La primera infancia del niño es una ventana crítica y oportuna donde se empiezan a formar las bases de la salud futura, comenzando en el embarazo y prolongándose los primeros 2 a 3 años.
Los microorganismos a los que están expuestos los bebés durante este período desempeñan un papel clave en la maduración de lo que van a ser los microbios que lo acompañen y formen durante toda su vida. Dentro de todos los factores que están implicados en esta colonización se destaca la lactancia materna, vehículo de bacterias benéficas y, por supuesto, de amor, detalle no menor en la formación y crecimiento del bebé.
Además de proporcionar los nutrientes y sustancias necesarias para el crecimiento y desarrollo del bebé, la lactancia materna ayuda a mejorar la salud de la mamá y, según la Organización Mundial de la Salud, mejora el desarrollo social y económico de individuos y naciones y tiene un impacto positivo en el medio ambiente.
Es importante recalcar que la recomendación durante los primeros años de vida del bebé es que los mismos reciban exclusivamente leche materna hasta los 6 meses de vida, y que luego continúen con esta práctica incorporando alimentación complementaria hasta, al menos, los 2 años.
En Argentina, según los resultados de la Encuesta Nacional de Lactancia Materna (ENaLac) 2017, existe una elevada proporción de niños que sigue sin beneficiarse de la lactancia materna exclusiva, con un porcentaje de adhesión a esta práctica del 58% a dos meses y del 42% a los 6.
El tema que se ha elegido por parte de la Alianza Mundial para la Acción sobre Lactancia Materna para la semana de la lactancia materna es: "Proteger la lactancia materna: una responsabilidad compartida". Amamantar y ser amamantados es un derecho, y no es responsabilidad únicamente de las madres que esto se cumpla, aquí hablamos de responsabilidad social, de trabajo de todos.
La idealización de prácticas alimentarias, incluyendo la forma, tiempos y características del amamantamiento, puede venir acompañada de estrés y frustración. Cuando comienzan los cuestionamientos externos y/o personales viene la culpa innecesaria. Hacés lo que podés, y eso es lo más importante. Como padres, madres, hermanos, hijos o simplemente como parte de una sociedad debemos fomentar las prácticas de lactancia materna, comprendiendo que, si por diferentes factores no se puede realizar, no cambiará el amor y/o el vínculo de la madre con el recién nacido.
Fuente: Dra. Virginia Busnelli, (MN 110351), Médica especialista en nutrición y directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF
