Desde Intrusos estaban hablando de la dramática situación que estaba viviendo Ricardo Piñeiro cuando Marcela Tauro anunció que Fernando Villaverde le acababa de escribir que "había partido".
Tenía 66 años, se había destacado como exitoso manager de modelos en los años noventa y luego de una época de excesos, hizo un cambio radical de vida. Salió del alcoholismo, se fue a vivir al campo y colaboraba con una iglesia a personas en situación de calle. Desde el jueves pasado no se sabía nada de él y llamó la atención que no se hubiera conectado con su celular. Por eso, el domingo entraron en su casa por la fuerza y lo encontraron balbuceando y con un ACV hemorrágico.
Piñeiro fue un importante empresario que supo representar a grandes figuras como Andrea Frigerio, Mariana Arias, Paula Chaves y Verónica Lozano - sólo por citar algunas - gracias a su reconocida agencia de modelos.
En 2011, atravesó el momento más duro de su vida profesional al ver que su empresa se fue a la quiebra y tuvo que cerrar sus puertas. Aquel episodio hizo que entrara en depresión y se alejara de los medios.
Ya recuperado y con un nuevo estilo de vida, Ricardo se refugió en la fe y en los trabajos comunitarios. En una nota con "Socios del espectáculo" expresó sobre su trabajo social en el comedor de una iglesia: "Estoy comprometido por la causa, rescatamos gente en situación de calle. No ofrecemos una salida laboral, pero tratamos de que se inserten en la sociedad y tengan un trabajo digno. Se reza antes de la comida, agradeciendo que se come”.
"Ya no me interesa el mundo de la moda. Soy más feliz como voluntario en la iglesia Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón o inventando recetas proteicas", explicó Piñeiro, que dedicó sus útimos días a la fotografía, el voluntariado y a ocuparse de sus cuatro perritas salchicha, María Jesús, Olimpia, Helena y Amelie.
Al recordar su profesión como manager de modelos y famosas, reconoció: "Este es un medio bastante especial porque generalmente hay muchas chicas desagradecidas. No lo digo con resentimiento porque no soy nada resentido. Ves una que decís que puede funcionar y la formás, lo que uno hace como manager, y después se nos agrandan un poco. Eso no está bueno. Diosas arriba, terrenales abajo, siempre decía”.
En una nota que había dado a La Nación confesó haber sufrido una estafa donde perdió todo -"hasta mi nombre", dijo-, Piñeiro reveló que "tocó fondo y pude rediseñar mi vida".
"Me estafaron, pero yo también me equivoqué. Hasta perdí mi nombre. Hubo una época en la que me vinculé con gente que, lejos de nutrirme, me terminó destruyendo (...) Siempre fui muy idealista y bastante mal empresario. Pero de todo se aprende. Toqué fondo y pude rediseñar mi vida", explicó.
El ex mánager también confesó que "se estaba yendo al diablo con el alcohol" cuando decidió dejar todo, "en un entorno de soledad y depresión", pero que aferrarse a Dios lo salvó.
"Había dejado el campo, el trabajo, estaba recién instalado en el centro con mis perros. No la veía por ninguna parte. Hasta que me aferré a Dios y eso me sanó. Suena de manual, pero es la verdad. Me acerqué a la iglesia y hoy soy feliz como voluntario. Es una manera de agradecer todo lo que ellos hicieron por mí", aseguró al medio citado.
En la Iglesia, Piñeiro contó que sus tareas consisten en recibir a la gente a la entrada, darles un número y pasarle alcohol en gel por las manos a las personas en situación de calle, entre otras.
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