La historia de la princesa Charlène y su marido, el príncipe Alberto de Mónaco escribe un nuevo capítulo envuelto en rumores de crisis que corren por los medios mientras, oficialmente, el silencio es absoluto.
Los hechos son claros: hace ya 14 meses que la ex nadadora sudafricana no vive en Mónaco, junto a su marido e hijos. Un viaje a Sudáfrica que se extendió más de la cuenta por problemas de salud, la pandemia que todo lo complicó, el esperado regreso a Mónaco que implicó una internación en Suiza durante 4 meses y, una vez más, el fallido retorno que ubica a la princesa fuera del palacio, en medio de rumores de una crisis sin retorno.
Medios italianos aseguran que Charlène apenas estuvo unos días en su casa tras finalizar sus días en Suiza ,y que el pasado 21 de marzo tomó un vuelo privado en Niza (Francia) para irse nuevamente. Aunque en un principio se dijo que retornaba unos días a la clínica suiza para un control de rutina, otras informaciones que aseguran que se trata de una nueva huida lejos de Mónaco. Esta vez su destino podría ser la isla de Córcega, tal y como apuntan algunos medios, donde se habría refugiado escapando de la atención mediática y buscando anonimato. El periódico italiano Corriere della Sera asegura que el matrimonio de la princesa pende de un hilo y que esta huida fuera del principado es la condición 'sine qua non' que ella le ha puesto a Alberto de Mónaco para no pedir el divorcio.
El último comunicado oficial sobre el tema, que se dio a conocer con el regreso de la princesa a Mónaco el pasado 13 de marzo, aseguraba que pronto se iba a incorporar a las actividades oficiales, algo que jamás ocurrió. Por ahora perduran las incógnitas aunque crece la expectativa del destino de la princesa, que parece vivir hace meses envuelta en un misterio.
