En uno de los momentos más emotivos de la noche, Natalia Oreiro fue invitada a cantar en vivo “No es mi despedida” de Gilda, en el que usó un imponente vestido de dos piezas, en tono noir, realizado en terciopelo de seda, compuesto de un cropped top de impoluta sastrería con detalle geométrico en el bajo busto y un escote diamante en la espalda, diseñado por María Gorof.
El broche de oro fue la falda, de estilo sirena y con caída al cuerpo, que contó con una cola bordada de manera artesanal con más de 20 boas de plumas recuperadas, que en su conjunto pesaban 6 kilos.
“El vestido agrega volumen y movimiento, creando un efecto etéreo y elegante en cada paso arriba del escenario”, aclara María Gorof.
GOROF se consolida como la marca de mayor proyección internacional, vistiendo a figuras reconocidas en el mundo, con presencia en las principales alfombras rojas como los premios Oscar, Grammy, BAFTA, Golden Globes y Met Gala. Así como también continúa su proceso de expansión a otros mercados, abriendo oficinas en Italia, Londres y París.
El primer look de Natalia Oreiro en la red carpet
Para la alfombra roja, la actriz lució un vestido Carmine Red en tul francés destacando una teatral quilla y la espalda al descubierto. El diseño, ceñido al cuerpo, presentaba un sutil destello de cristales hasta los pies aportando un brillo único.
“Elegí este tono vibrante, que refleja la pasión y el romance de estas figuras legendarias, así como su feminidad y belleza radiante”, añade María.