La misteriosa desaparición de una obra de arte da pie a la última novela de Matilde Asensi: Sakura (El Ateneo). Una intriga que traza un enigmático viaje desde París a Japón. En esta obra la figura del pintor Vincent van Gogh juega un papel esencial.
Nacida en Alicante, España, en 1962, Asensi es una las escritoras españolas más exitosas del momento, con más de veinte millones de lectores en todo el mundo. Es una referente para los amantes de la novela histórica de aventuras. Sus obras siempre se han basado en hechos reales.
Y en Sakura narra la muerte de un coleccionista de arte japonés. Tras su fallecimiento, desaparece misteriosamente uno de los cuadros más reconocidos de Van Gogh, comprado por él en una subasta por 82,5 millones de dólares.
IMPRESIONISMO JAPONÉS. Desentrañar este misterio que envuelve a una de las obras más reverenciadas del artista holandés “Retrato del doctor Gachet” sirve de excusa para que Asensi regale al lector un libro cargado de suspenso como también de los intrincados símbolos de la cultura japonesa y de la belleza de la pintura impresionista.
En una entrevista, Asensi se muestra muy sorprendida sobre el desconocimiento que hay en torno a la figura del artista holandés, sobre todo en lo referente al gran impacto que tuvo el género japonés conocido como Ukiyo-e (estampa japonesa) en su producción artística.
“El impresionismo viene de Japón”, revela la autora. Y cuando ya trabajaba en su novela, a mitad del proceso, descubrió que “Los lirios” de Van Gogh es casi una réplica de la obra de un japonés del siglo XVII, OgataKorin.
ESCRIBIR PARA SORPRENDER. Matilde Asensi, es periodista y trabajó una época en la cadena Ser. Luego se desempeñó como administrativa en un hospital: una funcionaria invisible que se encerraba a escribir cuando volvía a casa. Aprendió a escribir novelas y se convirtió en una firma capaz de vender millones de libros en todo el mundo, traducidos a quince idiomas.
“Todo lo que investigo está dirigido a tener un desenlace que me permita sorprender al lector”. Cada investigación le lleva un año, año y medio antes de comenzar a escribir. “Cuando me siento a escribir ya sé dónde acaba, no hay misterio para mí”.
Su vocación tiene sus raíces en su historia familiar. Recuerda que su abuelo había sido periodista y hubiera querido ser escritor pero no pudo porque tuvo que mantener a su familia. Su madre nació en la época en la que las mujeres no contaban y tampoco pudo ser escritora.
Pero en la casa de sus padres no sólo había libros, se hablaba de libros. Fue la primera nieta de la familia y parecía que había nacido con una misión: cumplir el sueño que su abuelo no pudo cumplir.
Texto. REDACCIÓN PARA TI. Fotos. GENTILEZA EL ATENEO.