Florencia Bonelli: "Mis heroínas hacen todo bien: yo soy un desastre"
 

Florencia Bonelli: "Mis heroínas hacen todo bien: yo soy un desastre"

florencia Bonelli
Una entrevista exclusiva con la consagrada autora argentina, que está por lanzar la segunda parte de la saga La casa Neville y que se presentará en la Feria del Libro. Florencia Bonelli, íntima.
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Florencia Bonelli está por lanzar la segunda parte de su saga La casa Neville: el 29 de mayo llega No quieras nada vil, después del suceso de La formidable señorita Manon.

Mientras tanto, palpita su presentación en La Feria del Libro de Buenos Aires, que será el sábado 4 de mayo. A partir de las 14:30 en Sala José Hernández, la autora cordobesa estará presentando sus libros y firmando ejemplares en el stand de editorial Planeta. Y se encontrará con "las chicas", sus lectoras, a quienes llama así cariñosamente.

En una charla íntima (de casi una hora), entramos un poco en el mundo de Florencia Bonelli, la bestseller argentina que compartió su sentir en este momento de su carrera. Que expresó cómo es el vínculo con sus lectoras y qué generan en ella a la hora de escribir.

Pero que, además, se explayó sobre la astrología, que se cruzó en su vida hace algunos años para "despertarla del coma 4" y permitirle percibir el mundo, los vínculos y hasta el sentido de la vida, de una manera completamente diferente.

¿Qué sensaciones te atraviesan ante el inminente lanzamiento de la segunda parte de la última saga que escribiste?

-Es increíble, pero ya he publicado tantos libros ¡y siempre es novedoso lo que siento! No importa que lo haya pasado ya veinte veces... siempre sacar un libro nuevo es una recarga energética. Con todo el amor que genera en mis lectora, el amor que yo le puse el libro.

Es la alegría de saber que me voy a encontrar con ellas ahora, en la Feria del Libro (también voy a estar en Córdoba, Tucumán y Mar del Plata). 'Me voy a encontrar con esta lectora, que la quiero conocer porque me contó una historia de vida muy dura'. Hay un momento muy humano, muy emotivo y que se renueva: nunca se vuelve viejo.

Quizás es porque cada vez lo vivenciás desde un lugar distinto ¿no?

-Puede ser. Siempre lo vivencié desde el agradecimiento a las lectoras, es una constante. Por el esfuerzo que hacen... ahora, ¡ni te digo, con lo que cuestan las cosas! Y, a medida que uno va haciéndose viejo -y más sabio- aprendiendo cada vez más. Cada vez con menos estrés, así que es un momento muy lindo.

Cada cada libro que ponés en el mundo ¿te genera algo diferente?

-Sí, cada libro es completamente distinto. Es una sensación única poner la palabra 'fin'. Que también se repite y es siempre maravillosa, pero sí, porque los personajes son distintos.

"Entonces pienso: '¿Cómo van a recibir en este libro? ¿Qué les pasará con esto?' No es lo mismo publicar la tía Cósima que publicar una historia como la de Diana, donde teníamos la guerra de Bosnia, con los abusos sexuales... ¿Les va a gustar eso? Porque estoy muy dura en esa novela. '¿Les gustará la tía, que tiene un tono un poco más ligero?' Porque, justamente, lo escribí después de ese libro. Necesitaba hacer un poco de catarsis, entonces escribí un libro profundo, pero también con menos personajes y mi duda era si les iba a gustar ese registro.

¿Solés escribir de acuerdo a las emociones que estás atravesando en ese momento?

-No.. la tía Cósima nació como un relato corto que empecé a escribir para hacer un descanso, no de la escritura, sino de la investigación. Pero después se convirtió en una novela, ¡Porque yo síntesis no poseo!

Lo escribí como para drenar esta cosa que me había producido investigar la guerra de Bosnia, que fue duro... Mirá que yo había investigado para Congo, para Gaza y me habían también dejado nocaut, pero esta (pone énfasis). Quizá porque Yugoslavia era un país muy parecido al nuestro. A Diana la hice nacer en el 71, igual que yo. Ella era una chica normal, común y corriente, que iba al colegio. Y, de repente, un día su país entró en llamas. Porque Gaza y Congo hace 70 años son zonas en conflicto.

No obstante, la autora aclara que "es muy difícil que el libro no tenga de una... porque el libro es parte de mí, nace de mis entrañas. Yo siempre digo que escribo con las tripas. Es muy difícil que el libro no revele algo de lo que yo estoy pasando y sintiendo en ese momento".

"Aunque quiera hacerme la muy profesional... decirte que 'no' pero, seguramente, si lo leo, pueda reconocer algo de lo que estoy viviendo. Pero ¡son tan distintas a mí las protagonistas! En un punto me doy cuenta de que estoy contando otra cosa, nada que ver conmigo..."

¿Y eso se puede? Desde el lugar histórico, claramente, pero desde cómo reaccionaría parece un ejercicio bastante complejo...

-Lo que hacen ellas, generalmente, ¡está muy bien! (bromea) y lo que hago yo... está muy mal. Así que yo siempre digo que me gustaría ser como ellas. Quizá tengo mucha conciencia de lo que está bien y de lo que no está bien, entonces siempre les hago hacer lo que está bien, desde mi humilde punto de vista.

"Después, en la vida real, ¡se me va todo! Y me digo 'debería haber hecho como hizo Melody, debería haber hecho como hizo Manón en esta circunstancia'. Y no lo estoy haciendo... Creo que son un ideal un ideal para mí".

Florencia Bonelli y sus lectoras: una relación de puro amor

Y, una vez que el libro salió la vida, ¿en qué momento decís "salió bien"?

-Cuando empiezo a recibir el feedback, la retroalimentación de las lectoras. Ya hay una cierta seguridad. Cuando yo lo leo el libro y me atrapa, eso es un indicador muy importante. Porque, como siempre digo, soy lectora antes que escritora. Entonces sé muy bien cuando una trama me atrapa o cuando me resulta pesada.

"Pero, bueno, son miles de lectoras y cada una con sus gustos. Entonces, hasta que no viene el feedback, estás ahí esperando que te digan qué les pareció. Después, enseguida empiezo a investigar para el próximo libro, entonces ¡me ocupo en otras cosas para no obsesionarme tanto! Lo suelto (porque soy muy controladora) que lo protejan las energías del universo y que vaya y haga su trabajo".

"Cuando me siento a escribir, siempre yo rezo y digo: 'Haceme escribir un libro que haga felices a las chicas', no pido otra cosa. Porque a mí los libros me hacen feliz y quiero devolver eso que los libros me dieron a mí. Tantos autores, leo desde muy chiquita, los libros siempre fueron felicidad".

florencia bonelli

Debe ser bastante movilizador el encuentro con las lectoras...

-A mí me dice "Flor". Eso son mis lectoras, a muchas de ellas las conozco. Ojalá pudiera conocerlas a todas. Con algunas hemos hecho mucha amistad. Me cuentan historias muy fuertes, como que les resulta fácil. Para mí, eso es un honor.

"Quizás lo siento como un feedback. Creo que dicen 'si le hizo pasar estas cosas a sus personajes, me va a entender'. Entonces, vienen y me lo cuentan. He aprendido tanto escuchándolas y viéndolas. Incluso, las que me escriben para decirme que algo no les gustó. Yo aprendo con todo, ¡es un gran ejercicio para el ego!"

¿Cómo lidiás con todo ese caudal de energía?

-Siendo muy consciente del ego. Tenés que tenerlo ahí, a raya. Si vos no sos consciente de que el ego te está dominando, se puede llegar a armar una gran catástrofe. Dios te dio la oportunidad de escribir los libros, llegan a las lectoras, tocan su corazón. Eso es un regalo que te dio la vida: no hay ningún mérito. Nada de lo que me vuelve de las lectoras es algo que yo deliberadamente hice.

"Siempre digo que yo me siento escribir porque soy una gran egoísta. Porque ¡amo escribir! Recién te dije, yo me siento escribir para que ella sean felices. Pero, recién ahora, después de varios libros. Cuando me senté escribir mi primer libro, lo hice porque me salía por los poros. A los 27 años, cuando empecé a escribir, dije, 'yo quiero escribir historia porque a mí me inspira un libro', que fue un antes y un después, me generó algo".

"Dije: 'yo quiero escribir libros que generen en otros lo que este libro generó en el mundo'. Eso sí lo tenía bastante claro. Pero no era tan tan profundo como lo que puedo llegar a sentir ahora, a los 53 años".

"Todo lo que me devuelven, es un regalo. No es mérito, no me doy el crédito. Eso es un trabajo muy profundo del ego. Creo que no hay nada más destructivo en un ser humano que el ego desmedido. Y el ego, siempre digo, es una construcción del miedo. Miedo a no encajar, a no llegar, a no cumplir, a que no me miren. El miedo, que es con lo que nos dominan, en las redes se ve mucho".

"Deberían enseñar astrología en las escuelas para conocernos a nosotros mismos"

¿Creés que escribiendo te conociste más a vos misma?

-No, yo me conocí más a mí misma gracias al descubrimiento de la astrología. Una vez entendiste la astrología como lenguaje sagrado, ya está. Te abre una puerta hacia los misterios. Ahí vas a descubrir quién sos realmente. Y, cuando te pasa eso, lo material no tiene ninguna chance de controlar nada.

"Cuando entendés la astrología, empezás a abrir otras puertas. Y todo te resulta poco, entonces empezás a investigar otras cosas y a descubrir la dimensión divina del ser humano. Deberían enseñar Astrología en las escuelas para conocernos a nosotros mismos".

¿Cuál sería, para vos, la puerta correcta por la cual entrar a la astrología?

-Hacerte la carta natal con un buen astrólogo. Era consultada por las mentes más brillantes de la historia: los griegos, los sumerios, ¡todos! John Dee era un gran matemático, conocedor de la astrología: fue el astrólogo de la reina Isabel I toda su vida. Ella no movía un dedo si él no le decía cómo estaban los planetas. Y fue ella la que, en el Renacimiento, inició un proceso que hizo que Inglaterra se transformara en la potencia que fue a finales del siglo XIX, principio del siglo XX. Fue una mujer brillante.

"Tu carta natal no es, ni más ni menos, que lo que sos vos y tu misión. Con la astrología entrás a un mundo, que se empieza a abrir... ¡Qué ciega, dormida, en coma cuatro que estaba!

¿Qué te hace decidir un tiempo histórico en donde situar tus historias?

-Eso es algo casi místico, cómo te vienen algunas cosas. Los nombres, los lugares, me pregunto a veces por qué elegí tal época y, a veces, no lo puedo responder. Incluso, cuando escribo un diálogo, ¡los personajes hacen lo que quieren! Sinceramente, soy como una especie de medium. Creo que tengo un canal abierto y cuando digo que escribo con las tripas, es porque me doy cuenta que mucho me lo susurra alguien.

¿Cómo te interpela la inteligencia artificial?

-A ver, yo tengo una una cosa en claro. Nosotros somos criaturas divinas. Lo que nos anima es misterioso, no es de este mundo. Sí, la inteligencia artificial puede ser muy útil. Sí, buenísimo, pero que nos quieran hacer creer que eso va a ser lo que va a dominar (responde con escepticismo).

Un mundo materialista que puso en crisis los vínculos

¿Escribirías ciencia ficción?

-No, no tengo esa esa veta en mí, soy muy taurina. Tauro es la tierra y lo real. Pan y vino. Somos muy materialistas. Por eso nos gusta comer, vivir bien, somos como somos los sibaritas, o sea, Tauro tiene que tener un equilibrio porque el materialismo de Tauro es real.

"Estamos en un momento histórico donde lo material es rey, lo ves en las redes sociales. En una sociedad muy materialista, se dificulta un vínculo sincero, sano, honesto de cualquier tipo: pareja, hermano, amigos".

"Y es más difícil porque lo material te vuelve muy egoísta, egocéntrico. Te dice: 'Vos preocupate por vos por tu vida, tenés una sola vida'... ¡Ojo! Aquí tenemos miles y miles de vidas. El espíritu es siempre inmortal".

"Si bien estamos en un momento complicado porque hay una exacerbación de lo material, es también parte de la evolución humana. Si no llegamos al fondo, no vamos a poder pegar el salto después".

"Lo material te dice que tenés que hacer todo para vos. Acumular, poseer, ser lindo, ser exitoso... Parecer, te diría, ese el verbo que deberíamos utilizar. Entonces, sí hay una crisis en los vínculos bastante importante".

Por otro lado, "es mucho más interesante porque, entonces, se puede trabajar ahí. Y el ser humano, como es un ser divino, finalmente, cuando vaya (aunque esté en un nivel de materialismo que lo tiene segmentado, de algún modo, con el amor verdadero), se va a dar cuenta de que hay algo más".

"Y ver ese despertar en la gente ¡a mí me encanta! Porque ahí te das cuenta. Y, si somos somos criaturas divinas, nada de inteligencia artificial y material y más nada. Pero no todo el mundo se dio cuenta, todavía. Cada uno se da cuenta a su tiempo y hay que respetarlo. Eso es parte del amor, definiéndolo como ese deseo del bien del otro."

"La mujer no era la sumisa que nos hicieron creer"

Tomando las figuras femeninas heroicas de tus historias nos preguntábamos si tal vez, es una forma de reinvidicar la voz de las mujeres que hicieron historia...

-Bueno, la historia la cuentan los hombres. La historia está llena de mujeres que hicieron cosas que uno no puede creer. Juana de Arco, Catalina de Siena: prácticamente, definió un montón de cuestiones políticas, en su momento.

"No es que la mujer era pobre una sumisa. Pero hubo un momento, un gran cambio que no se sabe bien qué pasó, mil años atrás, en donde el hombre pasa a ser más protagonista y por eso tenemos el mundo que tenemos, lleno de guerra".

"La mujer no era la sumisa que nos hicieron creer. Había mujeres que tenían poder, fuerza y eran respetadas. Catalina de Siena, por ejemplo, le escribía al Papa, diciéndole de todo y el Papa leía la carta, la escuchaba y le respondía ¡y hacía lo que ella decía!"

"Cleopatra fue una reina tan monumental, que hubo que destruirla (Octavio que después pasa a ser Augusto, emperador de Roma ¡la destruyó porque era potentísima!"

"Para La casa Neville me inspiré en una banquera del Renacimiento, o sea del siglo XVI. Como era judía, era perseguida, entonces vivía escapando. Primero, de Portugal. Después, de Amberes y se fue a vivir a Venecia. Ella era viuda y se hacía cargo de su hermana menor, de sus hijos. Pero, mientras escapaba, iba acrecentando su fortuna ¡porque la sabía invertir!"

"Como judía, la recibe con los brazos abiertos el emperador del Imperio Otomano, que era musulmán. Porque, en aquella época, los musulmanes eran sumamente abiertos y una religión muy tolerante... nada que ver con el cristianismo. De hecho el cristianismo era el que la perseguía. Entonces me dio muchas ganas de crear un personaje así, una banquera".

"Creo que las mujeres somos más fuertes porque hemos tenido más cosas en contra, y hemos llegado hasta aquí. Además, ¡me parece mucho más divertido!"

Fotos: IG @flor_bonelli_escritora

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