El poder de quererte es un libro que ha cautivado ya más de 100.000 corazones en todo el mundo. Su autora, la psicóloga chilena María Paz Blanco, brinda en primera persona un recorrido por sus páginas y nos invita a adentrarnos en el camino hacia una vida en plenitud, a partir de reencontrarnos con el amor propio.
De profesión psicóloga, tiene en su haber otros tantos títulos que certifican varios conocimientos orientados a promover el bienestar interior. Tiene 41 años, es mamá de tres hijos y habla con una férrea convicción a la hora de abordar algunos puntos de su obra a la que define como un "manual". Porque, explica, no solamente vierte varios conocimientos teóricos, sino que al leerlo, es posible ir anotando ideas, respondiendo preguntas, si es que la idea es abrirse a su propuesta: comenzar a querernos. De verdad y para siempre.
María Paz, con su tono de voz dulce y entusiasta, afirma: "Como autora a una le encanta que su libro se pueda vender. Pero me conmueven los testimonios que recibo. Porque siento que me alimentan. Y me dicen 'este libro es un pequeño faro de luz en la vida de alguien'. No hay nada que te pueda llenar más el corazón que sentir que el trabajo y el tiempo que dedicaste a escribirlo, ayudó a alguien más", reconoce.
Según afirma, "puede ser leído por cualquier persona... está escrito en voz femenina, pero la verdad es que hay muchos hombres que lo leen. Mi próximo libro, lo estoy escribiendo no solamente para el género femenino".
Y, recomienda, su lectura es propicia para diferentes situaciones por las que alguien puede estar atravesando: "Lo puedes si estás atravesando alguna dificultad, algún quiebre, algún vacío. Te va a dar las herramientas, la inspiración para volver a conectar contigo y a levantarte. Pero también si estás pasando un momento de dicha y plenitud contigo misma, te va a permitir alimentar aún más esa llama del crecimiento interior".
Y, haciendo uso de una díada que retomará en algún tramo de la charla con Para Ti, explica: "Ya sea en el dolor o en la luz, es un libro que siempre te va a dejar una pequeña o gran lección, así es que las animo todas a que lean El poder de quererte... sé que les va a gustar mucho."
María Paz Blanco confiesa que "fue escrito desde un lugar de completa vulnerabilidad y honestidad, poniendo mi experiencia y mis talentos al servicio de mi alma, que es servir" y confiesa "me encanta recibir los mensajes y los testimonios de mis lectores, que me cuenten cómo van con este viaje, que es un viaje imperfecto. Si no te amas tú... te vas a hacer compañía toda la vida. Por tanto trabajar en ti y llevarte bien contigo misma es importante y, por supuesto, nunca subestimes el poder de quererte".
¿Por qué podemos dejar de querernos?
Primero que todo, debo reconocer que no nos han enseñado a querernos. Nos han enseñado a enfrentar batallas, nos han enfrentado a ser fuertes. Nos han enseñado a que no tenemos que ser vulnerables, porque eso es sinónimo de debilidad. Nos han enseñado, de cierta manera, a resistir a aguantar pero no a querernos.
Y muchas veces planteo lo siguiente: qué distinto sería si en los colegios, en la educación primaria o ya también secundaria, tuviéramos asignatura de educación emocional, que nos enseñaran a amarnos, a querernos, a cuidarnos... seríamos jóvenes mucho más seguros.
Tendríamos las cosas más claras, tomaríamos mejores decisiones. Entonces, claro, si no nos han enseñado a querernos y, de cierta manera, hemos aprendido la práctica es un concepto que en el fondo uno puede ir cometiendo errores en el camino.
Y algo que es importante y que va muy ligado a eso es el concepto del amor propio, que sabemos que está súper manoseado, hay 10.000 libros de amor propio, por decirlo de una manera, se vincula mucho al hedonismo también.
A estas prácticas superficiales de goce, de la tranquilidad en el sentido de 'me voy al spa' o 'me junto un ratito con las amigas a conversar'. Que, sí, son prácticas que están buenas; son necesarias porque, efectivamente, te dan ese placer momentáneo pero que luego se esfuma. Pero no son prácticas reales de amor propio.
Tenemos que entender que cuando tu amor propio depende de alguien más o de algo más, es decir, se basa en el amor de otra cosa o de otra persona, deja de ser propio: así de simple. Por algo se llama amor propio.
Por lo tanto, es fundamental que el amor propio dependa solo de ti. No puede depender de tu pareja, no puede depender de tus bienes materiales, no puede depender de tu cargo, de tu rol o de tu profesión. El amor propio es algo que solamente lo tienes tú por el solo hecho de existir y no depende de las etiquetas ni de quién te acompañe al lado.
Creo que, sin duda, algo que también puede llevar mucho a dejar de querernos, son las comparaciones. Estamos en un mundo de las redes sociales. Estamos en un mundo del Instagram.
Yo crecí mi adolescencia sin esas redes. Tengo 41 años, por tanto, me liberé de eso. Pero, claro, hoy día vemos que desde pequeños los niños tienen acceso a las redes sociales y la comparación constante es muy nociva.
Porque siempre te estás sintiendo, de cierta forma, que no eres suficiente. Ves que la otra chica el novio es mejor o tiene novio o se ve en sus vacaciones más divertidas o sientes que se ve más linda. Donde también sabemos que mucho de eso está distorsionado.
Entonces, la gente, cuenta lo que quiere contar en Instagram. Yo soy psicóloga y también hago mucho live coaching uno a uno y, una vez, estaba en la consulta y la chica, una mujer preciosa, tenía muchos seguidores en las redes sociales, con muchas frases motivacionales.
Pensé 'qué llamativo que ella me esté buscando' porque, desde lo que se veía en las redes, no es cierto, se veía todo súper bien. Pero cuando la conocí en la consulta, ella era una mujer completamente insegura y utilizaba todo esto como una máscara, como para poder proyectar algo que ella no era.
Entonces, ojo con ese valor que le damos a las redes sociales. Creo que llevan a comparaciones erróneas, dañinas y que, efectivamente, tenemos que evitar.
En cuarto lugar, por qué podemos dejar de querernos, muchas veces cuando no cultivamos nuestro amor propio, caemos en relaciones tóxicas. Insisto, nuestra autoestima o amor propio depende de otra persona y también hay muchas creencias limitantes a la base: eso es clave. Creencias limitantes desde 'no puedo estar sola', 'yo necesito alguien para ser feliz' o 'necesito un complemento en mi vida'.
Esas creencias limitantes te llevan a actuar de cierta manera. Eso es súper importante: como tú piensas es, luego, como tú sientes y como tú actúas. Hay una congruencia en esos tres pasos, por tanto, tienes que revisar tus creencias limitantes... ¿Qué estás pensando? ¿Qué es lo que piensas de la vida? ¿Qué es lo que piensas de tí misma? ¿Qué es lo que piensas de tener una pareja? Porque te va a hacer sentir de una manera determinada y vas a actuar así, en consecuencia.
Por ejemplo, si yo pienso que en la vida una no puede estar sola, necesita una pareja para estar feliz. Si ese es mi pensamiento, ¿cómo me voy a sentir si estoy sola? Insuficiente, angustiada por no tener pareja y también ansiosa por salir en la búsqueda de ella, ¿no? Y, en consecuencia, ¿Cómo voy a actuar? Desde la carencia, al final, recibiendo o metiéndome en cualquier relación tóxica con tal de llenar ese vacío. Por tanto, revisar nuestras creencias limitantes es la clave para empezar también a querernos y a querernos en lo profundo.
¿Es posible abrir los ojos y el corazón y comenzar a desandar ese camino?
-Sí, ¡absolutamente! Y esta pregunta, me encanta. A veces pensamos que nuestra biografía nos determina, que nuestra historia es así o que hasta que nuestra genética y nuestro carácter nos definieron y yo no puedo cambiar... ¡Y eso no es así!
Yo, como conferencista, tengo una conferencia -que es muy linda- que se llama 'Tú eres la arquitecta de tu vida' y algo que es clave: tu historia, tu biografía, tus genes no te determinan. Te pueden hacer el camino, a veces, menos fluido? Sí. Pero siempre tú tienes esa opción y ese poder personal de decidir qué quieres hacer con tu vida. Eso es así y eso es clave.
Creo que tomar esa decisión de manera deliberada, no surge muy espontáneo, no '¡voy a tomar las riendas de mi vida y voy a transitar por el camino del bienestar'. No. Muchas veces, la puerta de entrada de ese camino -lamentablemente, pero es así- es una experiencias dolorosas que, de cierta manera, hemos tenido que enfrentar solas. Pero que también tras ese dolor, son las más grandes bendiciones.
Porque lo que uno aprende en la oscuridad jamás lo va a poder aprender en los momentos de luz. Y cuando vives esa oscuridad a solas, sin las máscaras, sin tener que actuar para otros, empiezas a conocerte en toda tu esencia. Y desde ahí, desde ese lugar de extrema vulnerabilidad -pero también de una completa honestidad contigo misma- es donde descubres y dices 'puedo elegir el camino del crecimiento personal y de la reinvención como una constante en la vida'. Y eso es importante, porque uno nunca se va a graduar ni de crecimiento personal, ni de desarrollo interior, ni de amor propio. Una vez que eliges ese sendero, es un sendero que se alimenta todos los días.
¿Por dónde podemos comenzar?
- Por dónde podemos comenzar y, en el libro lo explico muy bien y paso a paso, porque creo que es importante ir siguiendo cierta metodología que nos asegure que vamos en el camino correcto para trabajar en nosotras mismas.
El primer paso fundamental que todas tenemos que hacer y todos también, es el autoconocimiento. Porque uno no puede amar aquello que no conoce. Es como que yo dijera. 'Ay, amo, Berlín' sin haber estado en Berlín... entonces, ¿cómo voy a amar Berlín? Puedo decir, 'me encantaría ir a Berlín' o 'me gusta Berlín por lo que he visto en las fotos' pero yo no amo Berlín porque no lo conozco.
Entonces, el primer para amarte es el autoconocimiento. Y aquí algo importante es que tenemos que entender que el que el autoconocimiento implica conocer nuestras dos caras, las dos caras de la moneda. La cara luminosa y la cara que es más oscura. Como bien decía el psiquiatra y psicoanalista Carl Jung, es amarte con tu luz y con tu sombra.
Lo que pasa es que todos nos queremos amar en la luz... lo luminoso es más lindo, es más agradable, no duele. Pero la sombra es la que te enseña lecciones que jamás aprenderías en la luz y tienes que integrarla para amarte porque, de lo contrario, la versión en la cual te estás amando no es una versión total.
Parte del amor propio y parte del autoconocimiento es la aceptación. Implica eso como un segundo paso: tú te conoces con tu luz y con tu sombra. Y, cuando estás en tu sombra, empiezas en ese camino que hay que tener coraje, valentía, porque porque cuesta mirar lo que a uno no le gusta de uno. Cuesta reconocerlo, da pudor, a veces lo vemos tanto en otros como espejo y hasta que nos damos cuenta que somos nosotras que lo tenemos.
Cuando tienes la sombra hay dos cosas importantes: hay cosas que simplemente tienes que aceptar y otras cosas que tienes que superar. Y esos camino de la superación y de la aceptación son clave para empezar. A partir de ahí ya pisamos tierra firme, una muy buena base para ir creeciendo, desarrollándote y, por supuesto, explorando todo tu potencial y conectándote con tu poder interior.
¿Cómo podemos darnos cuenta en lo cotidiano, de que no estamos en un buen momento con nosotras mismas?
-Uno se conoce cuando no está bien, algo siente. Hay mujeres que, cuando no están bien, se les cae el ánimo, no quieren salir, se quieren quedar todo el día en casa, en la cama. Otras no se quieren ni arreglar ni vestir. O, al contrario, que con tal de sentirse bien, salen y a través de 'shocks de dopamina', el salir a fiestas y el alcohol, esos estímulos para camuflar que no están bien. Cada uno tiene una forma pero, lo que las une a todas, es la falta de ilusión con la vida. Es sentir que, de cierta manera, la vida pasa y no tienes mucha influencia sobre ella.
Y no me refiero a 'motivación', porque es efímera. Un día uno puede estar muy motivado y, otro día, no. La ilusión es algo permanente, que no depende de las circunstancias externas. Puedes estar pasando el peor episodio de tu vida, atravesando un dolor profundo, pero cuando te conectas con la ilusión, que muchas veces se da desde la espiritualidad, desde setirte guiada por algo superior.
Para algunos puede ser el Universo, para otros la Fuente, para mí, es Dios. Pero es un Dios que trasciende las religiones y eso es importante, porque es entender que todos estamos divinamente protegidos y guiados a algo superior.
Y cuando empiezas a sentir así, recuperas esa ilusión en la vida y, de cierta manera, empiezas a entender que esos aparentes fracasos son los que te han permitido tener las más grandes lecciones para poder alcanzar el siguiente nivel, cuando empezás a elegir el aprendizaje en lugar del sufrimiento, porque sabemos que el dolor es parte de la experiencia humana, es así, es una emoción básica, va a estar siempre. Pero el sufrimiento no lo es, es opcional, es una actitud que uno elige. Entonces, ante ese dolor, ¿qué prefiero yo? ¿Quiero dejar que me tire la ola y me deje en el suelo? O tal vez sí, como lo cuento en el libro, me pasa eso pero ese mismo revolcón, caída, fue el motor y el impulso a decir 'me quiero superar'. Entonces, el conectarme con la ilusión de vivir es clave.
Porque siento que pensamos que la vida es un derecho, cuando en realidad, la vida es una bendición Y cuando comenzás a verlo desde esa perspectiva, cambia mucho tu actitud, tus ganas de vivir y empiezas a recuperar el gozo, la dicha y la esperanza.
¿Qué síntomas ves con más frecuencia en quienes dejan de quererse?
-Excesos de compras, comidas rápidas, todo eso que te de ese shot de dompamina que te permite sentirte bien pero es efímero.
Te diría que, principalmente, cuando uno deja de quererse, algo transversal es que uno se convierte en una víctima de la vida. Como que todo te pasa a tí y tú no tienes mucha responsabilidad en eso. De cierta manera pierdes ese poder personal, que es lo que todos y todas tenemos por el hecho de existir: lo que pasa es que no conectamos con ello, no nos enseñaron a hacerlo. Ese libro (N. de R: l poder de quererte, de su autoría) y lo hace muy bien.
Pero el problema es que nos hemos venido contando la historia de manera distinta: 'no soy suficiente', o 'me falta lo siguiente'. Por lo tanto, caemos en la victimización, que es lo más fácil para dejar de quererse... no asumir la responsabilidad.
Porque nadie quiere reconocer que no se quiere, ¡es muy duro! Ese análisis racional no lo hace nadie, entonces, el que no se quiere, empieza a preocuparse por todo el resto, menos de sí mismo para, así, no hacerse cargo de ella misma, porque tiene la excusa de que se preocupa de todo el resto.
De esta manera, tenés la excusa de que no te queda tiempo para preocuparte de tí misma. El problema es que si no te ocupas de tí, no te llenas tú de combustible, no tienes nada para entregar a los demás, entonces tienes que partir de tí. Por lo tanto, deja a atrás la victimización, porque es muy negativa.
Cuando estás en una posición de víctima, estás en una posición de carencia, desde una vibración negativa, baja, y por tanto todo lo que vas a atraer a tu alrededor va a ser de ese mismo resonar. Por eso es importante empezar a asumir esa responsabilidad, no desde la culpa, sino desde el poder. De decir: esta es mi vida, yo puedo decidir qué pensar, qué hacer, cómo sentirme. Porque nos quejamos mucho de cómo nos hacen sentir los demás, de que actuamos así por ese otro. Pero no, no es que ese otro te hace sentir así, sino que tú permites que esa persona te haga sentir así, eso es asumir la responsabilidad y es clave.
¿Podés decirnos cinco actos cotidianos que nos ayuden a querernos más?
-Me encanta esta pregunta, porque son cosas que todos y todas podemos llevar a la práctica. No es que se puede decir no tengo el dinero, las herramientas... ¡todos podemos llevarlo a la práctica!
Es algo que en el libro se habla de manera muy profuda. Hay estudios científicos que avalan todo el poder de la gratitud. Lo que tiene de divertido también el libro, es que te da el espacio para poder responder ciertas preguntas, es un manual de trabajo. No solo vas leyendo los conceptos en lo teórico, sino vas practicándolo.
En primer lugar, se me ocurre, practicar la gratitud, que no es dar las gracias, ser agradecida. Sino que tiene que ver con esa mirada apreciativa, de dejar de dar sentado todo lo hermoso que nos rodea, todo lo lindo, todas las bendiciones y empezar a reconocerlas.
Y cuando me dicen 'yo no tengo bendiciones en mi día', entonces yo les pregunto o les digo en las conferencias: tienes una cama, un techo, lo más probable es que esta mañana te diste una ducha y lo hiciste por tí sola, que tienes la autonomía motora de poder hacerlo.
Creo que la gratitud es el pilar clave cuando uno quiere empezar a decir ¿por dónde parto? Por reconocer tus bendiciones. Por todas estas cosas que das por sentado y que, de cierta manera, no te das cuenta que tienes y que realmente son bendiciones.
Es tu salud, el que puedas alimentarte, que tengas un techo. Y, a medida que empieza a conectar y a reconocer cada una de estas cosas buenas que ocurren en tu día, empiezas a reprogramar tu cerebro. Y eso es lo que más me gusta mi, ¡Me encanta la neurociencia! Empiezas a crear las redes neuronales de la gratitud. Al comienzo se te puede hacer un poco más complejo pero, si partes como un hábito, y lo empiezas a practicar día a día siguiendo una regla -que me encanta- que es la 'regla de los dos días': todos los días pero no te puedes saltar más de dos días seguidos, así de simple.
Comenzando con un hábito, una vez que ya pasan 60 días, que es lo que es lo que demuestran los nuevos estudios que es el número ideal de días para crear un hábito de una manera más robusta, tu cerebro ya está entrenado para la gratitud. Entonces empieza a cambiar tu mentalidad, tu enfoque. Entonces, ya no es la carencia, lo que me falta, sino que empiezas a resonar en abundancia. A sentirte agradecida por ver el amanecer, porque pudiste caminar hacia el trabajo, o porque pudiste compartir con una amiga y tuviste una linda... Ese es un pilar clave: la gratitud.
Segundo dejar la queja. Creo que pasa mucho cuando uno empieza a practicar la gratitud. A veces, vivimos quejándonos y no nos damos cuenta. Muchas veces hay amigas que se juntan para quejarse. Pareciera ser como que gana la que más se queja. Por ejemplo, se juntan las dos. Fueron a dejar a los chicos al colegio y después se juntan a un café. Y empieza una 'mira Facundo se ha portado tan mal, le mandó un reporte la profesora que si no seguía mejorando lo iban a suspender de clases'. Y la otra empieza 'no, pero es que eso no es nada. Te mueres con lo que le ha pasado a Juan. Ya lo suspendieron ¡y no una vez!' Y así empieza una escalada simétrica de queja, donde al final -no te das cuenta- y empiezas no solamente a quejarte, sino que a rodearte de gente que se queja.
¿Cómo cortamos eso? Tiene que haber acá fuerza de voluntad y disciplina. Y es despertar un día y decir 'hoy no me voy a quejar', y cuando de verdad lo decides y tomas esa decisión deliberada de no quejarte por el tráfico, por la mala cara que te recibió tu jefe en la mañana, porque el señor cuando compraste el café ni te miró ni t dio las gracias cuando le dejaste la propina porque, simplemente, no te vas a enfocar en eso, tu vida cambia. Y eso es maravilloso.
Tercero: no te compares. Esto de las redes sociales no está parando: sabemos que es algo que aumenta. Está el Instagram, TikTok, el uso de filtros.... un montón de cosas distorsionadas que llevan a la comparación. ¡Deja de compararte! Eres perfecta así como eres. ¿Por qué hemos creído que ahora tenemos que vernos todos iguales y estar todos unificados para calzar en ese estereotipo? Lo más bello es la diversidad, lo más hermoso es ser única, ¡Abraza tu unicidad! que es lo que te distingue de los demás y siéntete orgullosa de ello.
Y, finalmente, y creo que es clave. Este fue un libro que -después voy a contar- pero lo hablo no solamente desde mi experiencia como psicóloga, como coach de vida, sino que lo vivo en mi propia experiencia como mujer y madre. Es que tienes que convertirte en tu mejor proyecto siempre. Porque la vida te va a impulsar a que hayan otros proyectos más importantes.
Me llama mucho la atención como ciertas mujeres, por ejemplo, sobre todo en el trabajo tienen súper claro qué es lo que tienen que hacer, saben cuáles son sus objetivos, tienen todo anotado en la agenda y demás. Pero, cuando a esa misma mujer le digo '¿Cuáles son tus objetivos de este año o este semestre contigo misma? La respuesta es que no tienen. Entonces, digo 'wow, no te estás valorando como tu mejor proyecto'. Y lo que es clave, para estar bien con los demás, es comenzar siempre por ti... porque uno no puede dar lo que no tiene. Por tanto, enamórate de ti y de convertirte en tu mejor proyecto, siempre.
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