Por Agustina Murcho, Licenciada en Nutrición especialista en trastornos alimentarios (M.N. 7888 / M.P. 3196) - Instagram: @nutricion.ag
En general y como debe ser, en las vacaciones de invierno la rutina cambia, cambiamos de lugar, de horarios, de actividades, y claramente la alimentación también. Lo cual es lo más normal del mundo.
Ahora bien, no por el hecho de que sean vacaciones, vamos a elegir el descontrol, porque la vida sigue y no es la última vez que vamos a comer. Como todo en la vida, lo mejor es el equilibrio.
Durante las vacaciones, lo mejor es lograr un balance en las comidas: ni privarse de todo, ni tener días a puros excesos. Obviamente van a haber comidas “distintas” con más frecuencia, pero no hay que comer como si fuera la última vez.
Tips par comer saludable y disfrutar en las vacaciones de invierno
* Disminuir las comidas altas en grasas y azúcares, NO EVITAR, porque sino estaríamos ante una restricción.
* Balancear las comidas: Por ejemplo, si a la noche organizamos una reunión con amigos y sabemos que va a haber picada, asado y postres, en el almuerzo podemos pedir un plato saludable completo para no llegar con hambre.
* Lograr equilibrio entre las comidas, y no dejar de comer.
* No saltear comidas, tratar de mantener una rutina diaria de comidas para evitar el descontrol por no haber comido por muchas horas.
* Intentar moverse caminando en lo posible, recorriendo lugares si viajamos, hacer juegos donde implique moverse.
* No comer como si fuera la última vez.
Lo recomendable es lograr un hábito de comida sana y evitar dietas que pueden generar trastornos alimenticios.
Muchas veces lo que ocurre es que la persona come todo lo que tiene ganas durante un viaje, o en sus vacaciones, y luego regresa con la obligación de "hacer dieta" para eliminarlos kilos de más. Esto suele ocurrir en forma recurrente en la vida de las personas, por lo que sí tiene un atracón por semana se pueden generar distintas situaciones que podrán afectar al patrón alimentario que tiene.
Las dietas restrictivas pueden ser la puerta para desarrollar un trastorno alimentario para quienes son vulnerables. La realidad es que no son sostenibles en el tiempo, no hay placer, no se toma en cuenta la vida social ni las emociones y generan una desregulación de lo que es el circuito de hambre y saciedad, desencadenando el descontrol alimentario. Es importante entender que de todo eso hay evidencia que lo comprueba.
No es bueno realizar dietas -salvo que sea alguna dieta específica por una patología- ya que no es sano restringir alimentos. Restringir calorías, nutrientes y placer provoca que se desregulen los neurotransmisores que afectan las emociones, el placer y el estado de ánimo y el sueño. Además, hacer una dieta restrictiva puede generar atracones y un efecto rebote, provocando más desorden alimentario.