Patricia Miccio fue, décadas atrás, uno de los rostros más familiares y queridos de la televisión argentina. Conducía desde 1987 Utilísima, el exitoso ciclo dedicado a la mujer que ofrecía contenidos de cocina, manualidades, consejos de maternidad, entre otras cosas y que supo marcar una época y un estilo de mujer.
Pero su carrera no había comenzado como conductora, ya que en 1975 debutó como modelo, trabajando para los más grandes diseñadores, participó en numerosos comerciales de televisión y fue portada de las principales revistas argentinas.
Después de su éxito como modelo, se destacó como conductora -además de Utilísima, durante más de 10 años- El rosa y el azul, Por quererte tanto, Temporada de Patos, 2pm, En Plenitud, Cotidiano y Todos Santos. Pero también se destacó -y mucho- por haberse atrevido a dar en los medios un testimonio constante de la enfermedad que enfrentaba.
Es que Patricia se animó a contar que padecía cáncer de mama en un tiempo que todavía se hablaba de “una cruel enfermedad” y que siendo una de las modelos y conductoras más lindas de la Argentina reveló sin tapujos (para crear conciencia) sobre los efectos que su cuerpo sufrió al recibir quimioterapia.
Nunca dramatizó sobre el tema, tampoco se puso en el lugar de víctima y siempre asumió con valentía su lucha. Invitada a un programa de televisión reveló que quitándose el maquillaje se había descubierto un bulto en el pecho. Sin perder tiempo, se hizo una mamografía y luego se operó de inmediato, para darle paso al tratamiento por quimioterapia. “Ahora uso peluca. Estoy pelada, pero el pelo vuelve a crecer como una flor o como el pasto”. Contó que la acompañaban su marido y sus hijos Francis y Axel (que en ese momento tenían catorce y cinco años) y que se hizo fuerte por amor a ellos. “Yo nunca me enojé con esto. Soy parte de las estadísticas. Una de cada diez mujeres padece cáncer de mama. Estoy muy aferrada a la vida. No niego lo que me pasa, pero tampoco me enojo con esto”.
Seis años después del diagnóstico escribió un libro desde la persona que había sido capaz de atravesar el dolor, llamado Actitud y aceptación para enfrentar la enfermedad. Se aferró a la fe, ya que era devota de la Virgen María. Y si bien volvió a ir a misa, también se integró a un grupo de mujeres de distinta religión para meditar y rezar.
En lo que respecta a su vida personal, Patricia estuvo casada con Louis Btesh (el padre de sus hijos) durante 25 años y luego se divorció. En el 2004 volvió a encontrar el amor con el empresario Benjamín Vijnovski.
En el 2011 se encontraba en Punta del Este, donde había abierto un exitoso local de ropa, cuando su enfermedad recrudeció. El año anterior había tenido una recaída pero luego de un duro tratamiento logró salir adelante.
Patricia volvió a Buenos Aires, pero la enfermedad no le dio tregua. El 6 de abril de 2011, diez años después de ese maldito diagnóstico, murió a los 56 años. Alguna vez había dicho: “Yo jamás voy a bajar los brazos, soy una voluntariosa de la vida. A mí me gusta demasiado la vida, la muerte no me gusta. No le tengo miedo, pero no es lo mío”.