Un exclusivo hotel de Nueva York fue el lugar que eligió Madonna para su esperado e impactante regreso que tuvo lugar en el marco del fin de semana de la diversidad en lo que es la antesala del 28 de junio, Día Mundial del Orgullo LGBT+. La cantante, fiel a su estilo, sorprendió por su apariencia y brilló.
Esa ciudad, al igual que varias de Estados Unidos y Europa, están comenzando una nueva etapa lejos de las restricciones por la pandemia de coronavirus. Sin mascarillas y escasa distancia social… lo más parecido a era previa al COVID. “¡Es la primera vez que estoy con gente en una fiesta!”, expresó la popular cantante que la última vez que había sido vista en público fue en la fiesta que se hizo luego de Gala del MET en el 2019.
Lo cierto es que este esperado regreso no pudo ser compensado por su repertorio ya que solamente cantó dos temas: Hung Up y I Don’t Search I Find. En un espacio íntimo del hotel Standard High Line pudo disfrutar de otra forma de su show ya que se paseó por todo el interior, se subió a la barra y hasta se sacó fotos con los asistentes.
Lo llamativo vino de la mano de su atuendo. Es que las transparencias reinaron, dejando muy pocos aspectos para la imaginación. Además, lució unos guantes fucsias, botines negros y un short en la misma tonalidad. El detalle que coronó el diseño fue su pelo en color azul.
“Celebrar el orgullo sin gente habría sido una tragedia para mí. No den nada por sentado porque nunca se sabe lo que nos espera a todos a la vuelta de la esquina. Aprendan a amarse unos a otros y empiecen por amarse a sí mismos”, afirmó.
Este evento tenía como fin recaudar fondos para el Centro Ali Forney y la Haus of US, dos agrupaciones que brindan apoyo a la comunidad LGBT+. Estuvieron presentes también Anderson Cooper, Andy Cohen, Emily Ratajkowski, Zachary Quinto, Lance Bass, Adam Lambert, Jon Batiste y Lady Fag.