Se realizó la entrega de la 10° edición de los Premios Flor de Mujer 2024 en el Museo Isaac Fernández Blanco donde la Fundación Enrique Rossi distinguió a mujeres que se destacan por su talento profesional y por su solidaridad.
Patricia D´Arenberg fue una de las invitadas especiales y le entregó su premio a Amalita Amoedo. Siempre elegante y radiante, la socialité se lookeó con una de las prendas más versátiles del guardarropas, el LBD (LBD es una abreviatura de little black dress, que en español significa vestido negro corto).
Pocas piezas hay tan atemporales, elegantes, versátiles como un LBD. De la pionera Coco Chanel hasta el día de hoy, todos y cada uno de los diseñadores del mundo han reinterpretado y creado su propia versión del vestidito negro.
El look de Patricia d'Arenberg con un LBD
El LBD Es el compañero ideal para un cóctel informal, una cena entre amigos, un evento de mañana, una reunión de trabajo o incluso para asistir a un casamiento. El pequeño vestido negro nunca defrauda y siempre asegura éxito.
Por ello en esta ocasión, la socialité adoptó esta pieza imprescindible con la que sorprendió a todos los presentes. En concreto se trató de un diseño al cuerpo, sin mangas, cuello a la base y largo por encima de las rodillas.
Para complementar eligió accesorios en color dorado para iluminar su look. Por un lado, llevó un cinturón finito de cuero con hebilla, zapatos con boca de pez, aros argolla y una cartera de mano con herrajes en dorado de la firma Schiaparelli.
La historia del LBD
Mucho antes de la época de Chanel, diseñadora a quien todos atribuimos su origen, la prenda se remonta al vestuario victoriano, en el que se llevaba como señal de luto (la propia reina Victoria vistió de negro durante 40 años tras la muerte de su marido, el príncipe Alberto).
En los años 20 (con la llegada de los vestidos de cintura baja de las flappers) y desde entonces, se convirtió en símbolo de liberación y modernidad, redefiniendo con ello cómo vestían y querían vestir las mujeres. Tanto es así que supusieron el salto a la fama de Gabrielle "Coco" Chanel, gracias a sus diseños ponibles y sin complicaciones que cambiaron constricción por comodidad.
Recordemos a Audrey Hepburn, en el papel de Holly Golightly de Desayuno en Tiffany (1961), enfundada en un vestido negro (quizá el más famosos de todos) firmado por Hubert de Givenchy. O en 1972, la opción mucho más arriesgada que propuso Mireille Darc para la maison francesa Guy Laroche : un diseño con un vertiginoso escote en la espalda revelando nalga que apareció en el film El gran rubio con un zapato negro. En los años 80, Diana de Gales solía vestir habitualmente fabulosos diseños negros de cóctel o de noche.
Hasta el final de la década de los 90, surgieron muchas otras versiones que desde entonces se alzan como principales baluartes de este estilismo: el lencero de Calvin Klein, el modelo corpiño Dolce & Gabbana, el vestido vendaje de Hervé Léger entre otros.
El LBD perduró a traves de los años ya que se convirtió en la prenda más versátil, seductora, práctica, sofisticada y funcional que tiene la habilidad de ser todoterreno y además ... súper elegante.
En conclusión, el vestido negro es todo un icono que nunca puede faltar en tu guardarropas.
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