seguros de jugar en su hogar, así como también destinar momentos del día para compartir un momento de disfrute en familia.
- Establecer junto a ellos rutinas, apoyándonos con imágenes que representen las diferentes actividades diarias que realizan los chicos (cepillarse los dientes, desayunar, jugar, almorzar, etc) para que los ayude a asimilar dichas rutinas. Las mismas son indispensables, ya que proporcionan mayor seguridad en los chicos al saber que es lo que se espera de ellos.
- Regular las expectativas que tenemos como adultos, siendo más tolerantes y flexibles con los niños.
- Ayudarlos a expresar sus emociones, facilitándoles recursos y actividades lúdicos como por ejemplo, pintar o dibujar para canalizar sus sentimientos y emociones.
Al ser el estrés un factor inevitable en nuestra vida, debemos tener en cuenta que el modo en que los niños y niñas lo transiten, dependerá en gran parte del acompañamiento que tengan en su hogar y la respuesta que vean en sus padres, cuidadores y adultos referentes ante su propio estrés. Los adultos seremos la imagen guía de reacción a sus emociones, por eso es fundamental que asumamos que debemos brindarles un espacio, en la mayor medida posible, emocionalmente saludable.
Es importante remarcar que en el caso de que el niño se vea afectado frecuentemente por los síntomas del estrés y que los mismos se prolonguen en el tiempo, se recomienda siempre que los padres busquen asesoramiento profesional.
Lic. María Laura Lezaeta es co-fundadora de JUEGOlogía (instagram @juegologia)