Después de todo lo que pasó en esta tortuosa relación, parece que la normalidad se apoderó de Mónaco. Alberto y Charlene celebraron en las últimas horas sus once años de casados con una nueva fotografía de la pareja que publicaron en las redes sociales con el objetivo de demostrar que siguen unidos.
Había mucha expectativa por ver cómo iban a celebrar esta fecha, teniendo en cuenta que el año pasado lo hicieron distanciados debido a que ella estaba internada recuperándose de un problema de salud.
"Con motivo de su 11º aniversario de matrimonio, los príncipes Alberto y Charlene desean compartir esta fotografía tomada en los jardines del palacio", reza el texto que salió desde la cuenta oficial del Palacio en Instagram.
Si bien hasta el momento no hubo un mensaje de Charlene, madre de Jacques y Gabriella, se puede decir que se evidencia un cambio de rumbo a comparación de las frías palabras que lanzó el año pasado cuando cumplieron su primera década juntos.
"Este año será la primera vez que no estaré con mi marido en nuestro aniversario en julio, lo cual es difícil y me entristece. Alberto y yo no hemos tenido más remedio que seguir las instrucciones del equipo médico, a pesar de que es extremadamente difícil", dijo en ese entonces.
La maldición de los Grimaldi
El origen de esta leyenda urbana que circula en Mónaco se remonta a 700 años atrás, cuando el genovés Francesco Grimaldi se disfrazó de monje para conseguir entrar en el pequeño principado de Mónaco y conquistarlo con un ejército, y con el apoyo de su hermano Rainiero.
Este Rainiero I se convirtió en un príncipe déspota, famoso por violar mujeres. Un día quedó impresionado por la belleza de una joven noble flamenca, pero sus intentos de cortejarla fracasaron. Estaban la parte superior del acantilado y él quiso imponerse por la fuerza. Ella prefirió arrojarse al vacío y morir antes de ser deshonrada. Lo hizo después de pronunciar la famosa maldición: "Nunca un Grimaldi encontrará la felicidad en el matrimonio", le gritó antes de tirarse al mar.
La frase resuena cada vez que alguno de los matrimonios de la familia real de Mónaco fracasa. La princesa Carlota se casó en 1920 con Pedro de Polignac, con el que tuvo dos hijos: Rainiero, padre del actual soberano, y Antoinette. Fue un matrimonio concertado que terminó en divorcio trece años más tarde. Se dice que él era homosexual y ella tenía muchos amantes.
Rainiero, el padre de Alberto, Estefanía y Carolina, era hijo de Carlota y Pedro, y sufrió la pérdida de su mujer, Grace Kelly, en un accidente en 1982. Su hermana, Antoinette, pasó por tres matrimonios: se casó con Alexandre Athenase Noghès, y tuvo tres hijos.
Su unión legal duró apenas cuatro años. Después hizo lo propio con el doctor Jean Charles Rey, con el que estuvo diez años; y por último contrajo nupcias por tercera vez con el bailarín John Brian Gilpin, que falleció repentinamente a las seis semanas del enlace. Cabe destacar también que los tres hijos que Antoinette tuvo con Alexandre se han divorciado por lo menos una vez.