Resulta difícil de creer en la actualidad. Pero el motivo por el que jamás se difundieron fotos de los cuatro embarazos de la reina Isabel tiene que ver con creencias y protocolos que regían décadas atrás, que le prohibían hacer apariciones públicas durante sus embarazos.
Al aparecer, en aquellas décadas del 40, del 50 y del 60 (durante las que transcurrieron los embarazos de la monarca) el estado de gestación podía provocar opiniones adversas que cuestionaran su capacidad de liderazgo.
Todas las fotos se realizaron una vez que nacieron los bebés. Lo cierto es que en aquel entonces la maternidad era considerada propia de las mujeres y no una labor de líderes.
Lo que era una etapa hermosa para la Reina como mujer y futura madre, significó estar resguardada en uno de sus castillos, sin cumplir con compromisos reales ni apariciones públicas, en compañía de su esposo, Felipe de Edimburgo.