Algunas actrices aseguran que las producciones de fotos les resultan difíciles porque, al no ser modelos, les cuesta posar y se sienten inseguras frente a la lente del fotógrafo. No es el caso de Eleonora Wexler. A ella se la nota suelta y divertida durante la producción del Book de la Semana de Para Ti y entiende este momento casi como un juego al que se entrega por completo. "Es lindo poder expresarte a través de las fotos porque siento que, de alguna forma, es otra manera de "actuar" y lo disfruto mucho", nos cuenta mientras se prepara para el segundo cambio y retocan su maquillaje.
-Se te nota una mujer muy segura… ¿Te llevás bien con tu imagen?
-Te diría que ahora, ya de grande, me llevó mejor con mi imagen que antes, cuando era muy joven. Me gusta lo que veo hoy en el espejo. Ojo, me pasa lo mismo que a todas las mujeres: algunos días me siento mejor que otros pero no padezco el paso del tiempo y fui adquiriendo seguridad en mi misma. Soy chiquita, fibrosa, tengo mis curvas y así me acepté (se ríe).
-¿Entrenás mucho?
-No tanto. Siempre me gustaron los deportes pero ahora, básicamente, hago funcional y clases de yoga. Elijo el método de Richard Rosen y siento que, en pandemia, me hizo muy bien esta práctica, me ayudó a mantenerme en eje, en paz y equilibrio. Fue un gran sostén.
De luces y sombras
-¿Vamos a volver a verte pronto en televisión?
- ¡Ay no! Por ahora, al menos, no. Estoy muy abocada al cine. Filmé dos películas en este último tiempo y arranco una tercera ahora que se llama Algo Incorrecto, dirigida por Susana Nieri, y está basada en un caso real: el juez O´Neil de Mar del Plata que abusó de muchas chicas -de entre 6 y 12 años- durante la época del proceso.
- Una historia dura...
- Muy. Yo interpreto a Rosario, la hija del juez, que a los 40 años se entera de lo que hacía su padre y así comprende porque, cuando iba al colegio, sus amigas se alejaban de ella, dejaban de ir a su casa y se quedaba sola. De hecho, descubre todo cuando la hermana de una de sus amigas, a los 15 años, se suicida y su amiga -con la que había perdido contacto hace años- le pide que sea su testigo en el juicio que le inicia al juez. Rosario tiene algunos recuerdos de los comportamientos raros de su padre con sus amigas, situaciones extrañas que, claro, cuando era una niña no lograba comprender.
-¿Se va a filmar en Mar del Plata?
-Sí, así es: viajo a Mar del Plata la semana próxima y me quedo hasta fines de julio.
-¿Te gusta interpretar personajes complejos como el de Rosario?
-Me encanta. Yo disfruto mucho de los personajes que tienen más oscuridades que luces, en general. Y también hablo de las villanas de televisión, ¿eh? Interpreté a varias y amé esa cosa de inimputabilidad fascinante que tienen: nadie las juzga así que tienen toda la libertad que le falta a la heroína de la telenovela. ¿Viste que la villana puede hacer cualquier barbaridad y nadie se asusta? ¡Hasta se espera que hagan muchas maldades!
-También existen personajes como Carolina, la protagonista de Amar después de amar, que era una mujer casada, infiel, enamorada de su amante… Difícil etiquetarla en una categoría, ¿no?
-Totalmente. Yo siento que Amar después de amar fue una novela distinta, justamente, porque rompió con algunos parámetros. Lo de Carolina y Damián (Federico Amador) era una historia de amor, que ellos no supieron manejar. De hecho, ambos se sentían culpables por lo que hacían y lo sufrían. A veces, antes de filmar algunas escenas con Federico (Amador) decíamos: "La gente nos va a linchar" porque estábamos hablando de una gran infidelidad pero no pasaba: la gente comprendía y aceptaba la historia de ellos. Creo que, gran parte del éxito, de esa telenovela tuvo que ver con que estaba excelentemente bien contada por Erika Halvorsen y Gonzalo Demaría. Pensá que en el capítulo 8 vos te enterabas que Carolina estaba muerta… ¡Y la novela seguía durante 62 capítulos más!
-Tenía un componente de thriller, algo poco habitual en una telenovela.
-¡Tal cual! Y fue un furor. Insisto: Amar después de amar fue una novela que rompió con muchos moldes y de la que yo me siento, especialmente, orgullosa.
-¿Creés que muchas mujeres se sintieron identificadas con este amor prohibido de los protagonistas?
-Estoy convencida de que fue así. A mí me pareció interesante poder contar lo que siente una mujer que está viviendo esa situación porque creo que lo habitual es encontrarnos con el relato masculino de un engaño. Y repito: lo de Carolina y Damián iba más allá de una infidelidad porque ellos, realmente, se amaban. Me gustó que el ojo haya estado puesto en los sentimientos de Carolina y considero que esa mirada -sin censura ni prejuicios- fue un avance social muy grande.
Sin conflictos laborales
-Desde La banda del Golden Rocket hasta la serie La valla, trabajaste con muchos galanes. ¿Siempre te llevaste bien con ellos?
-¿Sabés que sí? Nunca tuve conflictos con mis compañeros de trabajo.
-¿Es verdad que Sebastián Estevanez llevaba al set de la telenovela Amor en custodia unas viandas riquísimas que le preparaba Ivana (Saccani), su esposa, y las compartía con vos?
-Bueno, no sé si las compartía: medio que yo que se las robaba (suelta una carcajada)… ¡No te quiero mentir!. Pero era inevitable: Ivana cocina riquísimo y todo lo que él traía me súper tentaba. Con Sebas, en particular, compartí varios trabajos y nos llevamos súper: es muy gracioso y nos reíamos muchísimo.
-¿Sos de tener muchos amigos?
-Soy de llevarme bien con mucha gente pero amigos, amigos de verdad, tengo pocos. Tampoco me gustan demasiado esas reuniones multitudinarias -más allá de que ahora están prohibidas- prefiero más bien un encuentro chiquito, de pocas personas, poder charlar.
-¿En tu tiempo libre te gusta estar acompañada o preferís la soledad?
-Me gustan las dos cosas. Soy muy fan de estar al aire libre y eso puede ser sola o con amigos, me gusta juntarme con ellos a comer o tomar algo. Pero también amo ir al cine -¡por suerte ahora se puede otra vez!-, al teatro o quedarme en casa leyendo y mirando series con mi hija.
Una pasión compartida
-Sé que amás mucho a los animales y rescataste varios perros de la calle, ¿es así?
-¡Cada día amo más a los animales! Tengo 3 perros en casa: Inti, Reina y Elvis. También 2 cobayos. A Inti y Elvis los rescaté de la calle -los encontré muy hechos bolsa- pero ahora están súper bien, por suerte. Miranda, mi hija, es igual a mí: ella me trajo de regalo a Reina. Practica equitación, desde que tiene 3 años, porque ama locamente a los caballos.
-¿Es difícil tener una hija adolescente?
-Cumplió 17 años así que siento que la parte más compleja ya pasó y, si bien tenemos nuestras discusiones -como cualquier madre-hija-, somos muy compañeras y parecidas: las dos fanáticas del aire libre y los animales. Yo voy a verla practicar equitación, cuando puedo, pero también solemos mirar películas juntas en casa. Y algo muy importantes: ¡Miranda es una excelente cocinera! Así que yo la acompaño mientras ella prepara platos riquísimos para las dos.
-¡Comparten muchas actividades! No sé si es tan habitual…
-¿No? Bueno, el amor por los animales nos unió mucho. Un plan que hacemos muy seguido y que las dos disfrutamos a pleno es ir a un refugio de animales y darles de comer. Eso nos encanta.
El film más esperado
-En septiembre se estrena la película Yo nena, yo princesa en la que interpretás a Grabriela Mansilla, la mamá de Luana, la primera niña trans del mundo que logró obtener su DNI…. ¿Cómo fue la experiencia?
-El personaje que interpreto en la película me atravesó desde el mismísimo momento en que me convocó Federico Palazzo -que fue quien escribió y dirigió el film- basada en el libro original de Gabriela Mansilla, la mamá de Luana, claro. Es una gran historia, muy cruda y real porque pensá que Luana y su mamá comenzaron la lucha por la identidad de ella en el 2011, cuando el tema de la niñez trans era algo de lo que casi no se hablaba.
-La niñez trans sigue siendo una temática de la que se sabe poco, ¿no?
-Sí, es verdad, pero Gabriela ha hecho un largo camino en estos 10 años: ella tiene una asociación civil que se llama Infancias libres, por la que pasaron más de 500 familias, y su compromiso y trabajo es admirable.
-La película se llama así porque es una de las primeras frases que pronunció Luana
-Claro, Gabriela tuvo mellizos -Elías y Manu- y Manu (desde que nació) era un bebito que lloraba todo el tiempo, se le caía el pelo y siempre estaba angustiado. Lo llevaron a varios médicos, le hicieron estudios y no tenía absolutamente nada. Estaba como incómodo en su cuerpo. Un día, cuando estaba por cumplir 2 años, se escondió en el placard, se puso una remera de su mamá y, cuando salió, le dijo a Gabriela: "Mamá: yo nena, yo princesa".
-¿Ese fue el comienzo de la lucha de Gabriela para que Luana tuviera su verdadera identidad?
-Sí, ahí, en ese momento, ella entendió qué era lo que pasaba: Manu se autopercibía nena desde antes de cumplir 2 años. Poco tiempo después, el padre los abandonó y Gabriela siguió su lucha sola.
-Debe ser una película muy conmovedora
-Es una película hermosa y te aclaro: es ficción. Está basada en la historia de Luana pero hay hechos puntuales que sólo forman parte del film, que está protagonizada por Isabela, una niña trans, con la que entablé un vínculo de amor muy fuerte. También tuve la oportunidad de conocer a Gabriela (Mansilla), a Luana y su hermano Elias -todos vinieron al set de filmación- y te puedo asegurar que esta película fue una de las experiencias más lindas de mi vida.
Simple, sensible y con buen humor
-¿Estás en pareja actualmente?
-No, ahora estoy sola.
-Leí que de los hombres te seduce mucho el humor…
-Yo creo que el humor es fundamental y esto corre para todas las personas. Para mí, en una pareja, es clave divertirse, disfrutar de la vida y no hacerse problema por temas que no son graves. De hecho, creo que si hay algo que nos dejó la pandemia es esto: hacer foco en las prioridades y dejar de enojarse por pavadas.
-¿Tenés ganas de volver a estar en pareja o es un tema que no te planteás?
-Yo creo que la persona indicada puede aparecer en cualquier momento y no es algo que uno tiene que buscar. Hoy, igual, lo pienso más como un compañero de ruta, de vida, porque ya no planeo tener más hijos y tampoco sé si quiero volver a convivir. Pero sí podríamos salir mucho y viajar. ¡Amo viajar!
-Debe haber muchos interesados en presentarse al cásting para novio de Eleonora Wexler... ¿Algún otro requisito indispensable?
(Se ríe) ¡No! ¡Jamás hablaría de requisitos! Pero sí admito que me gustan las personas simples, sensibles, que respetan el espacio del otro y colaboran para que la relación fluya porque no tolero a los hombres posesivos.
- Si pensás en una cita ideal… ¿Cómo la imaginás?
-Muy tranquila: tal vez comiendo algo rico y casero -que puede ser milanesas con puré, te aclaro- y escuchando música jazz, por ejemplo. Pero también podría ser un plan en el campo, al aire libre, de noche y eso si: en verano. Amo las noches estrelladas con calor, al aire libre y el sonido de los bichitos de fondo… ¿Ves? ¡Esa es mi cita perfecta! ¡Ahí la encontramos! (se ríe)
Producción: Marité Rizzo
Fotos: Chris Beliera
Edición de videos: Cristian Calvani
Armado de tapa, gif y retoque digital: Gustavo Ramírez
Maquilló: Roxana Thomas (@rohomas2) con productos @maccosmeticsarg. Peinó: Cris Cagnina (@cristinacagnina) para Cerini.
Ropa: Melocotón, Las Pepas, Rocio Rivero Art Couture y accesorios Obsequium.ar
Agradecemos muy especialmente a Negro (@negrohouseandpleasures)