Hace pocos meses Mick Jagger, Ron Wood y Keith Richards se subieron a un escenario de Madrid para dar un show de casi tres horas que marcó el inicio de una gira de dos meses The Rolling Stones. Paul McCartney, con ochenta años, comenzó a dar también recitales. Además de ser músicos, famosos e ingleses, estos músicos tienen algo en común: tienen entre 78 años y 80 años.
Es verdadero decir que son privilegiados porque desde jóvenes abrazaron una pasión como la música pero también es cierto que hay –y hubieron– otros músicos que reúnen estas condiciones pero se encuentran lejos de estar en su mismo estado.
Cómo es envejecer en el siglo XXI
La prolongación de la vida es un dato real y uno de los cambios sociales que, sin duda, definirán este siglo XXI. Según un informe de las Naciones Unidas, en 2020, en el mundo, el número de personas de más de 60 años superó al de los niños menores de 5 años, y se estima que para 2050, los llamados “adultos mayores” se duplicarán, es decir serán más de 1500 millones. A su vez, el 80 por ciento de ellos vivirá en países de ingresos medios y bajos.
Más allá de los desafíos que depara a los gobiernos y empresarios desde lo económico, financiero, servicios, lo que mueve a los profesionales que estudian este aumento en la expectativa de vida es el por qué se produce. No sólo Jagger, McCartney y Stewart gozan de una “vejez” activa. Mirtha Legrand, en nuestro país, es un ejemplo de vitalidad y calidad de vida.
Qué dice la Ciencia al respecto
En la Universidad de Harvard, Robert Waldinger (Psiquiatra y Psicólogo) dirige el Estudio de Desarrollo de Adultos que durante 78 años siguió la vida de 724 hombres. Cada dos años, a todos ellos, se los encuestó, se le hizo exámenes médicos, escaneos cerebrales e incluso se entrevistó a sus parientes y amigos.
La respuesta al por qué hay una prolongación de la vida sorprendió. No se menciona la ingesta de un medicamento “mágico” ni sometimiento a cirugías de rejuvenecimiento. El informe demostró que la clave para una vejez saludable está en la conexión con los afectos: familia, amigos o aquello que para la persona es "su comunidad". Por el contrario, la soledad detona esa posibilidad porque se la considera tóxica y dañina.
“Cuando analizamos a las personas del estudio a los 80 años, descubrimos que quienes habían llegado mejor a esa edad no fue porque a los 50 años había tenido el colesterol controlado, sino por el grado de satisfacción saludable de sus relaciones sociales”, explicó Robert Waldinger en una charla TED. “Incluso quienes a los 80 tenían dolores físicos, eran personas que no habían perdido el humor porque no habían acumulado lo que llamamos ‘dolor emocional’. Esto es, habían procurado trabajar y cuidar las relaciones afectivas”.
Este concepto de la importancia de ese tejido afectivo es algo que detalla también Hernán Fainzaig, quien como Director ejecutivo de The Senior Home, tiene una extensa experiencia en el cuidado de los adultos que deciden –o lo hacen sus familias– ingresar a un espacio para atravesar una mejor vejez.
“En otras partes del mundo, y ya hoy en Argentina, hay adultos mayores que por razones varias, eligen pasar su última etapa en espacios donde aparte de tener pares para socializar y generar amistades, tienen toda un estructura de acompañamiento médico y hasta estético. Más allá del deterioro que pudiera implicar en algunos casos, apuntamos a que la persona este activa. Nosotros sabemos que es el momento donde uno tiene toda la experiencia de la vida y tiene que ser de disfrute", añade.
"También a no tomarlo como un ‘depósito’ porque no lo es. Son clave las actividades lúdicas y de estimulación cognitiva durante todo el día”, finaliza.