Cuatro años y más de 63 millones de euros llevó la remodelación del palacio de Huis ten Bosch, donde actualmente viven Máxima, Guillermo y sus hijas. Las obras comenzaron en 2014 y terminaron a fines de 2018, momento en que la familia real de los Países Bajos hizo su mudanza.
Este palacio fue construido en 1645 por pedido de la reina Isabel de Bohemia. Muchos ambientes fueron conservados pero restaurados; y algunas habitaciones fueron redecoradas con un toque más moderno.
El vestíbulo en lugar de una araña imponente tiene una escultural luminaria de luces LED, obra del Studio Drift.
Pero sin duda una de las proezas de Máxima en esta remodelación ha sido el llamado Salón del ADN. Conocido originariamente como “Salón Verde” por la seda de este color que recubría las paredes, ha sido reformado por el artista holandés Jacob van der Beugel, que mantuvo el mobiliario original, pero le sumó el pedido de Máxima: que las paredes llevaran la secuencia del ADN de los reyes. Así, 60 mil piedrecitas amarillas son la huella genética de ellos. En la obra también participó el genetista holandés Hans Clevers.
El Salón Azul ya no tiene el terciopelo de ese color que cubría las paredes. Fue remodelado por Maurice Scheltens y Liesbeth Abbenes, y es como una especie de museo. En las paredes están pintados el manto que llevó el rey Guillermo Alejandro I en la ceremonia de su coronación, un par de patines de hielo, un acordeón, una naranja aludiendo al apellido Orange, y la mascota de la familia.
La oficina de Máxima combina diseño moderno, como la lámpara que cuelga del techo o la obra de arte contemporánea que adorna la chimenea, con otros más tradicionales, como las distintas piezas de cerámica de Delft que aparecen sobre la mesa circular y el viejo armario del fondo.
La oficina de Guillermo está pegada al Salón del ADN, y también tiene detalles de diseño contemporáneo.
La biblioteca se destaca por el color azul Francia y el mural botánico en una de las paredes. Tiene un luminaria de leds para darle un aire más moderno. Está ubicada al lado de la oficina de Máxima y los murales tropicales marcan la continuidad de los ambientes.
Hay retratos familiares y del resto de la Familia Real con sus correspondientes firmas, un guiño a parte de su familia. Además de antepasados grabados en pinturas, verdaderas obras de arte.
Dorado y negro son los dos colores predominantes en la Sala China (Witte Eetzaal) que cuenta con una enorme chimenea y candelabros.
El comedor es de color blanco pero tiene figuras grabadas en el techo.
El palacio también tiene una sala japonesa, con motivos orientales y detalles en azul.
Los ambientes son uno más impactante que el otro. Durante la pandemia, los reyes dejaron ver algunos detalles de su hogar.