Se crió en el barrio porteño de Villa Urquiza. De chica era inquieta. Sus días giraban en torno a la escuela y el club. Por las tardes, su papá dormía la siesta y ella, con su hermana, se ponían a cocinarle galletitas. En el marco de este Día del Padre, Belu Lucius abre sus recuerdos en Para Ti de la mano de un álbum familiar inédito. “Esfuerzo”, esa es la palabra que elige la influencer para definir a Miguel Ángel Lucius en un ping pong por el que revivió varios momentos de la infancia y dejó numerosas definiciones.
-En las redes se los ve muy unidos, ¿es el papá del estilo compinche?
-Es el papá del estilo papá. Es compinche y es papá. Cuando me tiene que bajar una línea, me la baja. Cuando me tiene que dar un consejo como padre o un sermón, me lo da. Es la persona que me ha dado toda la educación y que tiene esa autoridad.
-Una anécdota graciosa…
-Me cuesta porque las que son muy graciosas queda en familia porque son muy nosotros y no me da para contarlas en público. Mi papá odia que le cantemos el feliz cumpleaños. No disfruta ser el centro de la atención y que haya una fiesta organizada para él. En su cumpleaños le llevamos una torta, le cantamos la familia cercana y chau. Un día nos agarró su cumpleaños de vacaciones: estábamos en un hotel muy bonito en México y mi mamá había contratado unos mariachis para que le canten el feliz cumpleaños. Cuando los vio venir con la torta en la mano se levantó, se fue y nos cantaron el feliz cumpleaños a nosotras. Nos queríamos morir porque estábamos re incómodas. Pero bueno, hay que respetar que a él no le gusta y, nosotras, con el afán de que le guste pasamos un momento muy incómodo los cuatro.
-¿Hay alguna decisión de él que te haya marcado?
-Las decisiones de los padres siempre nos marcan. No hablo de decisiones yo. Quizás, por ejemplo, haberme fomentado siempre el amor al trabajo, la dedicación, el esfuerzo y el sacrificio. Es algo que me marcó porque capaz hubiese tirado la toalla muchísimo antes de lograr hacer tantas cosas que yo siento que no podía haber logrado si no hubiese tenido la educación y esos valores.
-Un momento en el que decís: “¡Tragame tierra!”
-Sinceramente, el trágame tierra, en mi familia… ¿Cómo te explico que en mi familia somos fans de la vergüenza? ¡No la tenemos! A la vida la tomamos en risa y quizás hay situaciones en donde decís ‘me quiero morir’, pero al mismo tiempo te acordas que esto a los cinco minutos lo vas a estar recordando y muriéndote de risa. Así que no nos pasa. Me ha llevado siempre al boliche, dejándome en la puerta y no en la esquina; era el primero en pasarme al buscar y me gustaba que lo haga y que me vieran.
-¿Hay algún aspecto de la crianza de tu papá que no repetirías con Bautista y Benjamín?
-También depende de los hijos. Somos todos diferentes. Yo no sé cómo fui de chica y mis hijos son diferentes a mí. Lo que si se es lo que sí haría. Ahora, lo que no repetiría, no lo ubico en tiempo y espacio.
-¿Y qué es eso que sí harías?
-Darles seguridad, valores, enseñarle buenos modales que en este momento se escatiman bastante. Si me gustaría que mis hijos sean educados, seguros y darles la seguridad que me dieron mis papás a mí como también la confianza y las herramientas. Quiero hacerlos muy felices como nos hizo felices a mí y a mi hermana.
