La noticia de la venta de la mansión de Juana Viale en San Isidro por 950 mil dólares generó un alto impacto debido a lo que la decisión implica en la vida de la nieta de Mirtha Legrand que tenía un fuerte arraigo por esa propiedad a la que le puso su estilo en cada uno de los rincones.
Si bien hay muchos elementos que son realmente significantes, hay un objeto deco que parece ser el fetiche de la actriz: se trata de una alfombra kilim. Y no es una, ¡son varias! De acuerdo a lo que se puede ver en las imágenes de la inmobiliaria que puso la casa a la venta, están presentes en casi todos los ambientes.
Hay una muy grande en la sala de estar, otra debajo de la mesa de la cocina, una en la zona del living de la galería, también en la habitación y en el vestidor. Con distintos tipos de estampados, todas tienen en común a las tonalidades rojizas.
La historia de las alfombras kilim
Los kilims surgieron hace unos tres mil años: se usaron para colocar en los suelos y facilitar el paso y también para colgar en las paredes buscando un efecto térmico para proteger las viviendas del frío o del calor.
La palabra turca significa “que no mezcla colores”, aunque en otros sectores del Oriente se las llama gilim, término que hace referencia al tipo de tejido usado y a la técnica empleada para su fabricación. Las características principales del estilo radican en que siempre las variantes presentan formas geométricas.
Hay tres variedades muy fáciles de identificar
El Kilim Afgano o Kilim: Se teje con lana pura de cabra y oveja. Tiene dibujos de cenefas geométricas y suelen ser más gruesos y grandes, por lo que son muy resistentes al tránsito.
Kilims Persas: Son un poco más delicados ya que tienden a emplear el blanco para generar contraste con los demás colores.
Kilims Turcos: Se pueden encontrar de lana y algodón. Siempre llaman la atención por sus vivos colores y sus diseños geométricos, en los que suele aparecer el tradicional elibelinde, un símbolo de fertilidad.