Desde hace meses, las familias reales europeas han sido noticia internacional a raíz de una serie de hechos desafortunados que tienen como protagonista a Charlene de Mónaco. Si bien la princesa atravesó diversos problemas de salud e intervenciones quirúrgicas a lo largo del año que la alejaron del palacio, su vuelta sigue en duda y son varias las fuentes que indican que estaría atravesando un estado de depresión que podría tener como punto cúlmine la separación definitiva de Alberto de Mónaco, padre de sus dos hijos.
Pero los que abrieron este capítulo de polémicas fueron Enrique y Meghan Markle, los duques de Sussex, que hicieron temblar a la corona británica cuando se alejaron de la vida real y se instalaron en California, Estados Unidos. “Nos fuimos, en gran parte, por el racismo”, sintetizaron en una entrevista que le dieron hace unos meses a la popular presentadora Oprah Winfrey.
El hijo de Lady Di aseguró que uno de los episodios más “reveladores y tristes” fue cuando más de 70 diputados británicos denunciaron el “trasfondo colonial” de algunos artículos publicados sobre su esposa, pero “nadie de la familia dijo nada en esos tres años”. “Eso duele”, añadió.
Margarita y Diana de Gales, las primeras incomprendidas
Margarita vivió un verdadero horror durante sus últimos años de vida, marcados por la depresión y el hecho de dejar de comer. Se dice que la respuesta de su hermana a esta situación fue impedir que en el palacio se usen sillas de ruedas, para obligar a que se mueva en toda oportunidad que salía de la cama. Una especie de terapia de choque que no dio resultado alguno. Su salud mental había dado signos preocupantes cuando tuvo una crisis en la isla de Mustique, en donde se encontraba con su amante. También existe la teoría de que intentó suicidarse luego del divorcio de Antony Armstrong-Jones.
Y algo similar vivió Diana, perseguida por la prensa por su popularidad… pero que puertas adentro tenía una vida completamente infeliz. Registró múltiples pedidos de auxilio en forma de intentos de suicidio y trastornos en la conducta alimentaria que son de público conocimiento. En ningún momento recibió el apoyo y acompañamiento de la Casa Real.
Victoria de Suecia, Amalia de Orange y Charlene de Mónaco, las princesas que tienen en jaque su presente
“Pasé un tiempo difícil. Necesitaba resolver las cosas y recuperar mi equilibrio, conocerme a mí misma, descubrir dónde estaban mis límites y no presionarme demasiado”, afirmó Victoria de Suecia cuando cumplió 40 años y habló del horror que vivió en su adolescencia.
La que también recurre con frecuencia a la ayuda de especialistas cuando ciertas situaciones la sobrepasan es Amalia de Orange, la hija de Máxima Zorreguieta y Guillermo de Orange. El drama en su vida es doble: este martes cumple 18 años, se encamina a ser la heredera del trono y ya ha expresado que no se siente cómoda con el puesto.
La lista sigue con la princesa Mette-Marit, la futura reina de Noruega que no le dedicó buenas palabras a su llegada a palacio y sus primeros años de relación con Haakon: “Hay algunos períodos en la vida, quizá en mi primera fase con Haakon, en los que todavía no puedo pensar sin vomitar porque fue muy duro, había mucha presión y llegué sin ninguna experiencia”.
Mientras tanto, el caso de Charlene de Mónaco es uno de los que más atención mediática genera por estos días mientras continúa su recuperación en Suiza y lo cierto es que nunca ha logrado adaptarse a esa vida. “La gente se apresura a decir: 'Oh, ¿por qué no sonríe al ver las cámaras?'. A veces es difícil sonreír. No saben lo que ocurre en el fondo”, dijo en 2019.