Podemos decir que la alegría es una de las emociones más positivas. Es una sensación agradable que nos hace estar contentos, con ganas de sonreír, con buen humor y con ganas de pasarlo bien. De hecho, según diversos estudios, tiene muchos beneficios tanto para la salud mental como para la salud física. El cuerpo humano produce cuatro hormonas claves para nuestro estado anímico: dopamina, oxitocina, serotonina y endorfina.
La dopamina es la primera hormona de la felicidad. Esta sustancia química está relacionada con la motivación y con el sistema de recompensa. Por eso nos hace ser competitivos, defendernos ante algún peligro y nos ayuda a cumplir objetivos. Además, nuestro cerebro libera dopamina cuando nos encontramos con una recompensa de forma inesperada. En resumen, las principales funciones de esta hormona de la felicidad son: aumentar la frecuencia y presión cardíaca, regular la atención, el sueño y la actividad motora.
La oxitocina o también conocida como “la hormona del amor” nos permite generar vínculos con otras personas, haciendo que seamos capaces de sentir cariño y empatizar. Los efectos de esta hormona de la felicidad se pueden observar en la disminución de la tensión arterial y el ritmo cardiaco, mejora de la cicatrización, reducción de la tensión muscular y aumento del umbral del dolor. El hecho de estar cerca de otras personas con las que existe un vínculo aumenta los niveles de oxitocina y esto genera mayor confianza hacia esa persona, provocando que se lleguen a asumir más riesgos en la relación. Otras formas de aumentarla de forma natural es a través de las caricias a las mascotas o los abrazos.
La hormona responsable de encontrar el equilibrio emocional es la serotonina que además controla la temperatura corporal y el apetito. Para poder producir esta hormona de la felicidad es necesaria una sustancia llamada triptófano. Esta se obtiene a través de alimentos como la pasta, el arroz o los cereales, entre otros. No obstante, también se puede producir mediante la práctica regular de ejercicio o técnicas de relajación.
Por último, las endorfinas, son sustancias químicas de la felicidad que, incluso, son consideradas de acción más potente que un analgésico. Las endorfinas son pequeñas proteínas que tienen una estructura química muy parecida a la morfina, pero en este caso se producen de forma natural. Se liberan en áreas del cerebro que están en el centro del dolor. Además, suele aparecer cuando hacés ejercicio (por ejemplo, lo notarás en la sensación de energía y entusiasmo que se experimenta al terminar una maratón); cuando estás excitado y expectante; o cuando comés picante o chocolate puro.
Tener un alto nivel de endorfinas es beneficioso porque pueden inhibir el dolor y también potencia la unión social. En cambio, la ausencia o deficiencia de esta sustancia química de la felicidad puede producir estados de depresión y/o desequilibrio emocional.
Para poder “fabricar” estas hormonas y que sean liberadas al torrente sanguíneo, es necesario cultivar y mantener hábitos saludables y equilibrio psicológico, para que tengan un espacio saludable para crecer y por eso decimos que la alegría se entrena.
Qué podemos hacer para estar más alegres
La actividad física es uno de los pilares fundamentales para alcanzar la alegría. Varios estudios demostraron que la gente que realiza ejercicio, deportes y actividad física en general y en forma sostenida, liberan dichas hormonas que inundan el torrente sanguíneo y nos generan felicidad. También comer sano y variado, juntarse con los seres queridos, realizar las actividades que nos dan placer y tranquilidad.
La alegría, como el resto de emociones, se puede entrenar y para ello existen una serie de técnicas:
Conocerte a vos misma: sabiendo qué te hace feliz, podrás realizar actividades que te resulten placenteras. Para ello, habrá que evaluar qué cosas te hicieron feliz en el último tiempo y ponerte en acción para repetirlas.
Ser positiva: Muchas veces experimentamos sentimientos negativos que solo generan mayor negatividad. Tenemos que romper ese círculo vicioso pensando en positivo, viendo el lado bueno de las cosas, trabajando el optimismo
Entrenar la autoestima: Yo me amo, tengo derecho a ser feliz, a reírme incluso muchas veces de las cosas no tan alegres. El humor nos sirve para canalizar la negatividad. Cuando nos sentimos bien con nosotras mismos tenemos más probabilidades de ser personas alegres, podemos aceptar las críticas, trabajar en ellas desde una visión positiva y de crecimiento
Trabajar la asertividad. Para poder estar alegres tenemos que defender nuestros derechos. Manejar la resolución de los conflictos. La vida no es siempre alegre y en muchas ocasiones se generarán cuestiones conflictivas que debemos estar preparadas a enfrentar. Los conflictos siempre se pueden enfrentar desde la positividad.
Ser empática con los demás. Para poder disfrutar de la alegría debemos ser empáticas y disfrutar de la felicidad de quienes nos rodean
Saber pedir ayuda. Si no somos capaces de entrenar la alegría, hay que pedir ayuda a los profesionales
La alegría y su acción positiva en nuestro
- Mejora la autoestima.
- Disminuye el estrés.
- Es un reforzador de conductas.
- Bienestar emocional.
- Nos hace más fuertes.
- Mejora el sistema inmune.
- Mejora el sueño.
- Incrementa la edad media de vida.
- Ayuda a combatir el dolor.
- Al reírnos hacemos ejercicio.
- Mejora el rendimiento.
Fuente: Verónica Bramajo (MN 97448 / MP 333764) y María Mercedes López (MN 97453 / MP 333760), coordinadoras de clínica médicas de DIM CENTROS DE SALUD.