Hace unos días, la actriz Araceli González (56) preocupó a sus seguidores al revelar que padece de SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado). Esto fue diagnosticado tras una serie de análisis, producto de varios dolores estomacales que la llevaron a realizar una consulta médica, para determinar su causa.
Este provoca un cuadro de síntomas intestinales como hinchazón, gases, estreñimiento y diarrea, siendo su tratamiento a través de antibióticos para mejorar la flora intestinal. A través de sus redes, la actriz reveló que había recibido la noticia "con calma" y que todo se había debido a una mala alimentación.
"No consumo lactosa porque soy intolerante, ni gluten porque no me hace bien”, aclaró a sus más de un millón de seguidores. A su vez, hizo un "mea culpa" y consideró que su dieta no era del todo saludable y que debido a los tiempos laborales, no tenía la posibilidad de alimentarse de forma adecuada.
En este sentido, reconoció: "Lo tomé muy tranquila, no puedo hacer nada, son los stops que nos pone la vida cuando uno está muy acelerado y no se da cuenta. Lo bueno es estar lúcido para darse cuenta a tiempo". Horas más tarde, Araceli se mostró consumiendo una merienda, basada en su nueva alimentación.
"Dieta SIBO", resumió mostrando algunos alimentos como leche de almendras sin azúcar, galletas de arroz, queso untable de castañas de cajú, café no torrado, entre otras cosas. "Lo más importante es que ya estoy diagnosticada, tengo que hacer una dieta, estar con nutricionista y voy a estar muy bien", remarcó.
Qué es el sibo y cómo se puede tratar
Este síndrome se caracteriza por la anómala y excesiva presencia de bacterias en el intestino delgado que normalmente se encuentran en el intestino grueso y se asocia a síntomas tales como: dispepsia, flatulencia, náuseas, hinchazón y dolor abdominal, fatiga, diarrea y estreñimiento. Entre sus consecuencias puede provocar déficit de vitamina B12, niveles elevados de vitamina K y vitamina B9, Leve hipoproteinemia (proteínas en sangre) y mala absorción de grasas.
Una vez diagnosticado, se puede realizar un tratamiento antibiótico, con medicamentos promotores de la motilidad intestinal o con el uso de probióticos, prebióticos y/o simbióticos. También se aconseja la incorporación de una dieta para reducir la carga bacteriana y aliviar los síntomas y malestares.
Esta alimentación incluye, por ejemplo, cereales (trigo, centeno, cebada), lácteos con lactosa, legumbres (garbanzos, lentejas, etc), frutas como sandía, manzana, mora, pera, ciruela; verduras como espárrago, alcachofas, calabaza o coles. Se recomienda siempre consultar al médico de cabecera y no automedicarse al presentar los síntomas.