Si bien el acné es muy común en la adolescencia hay muchas mujeres -y hombres- que lo padecen en edades más maduras. Incluso, existen hay quienes nunca tuvieron brotes y, repentinamente, comienzan a manifestar toda clase de impurezas en el rostro.
La doctora Sara Carrasco, dermatóloga y directora de la clínica Sara Carrasco de Bilbao explica que "además de las lesiones físicas, el acné afecta psicológicamente. A los pacientes jóvenes les preocupa que sus marcas provoquen rechazo social, y a los adultos, que ven esta enfermedad como algo del pasado, afecta a su autoestima, especialmente en las relaciones sociales y laborales".
Las causas más comunes
La doctora Cristina Schepers Gassner, jefa de dermatología en la Clínica Planas de Barcelona y miembro de Top Doctors, detalla que "el acné es una enfermedad en que las secreciones excesivas de las glándulas sebáceas junto con las células muertas de la piel taponan el canal de salida del pelo. Este taponamiento de los poros favorece la producción de bacterias y la infección, lo que conlleva la aparición del grano de pus con la consiguiente inflamación de la piel y la lesión activa que a menudo deja cicatrices".
Entre las causas más comunes de su aparición en edades más adultas existen factores hereditarios, genéticos y hormonales. Se suman, según la doctora Elena Martínez Lorenzo, dermatóloga de la Clínica Pilar de Frutos, “el uso de cosméticos inadecuados y de productos demasiado grasos. Sobre todo, el uso de cremas hidratantes nutritivas y de maquillajes cobertores. La limpieza facial errónea es otra de las causas más frecuentes por una retirada incorrecta del maquillaje, dejando residuos que ensucian el poro, promoviendo la acumulación de suciedad y la proliferación bacteriana, que es origen de las lesiones de acné inflamatorio. Además, el tabaco y el estrés también son muy importantes en la aparición de nuevos brotes o el empeoramiento de los existentes".
La influencia de la alimentación en los brotes
Durante años hemos escuchado que tanto la ingesta de chocolates como de embutidos provoca granos. Según el doctor Jesús Gardeazábal García, dermatólogo en Bilbao esto es "un mito". En este sentido, sostiene que “la realidad es que no está demostrada científicamente esta relación. Sin embargo, todas las dietas equilibradas que eviten abusos de alimentos ricos en grasas saturadas y con exceso de azúcar contribuyen a la salud en general".
Por su parte, la doctora Martínez Lorenzo, menciona que "aunque no existen estudios científicos que relacionen de forma estadísticamente significativa la alimentación y el acné, sí se ha visto que hay influencia. Ocurre así con los alimentos con alta carga glucémica, alto contenido en azúcar y con la leche descremada".
Cómo tratarlo
Primero, es clave consultar al dermatólogo. “El tratamiento deberá ser siempre individualizado y recomendado por un especialista. Puede basarse en diversas modalidades: tratamiento tópico, médico, estético y cosmético. Tratamiento médico por vía sistémica o tratamiento quirúrgico-manual. En algunos casos es necesaria la administración de antibióticos orales y en los casos más graves, incluso la cirugía de las lesiones, para vaciar los comedones", indica la doctora Schepers Gassner.
Cómo cuidar la piel
La doctora Martínez Lorenzo sugiere "evitar el aporte excesivo de grasa con los productos cosméticos. A partir de los 30 se comienza a querer prevenir la aparición de arrugas y para ello se tiende a abusar de cremas hidratantes nutritivas, que aportan un exceso de grasa, con la consiguiente aparición de acné".
Además recomienda "el uso de ácidos como el retinaldehido, el ácido azelaico y el ácido glicólico, que no solo controlan el acné activo y previenen la aparición de nuevos brotes, sino que al promover el recambio epidérmico, eliminan las posibles marcas de brotes previos de acné y tienen una acción directa sobre las arrugas más finas".