Hoy se cumplen 50 años de la foto de la "Niña de napalm". La foto en blanco y negro de la chiquita desnuda, llorando, con brazos abiertos y expresión desesperada, conmovió al mundo. Ahora Phan Thi Kim Phúc tiene 59 años y sigue recordando cómo sintió aquel día "un dolor insoportable".
Nick Ut fue quien fotografió aquella escena cuando trabajaba para The Associated Press cubriendo la guerra de Vietnam. Le valió un Pulitzer en 1973 y la foto se convirtió en ícono de aquella guerra.
Así describe cómo era su vida en ese momento: "Mi madre me decía que de pequeña era muy risueña. Nuestra vida era sencilla y había comida en abundancia. Todo eso cambió el 8 de junio de 1972. Estaba jugando con mis primos en el atrio del templo. Momentos después, un avión voló muy bajo y a toda velocidad, el ruido fue ensordecedor. Luego, hubo explosiones y humo y un dolor insoportable. Tenía 9 años", le relató Phan Thi Kim Phúc al The New York Times.
Las brasas ardientes de la lluvia de napalm se pegaban al cuerpo. De ahí la desesperación de Phan Thi Kim Phúc corriendo desnuda. Con el tiempo tuvo que someterse a 17 cirugías para tratar sus heridas, la última en 1982.
Sobre aquel fotógrafo que la inmortalizó para siempre, destacó: "Nick no solo me cambió la vida para siempre con esa fotografía inolvidable, también me la salvó. Después de tomar la foto, bajó la cámara, me envolvió en un cobertor y me llevó a toda prisa a recibir atención médica. Le estoy eternamente agradecida", contó.
Hoy ella vive en Canadá, donde "comencé a encontrar la paz y a materializar mi misión de vida, con ayuda de mi fe, mi marido y mis amigos", dijo. A los 19 años encontró en una biblioteca una Biblia, la cual no pudo dejar de leer. En 1982 se convirtió al cristianismo evangélico. Encontró una misión en su vida: "ayudé a crear una fundación y comencé a trabajar en países asolados por la guerra para brindar asistencia médica y psicológica a niños víctimas de la guerra, así como para ofrecerles, espero, otras alternativas". Es la Fundación Kim Phúc. Y también fue nombrada embajadora de la Buena Voluntad de la Unesco.