"Cambio Rural" surge en Trevelin, provincia de Chubut, como una propuesta agroturística, vinculada al turismo sustentable y con compromiso ambiental. Está conformada por once mujeres productoras rurales que ofrecen diferentes experiencias, para conectar al turista con la vida productiva. Por este motivo, bautizaron a su grupo como "Ruta de las Chacras".
Los inicios de Cambio Rural, la fuerza femenina del sur
Florencia Andolfatti es promotora asesora de Cambio Rural. Es licenciada en Turismo Sustentable recibida en la UNICEN de Tandily tiene dos posgrados en Turismo Rural. Hoy se encuentra cursando un máster en Granada, España, acerca de Turismo Rural. Además, tiene un emprendimiento de abonos derivados de la cría del cordero patagónico llamado "Merinas Patagonia" y actualmente se desempeña como la subsecretaría de turismo de la ciudad cabezera de la comarca, Esquel.
"Siempre me gustó el trabajo en territorio, en septiembre se cumplen dos años que estamos trabajando con Cambio Rural ejecutado junto con el INTA y el Ministerio de Economía. El rol como promotora es acompañarlos para que vayan trabajando para definir objetivos comunes, las proyecciones y todo lo que tienen pensado como para el desarrollo turístico rural", destacó.
Y agregó: "Hay una instancia donde se realizan planes de mejora individual donde se trabaja con cada productor, focalizando el emprendimiento y analizando bien fortalezas y debilidades. Como así también las oportunidades que se generan en el sector turísticos y/o amenazas que no se pueden controlar".
"Una de las cosas que siempre marca el programa es fundamental la predisposición, la apertura el diálogo y empatía con cada una de las emprendedoras productora que están iniciando aquello que pensaban que era un sueño. Esta sinergia que se genera en el grupo es fundamental porque acompaña, apoya y fortalece", enfatizó, en diálogo con Para Ti.
Antonia Beale, creadora de "Tierra de Brotes"
Antonia Beale nació en Esquel y actualmente vive en la ciudad de Trevelin. "Mi papá, Michael, como buen inglés es muy amante de las plantas y yo aprendí mucho a su lado. Hace unos 15 años juntos hicimos una pequeña plantación de lavandas en nuestro jardín de Los Cipreses, que queda a 37 km Trevelin", contó en Para Ti.
"Como las lavandas se dieron muy bien empezamos a destilar las flores para obtener el aceite esencial. Nos sorprendió mucho la cosecha y el resultado del aceite, sobre todo por su calidad.
Siguiendo mi curiosidad por los usos de la lavanda hice un curso excelente de cosmética natural y uso de hierbas medicinales en la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco", afirmó.
"Allí nació mi emprendimiento, Tierra de Brotes, originalmente junto con mi gran amiga María, pero después ella se mudó de ciudad y lo continué yo sola. Como fui criada en gran parte en el campo y con un gran respeto por la naturaleza, me encantan las plantas y la vida sana. Lanzar Tierra de Brotes era un sueño que se hacía realidad, así que me puse a producir a full, desde los plantines hasta la cosmética", relató.
En este sentido, agregó: "Además de mi fanatismo por las lavandas siempre trabajé con turismo, me dediqué a la cocina para eventos, y ahora administro propiedades que se alquilan por día para turistas. Así, sumando estas dos vocaciones, las lavandas y el turismo, hace poco me uní a un grupo de Cambio Rural. Es un grupo muy lindo, donde se genera una energía muy positiva, nos vamos motivando y ayudando para lograr nuestros proyectos y sueños".
En cuanto a su emprendimiento, Antonia aseguró: "Mis productos se destacan por ser naturales, hidratantes, relajantes y de muy buena calidad. Se pueden comprar en Trevelin y Esquel, online en mi iG tierra.de.brotes. También en Buenos Aires hay un par de lugares que los distribuyen".
Por supuesto, Beale tiene muchos objetivos en mente. "Estoy comenzando con mi plantación de lavandas en Trevelin que va a estar incluida en el circuito de la Ruta de las Chacras. Está rodeada de un bosque nativo divino a pocos km del pueblo".
Mariana Freeman, creadora de la sidra "MAGA"
Mariana Freeman elabora sidra bajo la marca "MAGA" , a partir de manzanas silvestres que cosecha en el Valle "16 de octubre". Esta se comercializa en las ciudades de Esquel y Trevelin. "Lo que se siento es mucho orgullo, ya que me encontré con mujeres que aman lo que hacen, como yo y tenemos un compromiso con medio ambiente, con la calidad de nuestros productos y nos acompañamos. Desde entonces, dejé de trabajar sola, ahora lo hago con estas mujeres que admiro porque de verdad, trabajamos arduamente", nos contó.
Allí, recordó los inicios de su emprendimiento. "MAGA, nace en el 2022, cuando visitando a un amigo en Los Cipreses luego de comer un riquísimo asado, salimos a caminar por el campo y me encuentro con estos árboles cargados de manzanas. Era el mes de abril y yo estaba asombrada por esas manzanas que no dejaba de probar", expresó sobre estas manzanas que terminaban siendo alimento para las vacas.
"Al año siguiente, me tomé mis vacaciones y me fui a cosechar manzanas, trepada a los árboles, escuchando los pájaros. Respirando ese aire maravilloso de la cordillera, me conecté con la naturaleza y con mi niña interior", expresó. "Fue arduo el trabajo, pero lo logramos. Cosechamos con Vilma, su hija y otras personas solo 1.500 kilos… Eso fue lo que utilice para elaborar Sidra, Pura Vida como la llamo yo. Un producto hecho con dos variedades de manzanas, sin intervención. Con una fermentación salvaje, donde las levaduras propias de las manzanas, hicieron magia", agregó.
En este punto, explicó por qué decidió bautizarlo de esta manera. "El nombre de MAGA, porque emprender es soñar y hacer magia… MAGA es la primer edición de 900 botellas, un producto KM 0.. lo que significa que cosecho, elaboró y comercializó en el lugar donde se dan estas manzanas. Tener ese propósito, me da la posibilidad de contribuir con la economía regional, generar trabajo, capacitar a las personas del lugar en tareas afines, como la poda, entre otras que necesita este trabajo", aseguró.
Freeman demostró su emoción al hablar del trabajo que realiza. "A mis 51 años, tengo un propósito que es contagiar a otras/os para que no se limiten, que busquen hacer algo que les haga bien y por sobre todo quiero cuidar en medio ambiente para que muchas JUANITAS.. puedan disfrutar de la naturaleza donde me crié... Hoy feliz de lo hecho, pienso en que eso que empecé hace un tiempo atrás, sin saber a dónde me podía conducir, me lleva a saber que si se quiere, se puede…. No es fácil, pero tampoco imposible".
Valeria Érpen, creadora de "Legua 13"
Valeria Érpen es de Buenos Aires pero en 2009 se instaló en Trevelin. Se viene dedicando desde 2016 a la producción de frutillas agroecológicas y por eso, las comercializaba como “Frutillas de la Patagonia”. Actualmente, lleva a cabo su emprendimiento llamado "Legua 13".
Además, se encuentra diversificando su producción, a la que sumará otras frutas, hortalizas y flores. Y piensa agregar una propuesta gastronómica bien enfocada al turista. Está ubicada en el kilómetro 48 de la Ruta 259, punto estratégico, porque quedó dentro de un corredor turístico, junto con viñedos, un molino, entre otros.
"Junto a mi marido, desde el primer momento supimos que le queríamos dar un uso a las tierras que tenemos acá. Si bien es una chacra pequeña ya que tenemos dos hectáreas, sabíamos que le íbamos a dar un uso. Entre las opciones que nos dio el INTA, estaba el cultivo de fruta fina y como nos gusta las frutillas, fuimos con eso", explicó en diálogo con Para Ti.
Por otro lado, Valeria se dedica a la docencia en una escuela rural. "Soy docente de inglés en escuela primaria y Legua 13 nos lleva trabajo todo el año. La época fuerte empieza en septiembre hasta que termine la temporada, que es en marzo o mayo...Trabajar en Cambio Rural es un desafío porque llegó en un momento donde teníamos una mala temporada, terminamos muy mal anímicamente. La llamada de Huenú fue como un salvavidas", expresó.
En este sentido, aseguró: "Esto es como que tener un impulso que creí que había perdido. Tenemos todas muy buena energía y eso se nota en las reuniones y en los emprendimientos". Érpen además se desempeñó como estudiante de hotelería y eso fue lo que la acercó a Trevelín. "Necesitaba otros desafíos que no los encontraba en CABA, empecé a pedir pasantías y la primera fue en Ushuaia. Ahí fue mi primer clic, me encantaba el lugar pero tampoco lo veía como definitivo. Después me enviaron al Calafate, Bariloche, y en uno de esos trabajos conozco a mi marido. Queríamos estar en un lugar más tranquilo y que no estuviera más desarrollado y ahí llegó Trevelín", contó.
"Siempre trabajé en Turismo y estar en Legua 13 me permite recibir a gente de todas partes de Argentina y de países limítrofes. Me permite ser esa anfitriona que siempre quise ser y mostrar lo que hacemos. Dar este mensaje de cuidado del lugar, del suelo y del agua", afirmó Valeria, quien también proyecta esperanzada hacia el futuro.
"En este tiempo, nos dimos cuenta que faltaba un servicio más gastronómico y en eso nos vamos a enfocar. Mi objetivo es tener un espacio dentro de mi chacra, en el que podamos recibir gente y tener un punto de venta de derivados de frutillas y que se convierta en un multiespacio. Además, quiero incluir flores y tener mi pradera de flores. Es un complemento necesario cuando tenés fruta fina. Necesitás abejas, polinizadores", indicó.
Lidya Burgos, creadora de "Cordilleras de Trevelin"
Lidya Burgos es chilena y fue criada en Trevelin. Actualmente, se dedica a la elaboración de dulces y licores y tiene su empresa "Cordilleras de Trevellín", que nació en 2015. "Como nosotros tenemos campo yendo para el lago Baguilt, veía que había muchos frutos silvestres. Entonces decidí hacer dulces, licores y jarabe de sauco. Empecé a ir a las ferias de las plazas y a las que hacemos el sábado en el INTA. A la gente le llamó mucho la atención los dulces con frutas distintas, también hago algunos con flores como diente de león, jazmín y pétalos de rosas", comentó.
"Me gustaría lograr que la gente valore lo artesanal y que degusten algo sano que no tiene químicos. Los frutos silvestres son sagrados y medicinales. Los frutos son difíciles de recolectar ya que son muy chicos por ejemplo, el maní, el calafate, la mosqueta, la murtillla y la frutillita silvestre. También hago algunos dulces para los que no pueden consumir azúcar, los endulso con la hojita de estevia quedan riquísimos", expresó.
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