Demi Moore y Bruce Willis tuvieron tres hijas en común mientras estuvieron juntos. Ellos fueron una de las parejas doradas de Hollywood, protagonistas de los más rutilantes éxitos del cine y estuvieron casados durante 13 años.
Pero esto no fue, un buen contexto para crecer, a juzgar por lo que les tocó atravesar a Rumer, Scout y Tallulah Willis: las jóvenes tienen duras historias de vida que forjaron en medio de la abundancia, los excesos y una gran exposición en los medios desde antes de nacer.
La mayor, Rumer Willis, nació en 1988. Desde muy joven pasó por el asedio constante de los medios. En la actualidad se dedica a la actuación, carrera en la que se inició con tan solo 7 años: apareció en varias películas junto a Demi y también junto a Bruce, aunque su despegue se produjo al actuar en conocidas series, como Pretty Little Liars y Empire.
Rumer publicó en julio de 2017 en su perfil de Instagram que llevaba seis meses sobria, aunque no especificó de qué adicción se había liberado: “Quería compartir esto porque estoy muy orgullosa de mí misma".
Scout LaRue es la segunda hija de Demi Moore y Bruce Willes, quien nació en 1991. En sus cuentas ha compartido varias fotografías que demuestran su talento para el baile y la actuación. La rebeldía es una de sus mayores cualidades, según dicen los que la conocen y a sus 30 años, ha tenido problemas con el alcohol y la justicia en más de una oportunidad: utilizó un documento de identidad falso para comprar alcohol, y fue arrestada por la policía y condenada a hacer servicios comunitarios y, al igual que sus hermanas, también ha hecho pública su desintoxicación.
Hace ya 5 años reveló haber comenzado “a vivir completamente el presente, sin filtro, sin ayudas químicas o soluciones fáciles”.
Scout asistió a la Academia de Artes Interlochen, antes de comenzar a estudiar en la Escuela Secundaria Wildwood, continuó su educación en la Universidad de Brown y se graduó con una licenciatura en artes literarias en mayo de 2013.
Es, tal vez, la menos mediática de las tres hermanas. Sin embargo, tuvo su acercamiento al cine y participó en películas como La letra escarlata cuando solo tenía 4 años. Y en 1999, en tanto, participó de Desayuno de campeones, donde compartió escena con su padre.
Tallulah, la más chica, nació en 1994 y también cayó en los excesos: el alcohol y las drogas marcaron su vida. En 2019, invitada junto a su madre al programa de Jada Pinckett Smith, se refirió a dolorosas situaciones que comenzó a vivir desde muy chica: "Estábamos de vacaciones en familia. (...) Tomé champagne, fue muy dulce. Y cuando tenía 15 años, casi me muero por una intoxicación por alcohol". La joven actriz explicó que comenzó a consumir con más frecuencia porque "las cosas eran demasiado dolorosas".
La joven también sufrió desordenes alimenticios: "No me valoraba a mí misma, ni a mi mi vida ni a mi cuerpo y constantemente me castigaba por no ser suficiente", explicó Tallulah.
En 2014, anunció que padecía dismorfia corporal, una trastorno que le hacía sentirse acomplejada con su aspecto físico: "Cuando tenía 13 años leía todas esas revistas que decían que yo era fea. Elegí creer en los desconocidos en lugar de creer en las personas que me querían por una sencilla razón: ¿Por qué los que me querían iban a ser honestos?". Esto la llevó a lucir prendas con las que los demás se fijaran en su cuerpo y no en su cara. Más tarde, cambió de estrategia y optó por no mostrar nada. "Cuando me vestí toda tapada, mostrando solo el antebrazo, fue cuando me sentí guapa de verdad", explicó.
Las tres hermanas comparten en redes sociales sus victorias contra las adicciones y la buena relación que tienen con su madre: pese a todas las situaciones difíciles por las que atravesaron, se muestran como una familia unida.