La Alta Costura de Giambattista Valli es nos demuestra que la el poder del romanticismo y de la feminidad siguen estando presentes.
La presentación virtual de la etiqueta comenzó con una imágen compartida donde por un lado se veía un cielo azul con diseños arquitectónicos de Sevilla y por otro lado se refleja una modelo en cámara lenta girando sobre su maravilloso vestido acompañados por un bailarían de ballet clásico bailando al compás de la música.
“El momento en el que vivimos ahora se trata de unir culturas. Sevilla es un lugar donde las culturas española e islámica se funden y crean una nueva tercera cultura ”, comunicó el diseñador.
Giambattista Valli, una colección grandiosa y soñadora
La colección refleja siluetas muy románticas con una fuerte influencia de los años 60 y 70: esto incluía mangas abullonadas y acampanadas, lunares dorados, elegantes vestidos de tul y muchas plumas.
Las grandes dimensiones dominaron los vestidos y las faldas que incluían varias capas de tul y volados en cascada.
Se hicieron presentes maravillosos bordados con pedrería que decoraban las encantadoras siluetas elevando la sofisticación a su punto máximo.
Los lazos y las flores decoraron los peinados aportando un aire estilo victoriano.
También aparecieron máscaras de disfraces cubiertas con hojas rústicas aportando una alta dosis de misterio.
La paleta de colores se distinguió por los tonos pasteles, aunque el rojo, el blanco y el negro también estuvieron presentes.
Las creaciones de Giambattista Valli nos hace creer que la Alta Costura sigue vigente a pesar del momento mundial en el que estamos viviendo.
La magia sigue intacta y nos permite soñar en un mundo más bello y lleno de fantasía.
La Maison desplegó una colección de vestidos mullidos, peinados arquitectónicos y atrevidos maquillajes contando una historia de una cultura utópica llena de belleza y paz.
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