Hace años se recomendaba tomarse un "tecito de boldo" antes de acostarse para facilitar la digestión. Lo cierto es que esta vieja costumbre tiene un sustento: las bondades de esta planta para ayudar en el proceso digestivo.
Entre sus beneficios, el boldo ayuda a reducir los niveles de colesterol y depura el hígado de la bilis, ayudando a su vez a eliminar las grasas del organismo, por lo que es muy recomendable su consumo regular para quienes padecen ictericia, cirrosis o hígado graso.
Todos estos beneficios vienen como consecuencia de su alto contenido en boldina, un alcaloide capaz de estimular el funcionamiento de la vesícula biliar. Además, el consumo de boldo nos permite cambiar la composición química de la bilis, mientras previene la formación de cálculos biliares o piedras en la vesícula.
-Ayuda a evitar a retención de líquidos.
-Posee ascaridol, un aceite esencial con efecto antiflatulento, sedante y analgésico.
Cómo preparar el té de boldo
Proporción: una cucharada pequeña de boldo (estacionado y seco) por cada taza de agua.
Preparación: añadir el agua hirviendo sobre la hierba, tapar y dejar reposar durante unos 10 o 15 minutos. Luego se cuela y ya está lista para beber. Eso sí, su particular sabor puede no resultar agradable al principio, por lo que se le puede sumar algún endulzante a gusto.
También se puede preparar en cantidad: poner un litro de agua a hervir en una olla y, al romper hervor, añadir 4 cucharadas de la hierba. Dejar hervir 2 minutos, apagar el fuego y dejar reposar.
Para quienes no desean hacerlo de forma casera, el té de boldo también se consigue en saquitos.