Benjamín Vicuña tiene 5 hijos: Bautista, Beltrán y Benicio, de su relación con Pampita; Amancio y Magnolia, de la China Suárez. Y también tuvo a Blanca, que murió en 2012 y esta semana en un homenaje se mostró junto a Carolina Ardohain. Ahora, en una entrevista que dio a Hola, abrió su corazón y habló de sus hijos.
Durante la entrevista confesó que "vive con angustia" la culpa que siente por tenerlos que dejar cada vez que viaja por trabajo. "Estando en España para grabar Vis a Vis, cada quince días cruzaba el Atlántico para venir a Buenos Aires, a veces por 48 o 72 horas, y regresaba a España", se justificó.
Y siguió diciendo: "Creo que la pandemia por primera vez me exigió irme de Buenos Aires y no estar con mis hijos por tres o cuatro semanas y la verdad es que fue algo muy, muy duro... En este nuevo comienzo, se me exige, por ejemplo, estar un mes sin ver a mis hijos, y me tuve que replantear qué hacía, pero tampoco tenía mucho margen para negociar. Y yo soy un actor, soy responsable con lo que hago, tengo responsabilidades que cumplir y, por otro lado, debo trabajar".
De los hijos que tuvo con Pampita, señaló: "Los veo con sus personalidades muy marcadas. Y ahora empiezan a aflorar sus vocaciones. Está el que quiere ser arquitecto, le gustan las matemáticas, el diseño y la construcción, está Bauti, que le gusta el tema de las aplicaciones, que para mí es difícil de entender, la computadora, gamers y youtubers, y trato de entender y ver que los niños tienen sus propias personalidades".
Aseguró que "hoy más que nunca deben contar con un gran nivel de amor, contención y cariño, pero también hay que invitarlos a que sean libres". Y con orgullo, expresó: "En general yo veo a mis hijos como que son de buena madera, son tipos con una sensibilidad social marcada, saben dónde están ubicados, tienen inteligencia emocional, son niños muy queridos, sanos, divertidos, yo con eso estoy muy feliz y orgulloso".
Benjamín fue papá a los veintipico y ahora a los 40, con Amancio y Magnolia, y dice que encuentra cosas en común. "Nuevamente uno como hombre se instala frente a la maravilla y el misterio de la vida, de ver cómo una mujer puede quedar embarazada, ver cómo recorre el embarazo, luego el parto, la vida, es algo muy muy bonito y por momentos siempre es como la primera vez, porque no deja de ser sorprendente y maravilloso".
Y destacó que ahora "de más grande, estoy como más sabio, más tranquilo, entendiendo que lo importante pasa por otro lado. No está esa desesperación de si no se sienta a los tantos meses o si no gatea en tal momento. Lo tomo con otra sapiencia".
Por último se refirió al duelo por la muerte de Blanca: "Creo que pasé por diferentes etapas y, finalmente, entre intuición, buenos consejos y la vida misma, entendí que efectivamente debía y tenía el derecho de seguir viviendo, de poder incluso transitar ese camino tan doloroso, aceptarlo, convivir con eso. Y convivo hoy con eso y cada vez que pienso en mi hija incluso hasta sonrío, y eso es muy bonito porque tiene una dimensión profunda, gigantesca y luminosa".
Y concluyó diciendo: "Quiero una larga vida y, de hecho, aquí estoy, honrando a mi hija con una sonrisa".
