Cuando Esteban Bullrich se despidió en diciembre del año pasado de su actividad como senador nacional a raíz del deterioro que evidenció su salud a raíz del cuadro de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), que afecta principalmente las funciones musculares y la movilidad, sabía que iba a tener que hacer arduos trabajo de rehabilitación en su casa.
“Cómo sé que Dios nunca te pone una batalla que no puedas pelear, allá voy. Al principio me pregunté: ‘¿por qué a mí?’, pero ahora me pregunto ‘¿para qué? Dejé de buscar un propósito, qué quiere Dios de mí con esto. Me entregué a su voluntad y acepté lo que él tenía pensado para mi”, afirmó en una entrevista reciente a la Revista Gente.
Al abrir las puertas de su hogar, el político habló de la decisión que tuvo que tomar para encontrar un hogar que facilite su movilidad en silla de ruedas.
Es que cuando la enfermedad empezó a generar los impactos negativos más serios sobre su salud, se mudó a un espacio en donde tiene mayores comodidades: tiene un amplio parque, pileta y espacios amplios en los ambientes interiores.
“Nosotros desde siempre le rezamos a San José pidiendo vivir en una casa blanca, con verde. Lo cierto es que la cuarta opción directamente fue ésta: una casa blanca, con verde, ¡y ascensor! Trajimos los muebles y entraron perfecto, como a medida. Sin dudas, el carpintero José estuvo detrás, nos dio una señal”, afirmó Eugenia Sequeiros, su esposa, a ese medio.
Desde siempre, Bullrich ha manifestado su fuerte impronta religiosa. Y eso queda e evidencia en la innumerable cantidad de estampitas e imágenes católicas que están desperdigadas por toda la sala de estar.
Mientras tanto, una virgen en tamaño real es la imagen que da la bienvenida en el parque delantero. Fue en ese lugar en donde los vecinos formaron un altar con velas la tarde en la que el ex senador llegó desde el Congreso Nacional después de abandonar su cargo y brindar un emotivo discurso.