Kate Middleton y Meghan Markle acompañaron a sus respectivos esposos, los príncipes William y Harry, en la despedida de la reina Isabel II que contó con la presencia de los máximos representantes de las casas reales, líderes políticos y diplomáticos.
Ambas respetaron el protocolo del luto de la manera más elegante y sobria y además hicieron diferentes elecciones en sus outfits con las que buscaron homenajear a la monarca.
El look minimalista de Kate Middleton
La princesa de Gales se mantuvo fiel a su esencia y optó por el minimalismo luciendo una de sus prendas preferidas: el vestido-abrigo. En este caso, llevó una pieza de escote solapa cruzado y corte a la cintura -detalle que estiliza especialmente su figura- con falda midi tableada de silueta evasé, una creación sencilla pero totalmente impecable que le sentaba como un guante. Se trata de la versión oscura del diseño en blanco firmado por Alexander McQueen que llevó en junio en el Trooping the Colour.
En su cabeza llevó el clásico sombrero de luto victoriano con velo en red de Philip Treacy, su marca de sombrerería preferida y una de las más prestigiosas del mundo. Acorde al protocolo, llevó el pelo recogido en un rodete bajo.
Además, lució joyas históricas, como el collar de perlas y diamantes con broche central que fue exhibido por Isabel II y por Lady Di en ocasiones anteriores, además de los aros de perlas de Baréin.
Completó con medias negras y zapatos con puntera, de Gianvito Rossi, un modelo que usó en otras ocasiones.
Meghan Markle y sus guiños en homenaje a Isabel II
La duquesa de Sussex también eligió un estilo minimalista y elegante: optó por un vestido-capa de corte midi con cuello cerrado, de Stella McCartney.
En su cabeza lució una capelina de ala curvada confeccionada en rafia y ladeada hacia la derecha que aporta además de sobriedad, un toque glamoroso a su look. Es del famoso sombrerero Stephen Jones para la casa parisina de Dior.
En cuanto a sus joyas, fueron sencillas y discretas pero con un gran significado: un par de pequeños y discretos aros de perlas -piedra que adoraba Isabel II- y diamantes. Los llevó días atrás en la capilla ardiente y que guardan un pequeño simbolismo, ya que los estrenó en su primer compromiso oficial con Isabel II: ella se los había regalado.
Complementó con la icónica pulsera Love en oro amarillo de Cartier de más de 7.000 euros, con un maquillaje sencillo con labios y mejillas rosadas, ojos marcados con sombras oscuras, medias negras muy finas y altísimos zapatos de taco con puntera. A su llegada a la Catedral junto a la duquesa Sophie de Wessex, lleva un par de guantes de seda, otro emotivo gesto que la esposa de Harry tuvo en homenaje a la difunta royal, ya que le apasionaba este complemento y los lucía en varios colores.