Adriana Szusterman es conocida por su proyecto musical "Cantando con Adriana", en donde con el paso de los años alegró (y continúa alegrando) a miles de familias, niños pequeños y hasta a los padres que los acompañan.
Ella comenzó su carrera componiendo canciones para sus alumnos cuando era maestra de jardín y en su momento, propuso a las autoridades que plasmaran en un CD los temas musicales que los más chicos cantaban en la sala, para que pudieran hacerlo también en sus casas con la familia.
En paralelo, Adriana realizó un arduo trabajo de investigación, recopiló las canciones infantiles de todos los tiempos y de diferentes autores. Además, trabajaba animando fiestas infantiles y se formó tanto en comedia musical como en guitarra.
Fue recién en el 2001 cuando tuvo una de las mejores oportunidades de su vida: realizó una obra de teatro infantil en vacaciones de invierno en Paseo La Plaza, en la sala Pablo Neruda. Desde ahí, continuó su carrera como solista producida por ella misma y su ex marido, Carlos Gianni, logrando un enorme crecimiento.
Hasta el día de hoy, "Cantando con Adriana" tiene no solo libros infantiles, sino también música y merchandising.. Básicamente, desde que empezó, la artista nunca paró. Ahora hace una única función el 16 de diciembre en el Teatro Broadway para despedir el año y en exclusiva con Para Ti, contó todos los detalles, tanto de los shows, como del trabajo en conjunto con su hija, los momentos más difíciles de su carrera y mucho más.
La moda en el show
-¿Cómo asociás la parte estética en Cantando con Adriana?
-Nos rodeamos de un gran equipo, porque necesitamos ayuda, por supuesto. Aunque todos proponemos ideas, lo vamos trabajando. Es muy importante la moda en el show.
Mi hija, Julieta, con la cual trabajo, siempre propone cosas porque es mega creativa. Es súper artística y tiene una estética que me encanta. Juntas armamos este equipo y podemos resolver todo con escenógrafos, vestuaristas, realizadores, utilería, etc. Hay mucho material sorpresa.
La relación con Julieta, su hija
-¿Qué sentís que aprendés de ella, en tu rol como madre?
-Te juro que yo no dejo de sorprenderme. Por momentos, en los ensayos, la miro y se me caen las lágrimas, porque no puedo creer que esta mujer de 29 años haya nacido con 2 kg y medio, no sé cuándo creció. Además, es directora conmigo, las coreografías las hizo todas, las monta ella. Baila desde los siete años en el escenario, pero yo digo que lo hace desde que estaba en mi panza (risas).
Tiene una capacidad enorme. Y a veces me dice "la gente debe pensar que estoy trabajando con vos porque soy 'la hija de'". Pero nada que ver, me puedo ir tranquila de un ensayo porque dirige absolutamente todo sola.
El proceso de separación con su ex marido
-Después de haber estado 26 años casada, te separaste. ¿Cómo fue el proceso de duelo y de superación que tuviste que enfrentar?
-Hay que poder desdramatizar situaciones que a veces uno en el momento siente que son terribles. Y cuando transitás un camino de autoayuda, de evolución, o de ir a terapia, empezás a entender el por qué de las cosas.
Todo sucede por alguna razón en la vida y hay que tratar de quedarse con lo bueno. Con Sergio construimos una familia increíble, tenemos un vínculo hermoso de amistad, seguimos compartiendo cumpleaños, asados, viene a verme al teatro. Yo pido aplausos para él porque juntos formamos la familia y la productora (aunque él no esté conmigo ya). A mí lo que me daba pánico de las separaciones era cortar la relación en malos términos, como les pasó a varios conocidos míos.
-La ruptura te llevó a estar enferma. ¿Cómo lo viviste?
-Hay que animarse a atravesar lo incómodo y lo doloroso. Entendí que no había otra manera de sanar que atravesándolo. Callé tanto tiempo y por eso me enfermé, hice un tumor. Aprendí que no hay que callar las cosas que una siente, y también dejar de juzgarse, no está ni bien ni mal, simplemente nos pasa.
Yo decía: "Está mal, no puedo abandonar a mi familia, no puedo hacer esto", hasta que entendí que es al revés. Justamente, es por amor a tu familia y a vos misma que decidís tomar esa decisión. El amor propio se construye, lleva mucho tiempo. Hay que abrazar lo que nos pasa. Seguir sola para mí fue un desafío enorme.
-¿Cómo se lo tomaron tus dos hijos?
-Yo pensé que no iba a poder, hasta que me levanté, dejé de llorar y salí adelante. Mis hijos la tuvieron más clara que nosotros. Me decían: "Sí, mamá, era obvio. Son tan distintos... quedate tranquila que seremos familia por siempre". Yo me había hecho un rollo en la cabeza y ellos estaban más tranquilos que yo, me enseñaron en mi propia separación. Era tanto más simple.
También tenía que ser sincera, hablar con los chicos y decirles "el amor cambió, es un amor diferente". Además, les quise enseñar que no hay que seguir con alguien por el simple hecho de "tener que durar para siempre". La vida no es durar, es vivirla.
-¿Te quedó el miedo de volver a enamorarte y darle una segunda oportunidad al amor?
-Al contrario, me muero de ganas de enamorarme. Ya me enamoré, de hecho. Estuve de novia y fue súper loco, después de 26 años de casada y 6 y medio de novia. No sabía lo que iba a ser estar en pareja y mi hija me asesoró para abrirme una app. Ahora me río, antes lloraba, pero es todo un aprendizaje.
No soy solo una artista para las infancias, soy una mujer deseosa de vivir el gran amor de su vida y me lo merezco.
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