Pasaron 70 años desde la coronación de Isabel II y la Abadía de Westminster se mantiene igual que hace 900 años. Isabel II fue la sexta reina allí coronada y hoy su hijo Carlos se convirtió en Carlos III en una ceremonia que tiene una pompa que le permite a los británicos y a sus invitados ser parte de un halo donde el protocolo todo lo envuelve. Una coronación que marca un capítulo de modernidad ya que es la primera que se realiza en Inglaterra en época de redes sociales.
Aunque varios detalles marcan la ceremonia de coronación de Carlos III esta vez se destacan elementos sentimentales que llegan como consecuencia de la modernidad de la época y acompañan a la moda que va más allá de lo que vistieron. Es la segunda coronación que vive Inglaterra en los últimos cien años. Pasaron muchos años desde la de Isabel. Cambió el siglo. Cambió el mundo. Cambió el protocolo y además cambiaron los protagonistas.
Carlos asume como rey con Camilla Parker, la que fuera su amante, y ese punto ya marca el cambio de época. Una monarquía que si bien todavía cumple con la tradición británica también destaca un cambio y una nueva era para la monarquía moderna.
Si cuando fue coronada Isabel II se consideró de avanzada la televisación del evento real, hoy hay que destacar que primaron elementos donde se pone en valor en lo sentimental. En primer lugar la historia de amor entre Carlos y Camilla llega a buen término y su amor es bendecido con coronas incluídas. La historia de amor tiene desde hoy un nuevo capítulo, una suerte de final feliz de una película romántica, más allá que sabemos que la vida continúa después del the end y los títulos.
El look de Camilla Parker: eligió al diseñador de cabecera de Lady Di
La esposa de Carlos, ex Duquesa de Cornualles y hoy Camilla del Reino Unido, reina consorte del rey Carlos III se consolidó con lo que vistió estando a la altura de este nuevo capítulo de su historia de amor. Eligió a Bruce Oldfield, el modista británico que, además, supo ser el diseñador de cabecera de Diana de Gales durante una década transformando a una joven que vestía cárdigans y prendas floreadas en una princesa con vestidos a medida que la convirtieron en una mujer sofisticada muy a tono con los 80.
El diseño del día para Camilla está realizado en seda color marfil con flores silvestres bordadas en plata y oro como marca el protocolo. Ese delicado bordado floral en todo el vestido es un gesto de amor a su historia con Carlos. Si a Lady Di le puso el estilo a la orden del día, hoy, la importancia de llamarse Olfield y vestir a la nueva reina puede tener una lectura encubierta en las decenas de margaritas, nomeolvides y celidonias bordadas del traje.
Kate Middleton vestida por Alexander McQueen, rindió tributo a Lady Di y a Isabel II con sus joyas
En el otro extremo podemos citar a Kate Middleton, la princesa de Gales. Llamada "Kate The Great" por el diario The Sun minutos después de la ceremonia, usó un vestido de crepe de seda color marfil con rosas, cardos, narcisos y tréboles bordados en hilos de plata de la firma Alexander McQueen (la misma que la vistió para su casamiento) más un tocado de hojas de plata.
Y acá viene el dato sentimental: en honor a su marido William, hijo de Diana de Gales, usó aros de perlas y diamantes llamados “herradura y laurel” que pertenecieron a Lady Di. El collar con 105 diamantes era de Isabel II. Kate Middlenton que venía de una maratón de eventos previos a la coronación luciendo exquisita volvió a destacar de manera silenciosa.
El protocolo de las royals invitadas: largos midi y uso de sombreros o fascinators
Durante nueve siglos el protocolo dictaminó que no se invitaba a jefes de Estado y que ningún otro miembro de la realeza podía acudir a la coronación de un soberano británico. Fue Carlos quien rompió la centenaria tradición y se rodeó de los representantes de las monarquías de todo el mundo. Esta apertura contribuyó a ver un auténtico desfile de estilos, colores, prendas, joyas y looks que llegaron caminando a la Abadía de Westminster.
Se trató de un show de moda real que no se vio en la coronación de Isabel II cuando fue ungida, bendecida y coronada. Además tuvo, en los invitados, las notas de color. El típico cielo plomizo londinense ayudó a destacar el pantone de lo que vistieron algunas de las invitadas, desde colores pasteles al mejor estilo caramelos Sugus, otros tonos intensos y mucho blanco.
La etiqueta marcaba que había que vestir sombreros y fascinators y así fue que estuvieron obligados en la cita. Mientras algunos completaban muy bien el look se notaba que otros estaban por compromiso. El detalle fue el largo de las faldas, el largo midi, que entre difícil y elegante se vio ideal. Y real. ¿Algunas destacaron más que otras? Por supuesto pero la manera de llevar la selección fue lo que marcó el punto de exclusividad.
Rania de Jordania, Charlene de Mónaco y otras royals europeas
El caminar de Rania de Jordania movía la melena y las mechas más rubias muy a tono con el amarillo claro de su vestido que no podía ocultar que las mangas estaban cosidas aparte para cumplir con el protocolo de tener los brazos cubiertos. Eso si, el casquette a tono.
Y hablando de tinturas en el pelo el corte corto de Charlene de Mónaco, princesa consorte de Mónaco y esposa de Alberto II, vestida con un dos piezas color off-white destacaba mechones rubios que lograban iluminar aún más su aparente fastidio (?).
Marie-Chantal de Grecia y Dinamarca, princesa de Grecia era una pincelada celeste claro, desde el tocado pequeño, el vestido con un gran moño en el hombro y los stilettos. El detalle fue el clutch, un falso libro también celeste que rezaba "In Search of Lost Time" (En busca del tiempo pedido), el libro de Marcel Proust que en líneas generales narra la vida tal como la experimenta cada persona desde su cuerpo y su espiritualidad únicas. Un libro que navega entre las emociones de lo subjetivo y lo racional y estaba muy a tono con la relación amorosa de los recientes reyes.
Aplauso, medalla y beso para Akshata Murthy, la flamante y millonaria, esposa del primer ministro británico Rishi Sunak, quien demostró que menos es más. El vestido estilo años 50 de seda labrada celeste porcelana se llevó todas las miradas aún teniendo los brazos descubiertos. Los complementos, de color negro eran el perfecto contraste.
También estuvo invitada Olena Volodímirivna Zelenska, la primera dama de Ucrania y su presencia marca una postura política respecto de la guerra entre Rusia y Ucrania. La sobriedad del tapado y el vestido gris claro a juego, cuentan que su presencia es un símbolo importante en estos tiempos bélicos.
Victoria de Suecia, Máxima de Países Bajos y Letizia de España: looks a todo color
Victoria de Suecia llegó con su padre Carlos XVI Gustavo de Suecia, luciendo uno de los vestidos que se salieron de la paleta pastel. Eligió el azul Klein desde la cabeza, con un sombrero pillow, hasta de pies, con clásicos stilettos escotados más cartera y guantes ad hoc. La llovizna estampaba con gotas en el satin del vestido con escote redondo y faja.
Máxima de Países Bajos nos recordó que es argentina y no se recogió el pelo rubio, lo usó suelto de un lado para compensar el sombrero ladeado del lado derecho. Nívea e iluminada arriesgó el look con un vestido blanco con el canesú de macramé y no arriesgó en los complementos: sobre y stilettos nude.
Letizia Ortiz fue la Barbie Chic de la mañana, con un vestido trompe l´oeil como un tailleur color rosado intenso de chaqueta de cuerpo pequeño, con peplum y falda recta con el largo a media pantorrilla, firmado por Carolina Herrera. Hasta los zapatos de seda y la cartera estaban al tono. El sombrero de rafia cubierto con una red y plumetí rosa de Balel, una tradicional sombrerería madrileña llamó todas las miradas. Elegancia y sofisticación para Doña Letizia.