Alfonsina Chesini es hoy una de las referentes en la industria IT. Hace 15 años cofundó su propia empresa, planteándose un gran desafío.
Tenía que ver, por un lado, con la tecnología y con abrazar, de alguna manera, un movimiento que hoy en día forma parte esencial de todo tipo de negocios. Pero, mucho más aún, con un modo de ser que le de la relevancia esencial a los vínculos entre las personas que integran una organización, con el objetivo de crear un espacio laboral amable y habitable, en el que el trabajo sea un medio y no el fin de la vida misma.
Nacida en Calafate y criada en Gualeguaychú, esta quinta hermana de seis supo usar la fuerza que necesitó para abrirse camino en su profesión y ser referente, en la actualidad, de una organización con una cultura que le hace lugar a la diversidad desde la empatía.
"En el momento en el que arrancó Flux notábamos que las complicaciones que había en el desarrollo de software no venían tanto por lo técnico, sino más bien, por la falta de comunicación o por problemas en las relaciones. Fracasaban proyectos, que quizás eran fruto de procesos larguísimos, por falta de acuerdo entre las personas".
"Los problemas venían de una capa superior que es en los acuerdos, en ser claros, en las relaciones, en los vínculos, en los equipos, en la empatía, en entender al otro, en ponerse en su lugar... un plano más humano. Entonces, con eso en la cabeza, dijimos: si somos muy buenos técnicos y logramos desarrollar mejor el lado vincular, orientándonos a cómo hacemos las cosas, ¡esto tiene que ser una bomba! Así fue que arrancamos con el foco puesto en desarrollar una cultura organizacional que hiciese de las personas estar al servicio de los clientes, generando servicio de calidad".
"Soy una mujer dentro de una industria donde no hay tanta representatividad en mujeres. No quiere decir que no haya, pero hay pocas. Eso también me ha puesto en un lugar donde encuentro que doy valor en la organización desde el lugar de directivo, y que puedo traer esta mirada de las mujeres en la industria, y problematizar en torno a eso".
¿En qué momento de tu vida nace este interés por la informática? Quizás en el momento que vos te dedicas decidiste meterte en esto no era tan frecuente...
-Yo considero que tuve la suerte de tener Informática en la escuela. Iba a una escuela pública y, en los años noventa, no era algo común. Y tuve Logo, que era una como un programa con el que me enseñaron a programar. Para mí eso fue un antes y un después. Primero, que tuve una referente: la maestra que tenía me ayudó a meterme e, inclusive, me potenció porque me puso a enseñarle esa herramienta (con 12 o 13 años) a los chicos del jardín. ¡A nenas que no sabían ni siquiera cuál era la izquierda y derecha! Eso fue para mí muy diferencial respecto a lo que es mi carrera, a la decisión después de meterme en esta línea. Yo creo que el quiebre lo marcó esto de que alguien crea en mí para, a su vez, invitarme a ser 'docente' a esa edad. Me parece sumamente importante darle relevancia a edad temprana al pensamiento abstracto, a la programación en las infancias es un quiebre, digamos y es súper necesario hoy en día.
¿Cómo fue para vos el momento de elegir tu carrera?
-No estaba la posibilidad, en el lugar donde estaba, de emprender el camino del estudiante: sabía que tenía que emigrar a La Plata o a Buenos Aires. Por eso, arranqué mi carrera en La Plata. Desde los comienzos se notaba la poca presencia de mujeres, en el ingreso creo que había dos o tres, de las cuales me hice amiga y, al tiempo, dejaron... cursé toda mi carrera con varones pero nunca lo problematicé, en ese momento. Era lo que había, lo normalizábamos todos.
Supiste abrirte camino desde el principio...
-Creo que me favoreció el hecho de ser la quinta de seis hermanos ¡y hay que abrirse el camino! Mis padres tampoco me marcaron demasiado en lo que podía y no podía ser, nunca me pusieron trabas, eso me ayudó a no tener miedo de meterme en una carrera que no era lo que 'debés ser', que eso también está un poco metido en las infancias, los chicos para un lado, las chicas para el otro.
Con Alfonsina la charla derivó en los mandatos, en lo que "se debe" y "no se debe ser", no solo con respecto a la elección de cierta carrera en función del género, sino con ciertas creencias intrínsecas, todavía un tanto naturalizadas, de lo que se espera de una mujer: y confiesa que eso, un poco, le costó. "Sobre todo cuando una decide formar su familia, donde va a un lado, al otro cómo sigo con mi carrera". Cabe aclarar que Chesini es mamá de tres, con una hija menor de dos años de edad.
¿Cómo manejaste el tema de la carrera y de la maternidad?
-Quedé embarazada de mi primer hijo en la fase de crecimiento de la organización, en la curva de crecimiento de una startup. Aumentaba la planta, crecía la proyección, conseguíamos más clientes, ¡y quedo embarazada! Entonces empecé a pensar ¿Cuánto de esto voy a tener que relegar? Empezar a construir mi vida en relación a ser madre y a ser profesional, cómo llevar adelante estos dos aspectos de mi vida. Finalmente, fue fluyendo.
"Tuve ayuda. Y, sobre todo, nunca dejé de hablar de esto en la organización, de este lugar que tienen las madres, de cómo se transforman los tiempos. Traje la mirada de cómo las mujeres transitan las exigencias que caen sobre ellas y el esfuerzo que tienen que hacer para llevar adelante estas dos cosas".
Esta forma de ver las cosas, cuenta Alfonsina, "va mellando en la organización y hoy integran las políticas que sostenemos en Fluxx. Por la experiencia que me tocó transitar pero también abriendo el camino a otras que pudiesen estar pasando por la misma situación".
¿Cómo es tu "equipo de refuerzo" para, siendo mamá, poder ser también profesional?
-Tengo a mi compañero que es un padre presente, eso ayuda mucho en la familia. Hermanas, tías tíos, que acompañan y sostienen. Con mi primer hijo fue muy necesario al principio, entre estar presente, quién lo cuida, cuánto lo dejo, cuánto estoy presente. Luchar con eso también. Me parece que ahí la familia es un pilar. Es muy difícil hacerlo sola.
Profesión y vida personal: trabajar para posibilitar la confluencia
"Uno piensa cómo puede hacer una mujer para transitar el desarrollo profesional si no cuenta con el sostén necesario. Por eso, me siento en un lugar de privilegio, porque pude hacerlo. Yo llevaba los chicos a las reuniones de trabajo, de directorio, los tenía durmiendo al lado mío. En cierta forma, me fue un poco más fácil. Y no a todas las personas les puede pasar. De esto fui y soy consciente, por eso me parece fundamental ir abriendo camino en este sentido.
"Por ejemplo, nunca falté a un acto escolar. Claro, es re fácil decirlo desde el lugar en el que estoy, el privilegio de ocupar el lugar que tengo. Pero trabajo en pensar de qué manera esto se tiene que trasladar a una política para que más mujeres puedan estar haciendo esto y que no sea un privilegio. Si yo, que tengo este lugar, no doy estas conversaciones, ¿quién lo va a hacer? Si en el directorio de Flux fueran todos hombres, desde qué lugar puedo plantear lo que estoy diciendo".
¿Toda tu organización está basada en esos principios?
-Esta organización está basada, principalmente, en lo vincular. Por supuesto, están las dos facetas, la parte técnica y el servicio que damos, con la cultura puesta al servicio de lo que hacemos, con la mirada puesta en las personas.
"Es la consecuencia de decir que la vida laboral no está por fuera. Y lo están trayendo mucho las nuevas generaciones... ¿qué va primero? Nosotros o nuestros padres venimos de esa idea del trabajo por sobre todo y la vida queda relegada".
"Las nuevas generaciones definen 'mi tiempo es este y el resto voy a trabajar como para sostener lo que a mí me interesa realmente' y esto es, en realidad, lo natural".
"Creo que las organizaciones tienen un deber fundamental de atender estas necesidades, las demandas sociales actuales no las mismas de años atrás, cuando la mujer recién se estaba insertando en el mercado laboral. Hay que tomar lo que está pasando y hacer algo en relación a eso, nosotros reinterpretamos bajo el concepto de organizaciones habitables".
¿Es posible plasmarlo en lo cotidiano?
-Suena hasta utópico pero no lo es si lo vas tomando con pequeñas acciones como, por ejemplo, si una madre un padre quiere asistir a un evento escolar para no perderse ese momento con su hijo, la organización debería facilitar eso y encontrar las vueltas para que se cumplan los objetivos que se necesitan.
"Ese ha sido el camino de esta organización, fruto de una construcción, no es que tenemos todo 'masticado'. Cuando comenzamos nos planteamos cómo hacer para esto que pensamos de las relaciones humanas y los vínculos se traslade una organización donde no sos vos el que hace todo, hay un equipo que tiene que trabajar y representar esos mismos valores".
"Desde la base sostenemos valores organizacionales atados al desarrollo humano, hablamos de flexibilidad, autoconocimiento, perspectiva, que una persona pueda ver el mundo más allá de lo que conoce y que se anime a abrir. Flexibilidad para no estar encerrado a sus creencias; autoconocimiento para saber cómo te juegan las emociones y cómo se pone eso en juego al momento de las relaciones. Son todos valores que van a lo vincular y lo relacional, así fue como arrancamos".
"A medida que fuimos creciendo se hace mucho más difícil transmitir todo esto. Fuimos adaptando la cultura a la fase de crecimiento. En 2019 le dimos forma a esto de hacer evolucionar la cultura para que tome lo que está sucediendo a nivel las demandas sociales, a darle lugar a convertirnos en espacios habitables como empresa. Así fue que formamos el programa de diversidad, como para impulsar esta mirada. Se llama SOY y busca anclar y poner en valor las individualidades, el respeto a cada uno de las personas que conforman la organización permitiendo que cada uno sea lo que quiera ser."
"Primero orientado a género porque era lo que conocíamos, hasta que no lo ponés sobre la mesa no detectás cómo estás reproduciendo situaciones de desigualdad, aunque no lo quieras hacer. Para transformar tu espacio primero tenés que entender, sensibilizarte y conocer cuáles son estas demandas que aparecen, están sucediendo en palabras y para eso hay que aprender. Y apuntar también a sensibilizar el liderazgo, porque es el que conduce a los equipos".
"Y los clientes también lo valoran y lo reconocen. De alguna manera conduce un mejor servicio y a mejores resultados".
"Estamos continuamente aprendiendo, te vas midiendo, vas emprendiendo acciones, hacemos lo hacemos porque entendemos bien que tenemos que hacerlo. Hicimos un protocolo para detectar cuándo reproducimos cosas que no queremos reproducir. Y en base a esos vas midiendo el impacto que tiene".
Para eso, Alfonsina marca como fundamentales "la paciencia y la templanza suficiente para poder ir sorteando las resistencias, tanto de cosas que te ponen incómodo como de las que no se entienden. Y saber que en realidad estás transformando a los niños aquellos que quieran ser transformados van a ser ellos mismos agentes de transformación".
Sobre todo luego de la pandemia, "la industria IT está metida en la transformación de los negocios y para transformarlos, necesitás un montón de roles: analistas, testers, diseñadores, estrategas, hay mucho espacio. Hoy hay una oportunidad altísima para que más mujeres participen, se metan".
"Hoy la industria tiene una representatividad de mujeres del 30 por ciento, es muy baja, viene creciendo porque se empezó a poner el tema sobre la mesa y a haber acciones, programas, mucho más orientados a mujeres. Hay más coacheo, se siente esto del acompañarse, a aparecer referentes mujeres que antes no había o no tenían visibilidad".
Créditos
Fotos: Diego garcía
Video y edición de video: Candela Petech
Producción: Lucila Subiza
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