Hacía rato que no había una boda aristocrática en Europa porque la pandemia no lo permitía. Pero tras 18 meses de restricciones, se celebró el primer casamiento de alta sociedad y fue a todo lujo. Carlos Fitz-James Stuart, conde de Osorno e hijo del duque de Alba, se casó con Belén Corsini en el Palacio de Liria de Madrid, una finca del siglo XVIII que pertenece a la familia de Carlos desde hace siglos.
A la ceremonia íntima asistieron primos y amigos cercanos, muchos de los cuales forman la élite aristocrática de España. En España se flexibilizaron las restricciones por el COVID y se pueden celebrar casamiento con hasta 300 invitados podían asistir en el interior, sin embargo, la pareja prefirió participar de la boda a menos invitados y hacerla al aire libre en los elegantes jardines.
La novia deslumbró con un vestido de la marca española Navascués, con hombros ligeramente abullonados, manga larga y una delicada cola de tul desmontable, con el pelo recogido en una pony tail. El novio vistió el uniforme militar rojo, el de gala de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, una de las órdenes más antiguas de la nobleza. Llevó una chaqueta roja con adornos en azul marino como el pantalón de paño.
La boda se celebró en los jardines del Palacio de Liria. Este casamiento simboliza la unión de las familias más aristocráticas y ricas de España: el novio era nieto de Cayetana Fitz-James Stuart, la decimoctava duquesa de Alba. La novia, por su parte, es bisnieta de Carlos Corsini Senespleda, ingeniero y fundador de la empresa constructora y de obras públicas Corsan, que se vendió por 325 millones de euros en 2004.
El vestido de la novia tenía corte imperio con escote en 'V' realizado en georgette pesante de seda natural con doble falda y enagua en satén con remate bordado y mangas de una pieza abullonadas. La cola, independiente, era de tul plumetti bordado sobre gazar.