Marcelo Giacobbe es el diseñador "detrás" del sexy vestido negro que Juliana Awada usó para la gala del G20 en Hamburgo. Hoy, después de pasar por muchas empresas y fábricas de indumentaria hasta decidirse a emprender su propio camino, Giacobbe es uno de los elegidos por la primera dama. No fue fácil, pero lo logró. “Siempre supe lo que quería hacer. Y mi disparador siempre fue la duda, ‘¿llegaré?’”, confiesa mientras da comienzo a esta entrevista.
-¿Sentís que llegaste?
-El trabajo de diseñador es un ejercicio constante y todo el tiempo se renuevan los retos. Primero es cómo hacer un producto, después cómo lo podés comercializar, cómo la gente lo interpreta y después cómo te podés reinventar.
-Es que hay una cuestión clara que es el reconocimiento del público...
-Puede ser, pero eso también fue una sucesión de hechos. Digo, ganar premios, salir en Vogue, que mi vestido fuera tapa de alguna revista, vestir a Juliana (Awada), son algunos logros que permitieron que yo ganara más confianza en mi trabajo. Los logros que parecen certeros no lo son y no te das cuenta hasta que estás ahí: yo tengo que seguir trabajando, entregando vestidos y reinventándome.
-¿Cómo llegó a vos Juliana Awada?
-Por recomendación. Fue al principio de 2015, mucho antes de las elecciones y de ser primera dama. Yo había trabajado con varias de sus amigas y a ella le había gustado un vestido mío. Recuerdo que yo estaba trabajando en Nueva York y me cayó el mail de una clienta preguntándome si le podía pasar mi contacto. ¡Obvio que le dije que sí! Después nos contactamos e incluso me pidió varios vestidos para la asunción, que finalmente no usó para eventos públicos pero sí en forma privada.
-¿Por qué creés que te eligió?
-Según ella, porque le gustan los materiales con los que trabajo. “A mí me gusta que vos usás estas telas que no son telas”, me dijo. Creo que ese es mi aporte al mundo de la moda.
“A mí me gusta que vos usás estas telas que no son telas”, le dijo Juliana al diseñador
-Ella se sale un poco del protocolo, ¿no?
-Lo que nos pasa a los argentinos es que hace tiempo no hay una mujer que ocupe ese rol de primera dama. Creo que Cristina Fernández, cuando lo fue, se posicionó de otra manera. Juliana ya era una figura pública mucho antes de asumir el lugar de primera dama. Ella va probando estilos, tratando de respetar que es una mujer joven que quiere divertirse.
UNA PRIMERA DAMA EN JEANS. "¡Me encanta que Juliana use jeans y zapatillas! Todos usamos jeans", declara el diseñador. Y agrega: "Cuando nos vemos, casi siempre está de jeans y alpargatas. Me gusta la idea de que democratice prendas. A todos nos gusta mezclar diseños más exclusivos combinados con otras súper económicas. La idea de primera dama en tailleur quedó en los noventa".
Me gusta la idea de que democratice prendas. La idea de primera dama en tailleur quedó en los noventa
-¿Le proponés o ella te pide?
-Ambos. Ella es súper abierta y, como es tan informal, te da libertad para crear.
-¿Cómo te llevás con los otros diseñadores que la visten?
-Bárbaro. Me parece buenísimo que alguien que tiene un nivel de exposición como el de ella pueda darle lugar a varios diseñadores. Esa idea del diseñador como niño mimado pertenece a otro período.
-¿Le cambiarías algo?
-No, porque no le cambiaría nada a nadie. Yo no creo en la idea de que para ser la mejor versión de uno mismo, uno tenga que dejar de ser quién es.
-¿Te da la confianza para decirle si algo no te gusta?
-Ella se da cuenta antes. Tiene ojo. Me acuerdo que cuando fue lo del G20 le llevé varios vestidos y ella me dijo “probame el crudo porque para mí es el que va” y yo le puse cara de que no, entonces me dijo “bueno, entonces probame el que vos creés que va”. Le probé el negro y le dije “es el negro”. Después le probé el crudo, que era el que ella quería desde un principio, y me dijo “ves que tenés razón, es el negro”.
-¿Paga?
-Sí. Hay cosas que ella me compra, pero también yo le regalo otras, las use o no.
-¿Cuánto sale un Giacobbe?
-Arriba de $ 30.000.
-¿Las mujeres te piden los diseños que ella usó?
-Sí, de otras celebrities también. Pero como la gente sabe que todo se personaliza, entiende que va a ser diferente.
-¿A qué otra primera dama te hubiera gustado vestir?
-Mi trabajo de tesis de la facultad fue sobre Eva Perón. Calculo que a ella…
-Si Evita viviera hoy ¿usaría Giacobbe?
-¿Por qué no? A ella le gustaba mucho la técnica de Dior, el calce, y eso es algo que modestamente yo intento recuperar en mi trabajo.
-¿Alguna otra? ¿Cristina Fernández? ¿Inés Pertiné? ¿Zulema Yoma?
-No, pero porque creo que la mujer que se identifica con mi trabajo es más dinámica y más joven. No por un tema de edad, sino de espíritu. La mujer que a mí me gusta es menos amuñecada, más pícara.
-¿Y de afuera?
-Me hubiera gustado vestir a Michelle Obama. Brigitte Macron también me gusta. Y Angela Merkel me parece divertida e inteligente, una mujer que toma riesgos y tiene una personalidad muy atractiva.
-¿Y a Máxima?
-Me encantaría, pero todavía no tuve la oportunidad. Me parece súper cálida, me gusta cómo se viste. Se juega bastante, es pícara. Brilla a través de su rol.
-Y también tiene algo modesto, ¿no? Repite vestidos…
-Sí, y ahí está la clave de un buen diseño, en que se repita el uso. Por eso no creo en la idea de lujo. Cuando a vos te gusta mucho un jean, lo usas mil veces. Lo mejor que te puede pasar como diseñador es que ocurra eso
Texto: MARU RAFFAELLI