Crianza: "Yo elijo cuántos hijos quiero tener" - Revista Para Ti
 

Crianza: "Yo elijo cuántos hijos quiero tener"

No quiero tener más hijos, pero parece que la sociedad no está de acuerdo con eso. Una reflexión en primera persona sobre el lado B de la maternidad que nadie te cuenta. Por Victoria Pardo, psicóloga y co- creadora de @mami.tasking
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Sacándome el último clip que me quedaba en el peinado que elegí para mi casamiento, empezó, casi sin anestesia, el tan temido “¿para cuándo el bebé?”

Pensé que en los hitos de la familia, incluían la preocupación sólo de los integrantes de la misma, pero el día que me casé tomé dimensión de la enorme presión que ejerce el entorno al momento de tomar las decisiones importantes.

Todavía recuerdo cómo se instaló esa presión en mi cabeza, por algo que hasta ese entonces no me había preguntado, porque estaba ocupada disfrutando del momento.

Nací para ser madre, eso lo tenía claro, pero todavía no había llegado ese día. Me invadió una ansiedad que no había experimentado en toda mi vida. De a ratos sentí una angustia que desconocía. Alguien había depositado en mí, una necesidad aún no estaba lista para procesar.

"Era un hecho. La puerta que todos creían abierta, finalmente se cerraba. Íbamos a ser sólo 3".

Pasaron los meses, la culpa daba el presente a diario y mi cabeza ya se obsesionaba con la inquisidora pregunta: “¿Estaré haciendo algo mal?”, por momentos se adueñaba de mi.


Sin malas intenciones, los ajenos invadían nuestra calma y nos encontrábamos dando más explicaciones que teniendo certezas, calmando ansiedades ajenas sin poder conectar con las propias. Resultaba raro dar explicaciones de cómo criaría hijos que todavía no existían mientras me dirigía a la farmacia como un tren bala a comprar un test de ovulación.

Unos meses después, el positivo llegó y con él, el alivio que no solo fue nuestro, sino del entorno que parecía que necesitaba verme embarazada para poder seguir con su vida. Ahora sí, podíamos disfrutar de nuestras decisiones sin que nadie nos sugiera que hacer (o al menos eso creí).

9 meses después, nació mi hija y pese a que sentí que ya no tendría más explicaciones que dar, con ella calentita, apoyada sobre mí, aún internada recuperándome de un trabajo de parto muy duro, llegó la pregunta que más respondo desde ese entonces: “¿Para cuando el segundo?”.

"Haga lo que haga, siempre estará mal para alguien. Por eso hoy elijo hacer lo que está bien para mi".

En ese momento, con la mirada perdida, la energía gastada y las hormonas puérperas en una fiesta, pude sentir como volvía como en el juego de la oca, al punto de partida. Estaba atrapada, dando explicaciones una y otra vez.

Al principio respondía culposa. En este momento la angustia era grande, porque aún no sabíamos que queríamos ser sólo tres y me sentía en deuda. Me costaba plantarme, porque siempre me importó mucho lo que el otro podría pensar, al punto de hacer cosas para complacer un ajeno antes que complacer mi propio deseo. Pero algo dentro mío me hacía darme cuenta que lo que ellos esperaban escuchar, no era lo que nosotros queríamos decir.

“No debés querer tener hijos porque la maternidad te costó” y sí, me costó más de lo que imaginé, pero hoy siento la plenitud más inmensa que jamás imaginé y eso para mi es suficiente".

Los primeros años fueron difíciles y me costó dimensionar el nivel de entrega. La maternidad, trae consigo grandes desafíos y muchas veces el lograr el equilibrio entre nuestro propio deseo y las expectativas del entorno, pueden resultar imposible. Al punto que en un momento terminé sin tener demasiado claro que era lo que yo realmente deseaba porque la presión del entorno manipulaba mi necesidad.

Era un hecho. La puerta que todos creían abierta, finalmente se cerraba. Íbamos a ser sólo 3.

No voy a mentir, me sentí egoísta y juzgada. Por momentos la opinión ajena y la presión del entorno se volvieron abrumadores, pero cuando logré alejarme de mi frustración pude conectarme con mi verdadero deseo.

Y después de mucho resonar dentro mío, un día dejé de ponerme triste pensando que cuando me muera ella cargaría con todo sola, de que no tenga un confidente, de que la privaba del mejor regalo, de que en que en algún momento ella me lo iba a reprochar. Simplemente entendí que no quería otro hijo, porque no estoy dispuesta a sacrificar el nivel de entrega que pongo día a día en mi maternidad, ni quiero repartir la atención que hoy tiene la persona más importante de mi vida.

Yo estoy segura, pero me siguen juzgando. “No debés querer tener hijos porque la maternidad te costó” y sí, me costó más de lo que imaginé, pero hoy siento la plenitud más inmensa que jamás imaginé y eso para mi es suficiente.

No quiero tener más hijos por muchas razones que me gustaría en algún momento dejar de enumerar, porque no debería importarle a nadie más que a mi pareja y a mi.

Lo repito como un mantra: Haga lo que haga, siempre estará mal para alguien. Por eso hoy elijo hacer lo que está bien para mi.

Si me disculpan, quiero ser yo la que elija cuántos hijos deseo tener.

Fuente: Victoria Pardo, psicóloga y co- creadora de @mami.tasking

Más información en parati.com.ar

 

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