Giambattista Valli llevó las dicotomías generacionales a la pasarela de la Semana de la Moda parisina. Abrió el desfile con un vestido camisero blanco y la prenda fue la primera de muchos looks diminutos.
Los pantalones acampanados trajeron los aires de finales de los años sesenta. Un abrigo de jacquard hasta el suelo con ribete de piel sintética inspirado en los afganos que usaban los estudiantes durante las revueltas del 68 se destacó entre los looks más clásicos y chic de Valli.
Pero no faltaron sus clásicos vestidos de tul. Esta vez más escalonados y voluminosos que nunca.
El Musee d'Art Moderne con minifaldas de tul frou-frou y lentejuelas, esa fue parte de la propuesta de Valli para sus looks de noche.
También se destacó un maxi vestido rojo de lentejuelas con abertura en las piernas combinado con medias al tono.
Looks que transmiten una rebeldía perpetua, una revolución generacional.