Este 9 de noviembre llega a Netflix la esperada temporada 5 de The Crown, que narrará la vida de la Familia Real británica en la década de los noventa. Desde Para Ti tuvimos la posibilidad de ser parte en una conferencia exclusiva con Cate Hall (Diseñadora de Maquillaje y Peinado) y a Amy Roberts (Diseñadora de Vestuario), Sidonie Roberts (Vestuarista Asociada) para meternos de lleno en esta super producción.
La serie abarca un período polémico y oscuro de los Windsor, con un alto grado de conflicto en los aspectos personales: separaciones, enfrentamientos y un duro cuestionamiento de la figura de la Reina desde el propio seno de la familia.
Los escándalos envolvían una y otra vez a los hijos de la reina Isabel II (y la prensa se hacía eco de cada detalle), mientras quedaba cada vez más en evidencia que los cambios que ocurrían en la sociedad traspasaban las puertas del Palacio, donde se plantaba una férrea resistencia por parte de la Monarca.
Amy Roberts, Sidonie Roberts y Cate Hall trabajaron largos meses para darle vida a los nuevos personajes de la serie.
El vestuario de la reina Isabel II en la década del 90
Uno de los desafíos más complejos, sin duda, fue recrear el beauty look de la reina. "En los 90 nos encontramos con una reina de mediana edad, madura (tenía 65 años en esa época) los colores cambiaron con respecto a las temporadas anteriores, nos volcamos más hacia los tonos intensos, en bloque, cambiando también los patrones con respecto a temporadas anteriores", explica Amy Roberts.
Buscando reflejar mediante la elección de los colores del vestuario el ambiente de estas épocas turbulentas por las que atraviesa la monarca, Roberts explica: "La quinta temporada que refleja una época más melancólica de los miembros de la realeza británica, con asuntos de familia pesados que resolver, separaciones, divorcios, hay mucho en su vida... no es más la "familia feliz".
Para la rutina beauty de la Diana de ficción se usaron productos actuales similares a los de la época
La rutina de belleza de Diana está muy bien documentada, incluso se sabe qué productos usaba, tanto para cuidar su piel como para maquillarse. Ante la consulta de si utilizaron algún producto en particular de los que ella solía elegir o si replicaron técnicas de aquellos años, Cate Hall comenta: "No usamos nada de aquellos años, las cosas cambiaron mucho. Lo que hicimos fue una interpretación de lo que se hacía en aquel momento, usando los productos de los que disponemos actualmente, que tienen mejores componentes y fórmulas más nobles. Quisimos recrear un personaje vivo, creíble, usamos productos que nos permitieran recrear para la pantalla su tipo de belleza. ¡Creo que ella habría amado usar estos nuevos productos!"
Los actores pasan horas trabajando junto a los técnicos y artistas en las caracterizaciones, y esto no fue la excepción en The Crown. "El maquillaje es un proceso muy largo, dura meses, y se va haciendo por etapas. Los actores se comprometen desde el primer momento con esto", explica Cate Hall.
"El armado y peinado de una peluca lleva muchas horas de trabajo. La apariencia final llega como resultado del trabajo de los diferentes departamentos, así que desde mi punto de vista, no hay como una revelación, sino un trabajo gradual que va progresando muy de a poco", sigue diciendo.
El resultado es el mejor porque hay trabajo de equipo
"Yo lo comparo con una pintura, que lleva tiempo, confianza, compromiso... los actores necesitan saber a dónde vamos también... y también tienen una participación activa en ese proceso, es un gran compromiso entre las dos partes", explica Sidonie Roberts.
"Quizás cuando todos se reúnen en el set es cuando se puede apreciar la combinación de todos los trabajos en conjunto... cuando vez todo eso funcionando es como un alivio colectivo de lo que cada departamento hizo por separado", añade.
Cómo es trabajar con nuevos actores y recrear los mismos personajes
"En particular no lo veo como un desafío, creo que es emocionante trabajar con una nueva persona, un nuevo actor, que trae cosas increíbles, es algo maravilloso", comenta Amy Roberts.
Y Cate Hall añade sobre el punto: "Es un trabajo único en este sentido... cada uno viene con su energía".
A lo cual Amy Roberts responde: "Uno siente que trabaja en colaboración con los demás, estamos todos juntos en esto y trabajamos para tener los mejores resultados finales. Es trabajar juntos y pongo énfasis en eso, ¿No, Cate?"
"Yo diría que somos como un grupo de escultores que tratamos de hacer esta obra tridimensional viviente. Y desde mi punto de vista diría que es una oportunidad, no un desafío, en el sentido de que hemos aprendido tanto en cada temporada-responde Hall-. Cada temporada es un nuevo comienzo y te volvés a enamorar del trabajo, y aprendemos tanto de estos personajes. Helena Bonam Carter me dijo una vez, aludiendo a que tiene una contextura diferente de las actrices que antes interpretaron su papel, que tenía que soltar eso porque estaba conviviendo con dos fantasmas. Si pensás en todos los personajes de la temporada cuatro, pero estamos en la quinta, nos estaríamos confundiendo. Si dejáramos que nos condicionen Emma Corrin, Olivia Colman, Claire Foy y la Reina. Tenés que tener una visión diferente. Yo siempre me baso, por ejemplo, en la Reina o en Diana".
Captar y transmitir la esencia del personaje
Las especialistas hacen énfasis en que no se trata de copiar al detalle, sino en hacerlo creíble para la audiencia: todos saben que es una ficción, pero hay que alimentar esa fantasía con los detalles esenciales.
"En nuestro caso, hacemos todo lo que esté a nuestro alcance para que no se note -por ejemplo- que los actores usan pelucas, de aportarle la mayor cuota de realismo a la imagen y de incluir la parte necesaria del actor... Es decir, Elizabeth Debicki no es la princesa Diana pero en determinados momentos se te paraliza el corazón cuando ves flashes en los que está perfectamente reflejada", detalla Cate Hall.
"Pero lo cierto es que lucen como dos mujeres completamente diferentes. Estamos tratando de crear un tipo de estructura que haga creíble al personaje... me enfoco en el marco, la silueta, dejando a la audiencia que complete los espacios en blanco, que les permita comprometerse con el personaje, con la historia que cuenta. No es necesario ver a un actor usando una prótesis en la nariz para resulte creíble su papel".
La modernidad de Diana versus la estética oficialista de las demás royals
"Estamos en un período muy accesible en cuanto a los outfits de Diana y podés acceder a piezas inmaculadas de aquella época. Igual eso depende mucho del guión porque creo que hay looks de Diana que son muy conocidos y esos los recreamos. Pero también están los que se usaron para reflejar esos momentos íntimos... como los de las escenas en el Palacio de Kensington", explica Sidonie Roberts.
Por otro lado, "en la Reina, o las princesas Margarita y Ana hay un control, mesura, una estética oficial que se mezclan dentro de esos sets asombrosos y su ambientación, los colores... Podés hacer funcionar todo de una manera muy interesante, con el trabajo que hacen los ambientadores. Creo que eso es algo muy lindo que tiene trabajar en The Crown", añade Amy Roberts.
Las transformaciones más desafiantes
Cate Hall confiesa: ¡Siento que estaba en el Paraíso de las pelucas!... Las transformaciones fueron increíbles. Ver a Johhny Lee Miller transformarse en un hombre de mediana edad con ese look nerd de los 90 tan preciso, fue increíble (n. de R: Interpreta el ex primer ministro John Major). Y creo que Olivia Williams como Camilla (Parker Bowles) ¡Fue una satisfacción!".
Amy Roberts, por su parte, prefiere mantener el detalle bajo reserva: "No quiero ser demasiado reveladora en cómo se lograron ciertas cosas para añadirle una cuota de misterio".
"Cada episodio tiene una esencia de color que se combina con la atmósfera de lo que le ocurre a la Reina", agrega Cate Hall (Diseñadora de Maquillaje y Peinado). Y Amy Roberts aporta: "La paleta de colores de The Crown es tan pensada, nada en las telas de los vestuarios ni de los set ha sido puesto al azar, todo tiene que ver con recrear cada atmósfera de lo que les pasa a los personajes".
El gran desafío: "el vestido de la venganza"
"Crear una prenda tan emblemática es un trabajo que, en un punto, nos limita en el sentido de que no pone tanto a prueba nuestra creatividad, porque hay una gran expectativa de cómo debe ser. Se vuelve de gran interés para la audiencia, entendemos. Sabemos que cuenta una parte crucial de la historia de Diana. A la vez es difícil porque hay que darle la forma ideal y que el diseño le calce perfecto al cuerpo a Elizabeth (Debicki), no a Diana, porque tienen diferentes fisonomías", explica Amy Roberts cuando se le preguntó por el famoso "vestido de la venganza".
La historia del vestido es así: la noche que Diana estaba invitada a la fiesta que el verano de 1994 Vanity Fair dio en la Serpentine Gallery de Londres coincidió con la emisión del programa en el que el príncipe Carlos confesaba su aventura con Camilla.
Paul Burrel, el antiguo mayordomo de la princesa, fue entonces a su placard y encontró un vestido de Christina Stambolian que Diana se había hacía comprado tres años. Y le dijo: "Probátelo". A la princesa, sin embargo, le pareció demasiado atrevido y sexy, pero decidió ponerse ese diseño de Christina Stambolian. El diseño tenía un pronunciado escote corazón y una larga cola negra. Lo completó con unos tacos de seda de Manolo Blahnik, medias negras transparentes y un collar de gargantilla.
En términos de la historia, "hasta ese punto nunca habíamos usado el negro (salvo para un funeral o luto), porque el 'vestido de la venganza' es 'el' little black dress. Es simbólico en el momento en el que elige usarlo y es como la muerte de su matrimonio, se muda del Palacio para su renacimiento como una mujer independiente, alguien que encuentra su propia voz, que se vuelve un ícono de la moda legendario a su manera".
Sidonie Roberts agrega: "Para ser muy respetuosa del diseño original... pasa lo mismo con el vestido de novia de la temporada anterior, nos honra tener que recrearlos porque son icónicos y magníficos por una razón, reflejan momentos históricos".
"Son momentos icónicos, que se conocen al detalle. Diana no era una joven debutante, frágil, sino una mujer que reclamaba por su espacio, que dijo: 'Esperen un poco. Yo tengo una voz y puedo hacer esto, usar este corte de pelo'. Y recrearlo en una peluca es técnicamente algo que requiere una gran precisión", señala Cate Hall.
"Elizabeth es más pálida que Diana, que solía estar más bronceada, tratar de recrear con el maquillaje esa Diana que recordamos, y creo que todos lo hacemos. Es una gran presión pero, a la vez, confío en el proceso en el que creamos los lineamientos creativos para recrear a cada personaje. Son como highlights, como esos momentos destacados en los que podemos ver cuán logrado está lo que nos propusimos hacer", cierra Hall.