Ronnie Arias comenzó hace ocho años una nueva vida en Riachuelo, un poblado rural cercano a Colonia, en Uruguay, al construir una casa a su medida. En un principio esa propiedad era el lugar que encontraba cada fin de semana para desconectarse de Buenos Aires, pero desde que lo desvincularon de la radio se transformó en su lugar fijo de residencia. Vino la pandemia y desde ese entonces regresó en contadas oportunidades al país.
Ser trata de un hogar austero, con detalles muy propios del histórico conductor radial, en donde hay una marcada impronta rural: se pueden describir los ambientes, pero sin lugar a dudas el extenso campo que lo rodea es el principal protagonista. Además, muy cerca hay un arroyo y, en algunos momentos, ovejas, vacas y hasta un toro. Naturaleza plena que fue complementada con una huerta que él mismo armó.
Por lo que se puede ver en los distintos posteos que hizo en Instagram, los ambientes son chicos y tienen todo lo necesario para estar cómodo. Los amplios ventanales de la sala de estar, que tiene el piso de madera clara, dan una visual única de todo el entorno verde. Saliendo, hay un deck con sillas y mesas ideal para disfrutar de la puesta de sol.
En uno de los ambientes hay un espacio especial para sus elementos de entrenamiento funcional: se sabe que Arias tiene una actividad deportiva muy aplicada y cumple a diario con sus rutinas.
El baño tiene un detalle muy especial
Siempre la casa refleja un poco la personalidad de quien la habita y este es un claro ejemplo: Ronnie, ese eterno joven, armó una decoración muy especial en el baño. Los azulejos blancos estilo subway son muy bien contrastados con un espejo redondo con borde de madera. Pero no es un accesorio más… alrededor, hay distintos muñecos de dibujos animados que una reconocida cadena de comidas rápidas entregaba con la compra del menú infantil.
El exterior, el verdadero protagonista
Si bien la crudeza del invierno se hace sentir de especial manera, la primavera y el verano le dan un esplendor único a todo el campo. La casa tiene una pileta para aplacar el calor y hasta armó un lugar para hacer fogatas y hacer que las noches sean eternas. Sus perros, Pancha, Palito, la Yuyo y el Chino, son los que disfrutan a diario de estos extensos metros cuadrados de tierra.